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Aglaia Berlutti: Crear en condiciones adversas (Parte 2)

Aglaia Berlutti: Crear en condiciones adversas (Parte 2)

Esta es la continuación y segunda parte de la entrevista a Aglaia Berlutti. Ella nos ha venido contando cuál es su papel como escritora venezolana y los temas sobre los que se inspira en su proceso creativo. En esta ocasión nos hablará sobre su Ted Talk, la crítica de cine que ejerce y sus figuras de inspiración.

En la Ted Talk que tienes en YouTube llamada Vencer el miedo y crear en condiciones adversas, hay algo que llamó mi atención: Dijiste «mi cuerpo es una zona de seguridad»; esto lo mencionas en el contexto de la fotografía y el miedo. Quisiera que me hablaras un poco de eso.

Vencer el miedo y convertir tu cuerpo en una zona de seguridad es simplemente romper la presión estética que te lleva a todas partes y que -de hecho- siempre implica e incide en lo que haces. Venezuela es un país vanidoso o lo fuimos en alguna oportunidad (aunque creo que eso está cambiando debido a las condiciones económicas y sociales). El hecho es que la belleza es un sinónimo de éxito, pero es una belleza estandarizada (y esto ocurre en todos los países del mundo, solo que en este y en Latinoamérica la presión es mucho más fuerte).

Cuando hablo de crear un espacio de seguridad con tu cuerpo lo que estoy intentando es que el cuerpo no solamente sea un lugar de batalla (que hay que adelgazar, ponerse más fuerte, más bella o ir la peluquería) sino que es -también- un lugar de diálogo contigo misma. Yo, por ejemplo, utilizo mi cuerpo como lienzo de arte. De hecho, soy autorretratista y mi trabajo se basa en eso.

He aprendido a crear, construir, elaborar, sostener y pensar sobre lo que somos y hacia dónde nos dirigimos. El cuerpo es el mapa de todas las cosas que has vivido. Lo que pasa es que no lo vemos así.

Nosotros tenemos en la escuela de fotografía en la que yo trabajo una materia que se llama autodesnudo, que es parte de un taller de autoexploración sobre todos los cánones de belleza y hacia dónde te pueden presionar y qué es lo que te pueden mostrar cuando entiendes por qué te maltratas.

Cuando te paras frente a un espejo y usas expresiones como «estoy gordísima y feísima» usas autoagresiones y críticas violentas que son una forma inquietante de hacerte daño a un nivel que dificilmente puedes controlar si llevas cierto tiempo practicándolo; eso puede tener millones de orígenes: como un espacio doméstico muy autocrítico, bullyng u otros. Ahora, yo promuevo que se entienda al cuerpo como -además del sustento orgánico de tu mente- un espacio para crear, para sentir placer y alegría.

He leído varias de tus críticas de cine, y en ellas veo -además de un análisis agudo sobre las películas- que muestras parte de ti; dejándote ver como alguien que siente a través de la película como mujer, crítica de cine y también como Aglaia.

Lo que ocurre es que la crítica de cine puede ser tanto académica como personal. Yo procuro combinar ambas formas, aún cuando no me paguen por dar mi opinión ni tampoco por saber cómo fue mi experiencia; entendiendo que las experiencias del arte casi siempre son subjetivas y absolutamente personales.

Yo procuro que quien me lea esté consciente de que la persona que escribió esa crítica es amante del cine. La crítica debe reflejar que no solamente soy un observador frío, sino que también estoy involucrada con ese proceso emocional que es toda película y que es todo libro.

Hay algo profundamente bello y poderoso en toda obra de arte: es capaz de dialogar contigo además de despertarte emociones y pensamientos.

Uno de mis trabajos es escuchar soundtracks de películas, de mis favoritos. Me alegro (cuando estoy deprimida) y subo el ánimo al escuchar, por ejemplo, el de Indiana Jones, el de ET el extraterrestre. Eso quiere decir que mi vinculación con el cine es personal.

La experiencia del cine no es para el crítico y por eso digo que respeto mucho al espectador (es algo con lo que mis editores no suelen estar de acuerdo, pero yo sí creo que no debe interesar lo que dice el crítico, sino a la audiencia).

Un crítico puede decirte qué funciona mal o qué funciona bien en una película y eso puede ayudarte a entender mejor por qué te gustó menos o más, pero esas obras persiguen un objetivo: sea que te gusten o las odies, te conmuevan o te incomoden. Entonces, esa relación emocional con un producto artístico tiene que involucrar a la persona que te lo está contando.

Creo que lo que te debe ofrecer un crítico es en esencia una conversación autorizada por la academia sobre la idea de las películas como parte de tu vida y de algo mucho más grande.

¿Quién ha sido la mayor influencia y motivo de inspiración para ti?

A mí me educaron grandes mujeres. Además de las cercanas (mi abuela, mi mamá y mis tías), también lo hicieron grandes escritoras. Desde pequeña soy gran lectora, también hija única. Me crié en una casa con una biblioteca grande, a la que yo tenía acceso irrestricto. Eso implica que yo leí mucho de los grandes clásicos sin saber que lo eran ni tampoco entendiendo el nivel de importancia que podía tener, por ejemplo, Anna Karenina o Madame Bovary. Esa gran cantidad de cosas que me pasaron en la infancia las agradezco ahora.

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Aglaia Berlutti

Hay un tema sobre leer que establece una relación de amor con los libros. Podría contarte qué he estado leyendo en cada momento de mi vida y qué tan importantes han sido los libros en todos ellos. Y lo digo así ya que antes de considerarme escritora o fotógrafa, me veo como una lectora apasionada a la que leer la hace genuinamente feliz).

Al tener esa relación tan personal con los libros, hay gente que te ha educado aunque tenga millones de años muerta; un ejemplo es John Keep, que ha sido una gran influencia durante buena parte de mi vida -aunque sea más cercana a la prosa-. Pero hay poetas que forman parte de mi mundo, este autor -por ejemplo-, en su epistolario con Fanny Brawne, ha sido para mí una forma de entender cómo las personas en otras épocas se comprendían. También Gustav Flaubert (que siempre digo que nosotros hubiésemos sido los grandes amigos porque me reconozco a la distancia en él).

Virginia Woolf es la absoluta dueña de todas las cosas que yo he podido hacer. Ella no sabe -y por supuesto nunca lo va a saber-. De ninguna forma ella jamás imaginó que una persona tan alejada de ella en un país tropical con una educación distinta a la suya, podía tener tanta incidencia en una vida como la mía. Lo que escribo se lo debo a ella. Es una persona que abrió la puerta al poderse escribir como se quiera y de la forma que aspire.

Teresa de la Parra fue la primera escritora que -digamos- de alguna forma y a la distancia me dijo «puedes escribir, hacerlo bien y desde tu país». También está Miyó Vestrini que me enseña que se puede escribir sobre temas incómodos. Doris Lessing fue la primera gran interlocutora que tuve con temas que ni sabía que existían hasta que los mencionó.

Los jungianos dicen que lo que no mencionas ni le pones nombre no existe. Creo que cada uno de mis escritores favoritos ha nombrado cosas que no sabía que estaban allí o que eran parte de mí.

Y ese ha sido el final de la segunda parte de la entrevista a Aglaia Berlutti. Si deseas continuar leyendo (que deberías porque se viene la última parte) te invitamos a leer la próxima semana la tercera parte de esta entrevista. En ella, nos habla sobre la importancia de las nuevas formas de relacionarse en las plataformas comunicacionales y su participación en ellas. También nos presenta los talleres que ofrece sobre literatura, fotografía y temas poco hablados en el país.

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