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Entrevista a Aglaia Berlutti: «¿Qué pasa con las mujeres incómodas?» (Parte 1)

Entrevista a Aglaia Berlutti: «¿Qué pasa con las mujeres incómodas?» (Parte 1)

Hace unos días tuve una conversación con mi estimada Aglaia Berlutti y yo vengo a contárselas aquí. Ella es una reconocida escritora, fotógrafa, abogada y profesora caraqueña. La conocen por sus innumerables publicaciones en distintos medios de comunicación y por su fotografía femenina, de autorretrato y oscura. Ella es autora de 2 libros y voz del feminismo para las mujeres venezolanas difundida desde una visión didáctica, pragmática y pedagógica.

Entrevista realizada el 19 de abril del 2021

¿Qué se siente ser una escritora en la Venezuela del siglo XXI?

Yo creo que ser escritora en el siglo XXI y sobre todo venezolana es una responsabilidad. No solo con lo que se quiere crear sino también con las grandes voces que te precedieron. Nosotras tenemos una larga, hermosa y potente herencia de mujeres escritoras como: Teresa de la Parra, Jacqueline Goldberg, Yolanda Pantin, Carolina Lozada y Gisela Kozak. Tenemos una amplia variedad de voces de escritoras y creadores.

En mi caso, me tomo el atrevimiento de llamarme «escritora»; y es que esto consiste en seguir ese camino que todas han planteado hasta cierto punto. Por ejemplo, Krina Ber: Ella es una mujer que no solamente no escribe en su idioma nativo, sino que lo hace sobre un país que ve desde la distancia de un observador y siempre se incluye a sí misma dentro del mapa de las cosas que ocurren siendo emigrante; esas son condiciones tan complejas que crean un tipo de discurso nuevo en Venezuela. Lo mismo ocurre con Jacqueline Goldberg, que te habla desde sus condiciones físicas, desde su particularísima visión del mundo (que es muy rica, singular y extremadamente extraña).

Hay una gran cantidad de escritoras nóveles, que están -digamos- «explorando» todas las regiones de lo que somos; entonces, ¿dónde encaja uno allí, no? Esa es la gran pregunta. Saber hacia dónde nos dirigimos.

Cuando eres escritora en Venezuela en el siglo XXI, eres responsable de cuánto y hasta dónde camina ese discurso sobre llevar lo que ya se ha construido para acercarlo a una nueva dimensión y profundizarlo, teniendo en cuenta las mujeres que vienen detrás: Todas las que están escribiendo mientras se sostienen sobre ti y te sostienen.

Esta es una pregunta que no es nueva para ti: ¿Por qué escribes sobre feminismo?

Cuando me preguntan «¿Por qué escribo sobre feminismo?» lo primero que se me ocurre es responder «porque nadie lo hace». Parece una respuesta sencilla y tópica, pero en Venezuela hay pocas voces dedicadas a analizar el feminismo más allá de lo académico.

Aglaia Berlutti

El feminismo en una época como la nuestra está sometido a grandes presiones y a análisis muy fuertes sobre su pertinencia -e incluso- sobre el hecho de su existencia. Merece ser analizado ya no solo como un fenómeno académico y un fenómeno que ocurre en las calles, (mutitudinario y político), sino también en el escenario en el que afecta e impacta tu vida. Yo escribo para las mujeres feministas que no saben que lo son. A mí me parece interesante cuando redacto un artículo y sale una buena cantidad de personas y me dicen: «a mí me ha pasado eso»; bueno, si te identificas, eres feminista -aunque no te llames como tal-.

Se ha tergiversado la idea del feminismo porque las redes sociales te dan un espacio donde debatir y llegar a extremos y crear condiciones que desvirtúan el sentido principal de un pensamiento político, que es -de hecho- el feminismo.

Yo les decía -hace poco- a mis alumnas de Narrativa Feminista que mucha gente cree que cuando yo digo que el feminismo es un pensamiento político, imaginan que está afiliado a una ideología o relacionado -necesariamente- con un partido político. En realidad, el feminismo es la capacidad de la mujer de influir en su entorno cultural y social, sabiendo que todo lo que hacemos es político.

Todo lo que nosotros hacemos, -desde que nos levantamos hasta que nos vamos a dormir-: las decisiones, especulaciones y percepciones sobre cómo somos y cómo nos comportamos en medio de las relaciones de poder en la que estamos inmersos, tienen una relación específica con el hecho de la política. Y eso no está emparentado con partidos ni con ideologías. Entonces, cuando tú explicas que una mujer no tiene la necesidad -por ejemplo- de afeitarse las axilas es un fenómeno político porque es una proclama simbólica. La gente suele entenderlo como un acto antihigiénico: como querer ser cochina o sucia. A eso yo le respondo que no y cuento la raíz del asunto. Esos procesos de explicación y debate casi no se dan en Venezuela.

Hay un tema en el país con el que el feminismo se ha visto encapsulado entre una gran discusión política -que absorbe todo- y con el hecho de que se ve como «clasista». O eres izquierdista, o eres académica (que por supuesto te pone por encima de la mujer promedio a pie). Mi pregunta es: ¿cómo se aplica el feminismo para una mujer que trabaje en una oficina? ¿Cómo se aplica para una mujer con vida doméstica, que es madre y esposa? Yo escribo para esas mujeres, las que no saben que son feministas; para las que necesitan encontrar el poder de su voz para expresar y elaborar ideas complejas sobre sí mismas.

A las mujeres se nos suele simplificar, Giorgi, a las mujeres se nos suele analizar desde la condición de ser parte de un estereotipo (la soltera, la madre, la puta, la decente, la santa). Y cuando no formas parte de ese renglón de mujeres que la sociedad te ofrece para que puedas encoger y encajar, cuando no encuentras ninguna de esas posibilidades, entonces te quedas en el «limbo de la mujer que no existe».

¿Qué pasa con las mujeres incómodas? ¿Qué con las que no se quieren casar o tener hijos? ¿Dónde dejan a las que solo quieren estudiar o con las que ansían ser exclusivamente profesoras? ¿Qué ocurre con las mujeres que no siguen la corriente y con las que no necesitan ser validadas por nadie? A ellas es que yo les doy espacio (porque nadie más se lo da).

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Eres abogada, escritora, fotógrafa, feminista y has sido publicada en 2 ocasiones. Cuéntame cómo te equilibras para ejercer todos estos oficios. También quisiera saber si tienes pensado escribir más libros.

Crear es un oficio de método. Creo que sí es posible equilibrar ser escritora, fotógrafa, lectora y participante en una serie de actividades. Eso se puede gerenciar. El problema es que nosotros estamos acostumbrados a dedicarnos única y exclusivamente a un oficio y eso nos desborda, pero con el tiempo tú puedes organizarte para construir una medida de cómo te miras y hacía dónde te diriges; cuando lo haces, encuentras algo que es sumamente interesante: el hecho de entenderte como una multiplicidad de cosas.

Yo escribo mucho en 14 medios; ¿por qué? Porque a cada cosa a la que le dedico tiempo realmente la amo. O sea, yo redacto sobre cultura pop porque adoro el tema. Es una de las cosas que más me gusta hacer. Escribo sobre feminismo porque es un ideal que construyo, porque es pensamiento político y es mi forma de colaborar con el futuro y construir el presente. También fotografío porque me autodescubro.

Mi gran forma de entenderlo es el hecho de elaborar una idea sobre lo que haces con la vida que esté relacionado con tus intereses. En la medida que coincida lo que haces con lo que te interesa, le vas a dedicar una cantidad de tiempo impresionante y no solamente por la forma en la que lo gerencias, sino también la forma en la que absorbes esa cantidad de trabajo y lo conviertes en una multiplicidad de cosas; por ejemplo, mis libros son una mezcla de cultura académica clásica con cultura pop. Es algo que he aprendido y que me permite disfrutar mi mundo interior; esto me ha beneficiado durante la pandemia porque es una forma de construcción de un espacio seguro.

Sobre escribir más libros: Sí vienen algunas sorpresitas por allí y estoy feliz por eso (lo dijo con voz muy emocionada), porque yo creo que pertenezco a una generación de escritores de ruptura que están buscando otras formas de manifestarse y reconstruir el lenguaje para crear un espacio más amplio.

En Venezuela, como en muchos otros países de América Latina, la gran cantidad de lenguajes están suscritos a la crónica, al relato no ficcional, a la cualidad real, a la literatura autobiográfica y autoreferencial. Bueno, yo estoy tratando de hacer algo distinto dedicándome a pensar en el ensayo, las distintas visiones sobre la muerte, el terror y otros tópicos que no suelen tocarse en el país.

En Círculo Amarillo, que es otra de las productoras donde yo trabajo, hemos dedicado una buena cantidad de tiempo a crear un esquema de cursos sobre temas que no se hablan en la literatura ni tampoco se hablan en el mundo académico venezolano: vampiros, brujas, mitologías de las religiones, «el camino del héroe». Toda una cantidad de percepciones de conocimiento extrapolado a dimensiones que no son usuales en Venezuela. Y es por allí que viene mi forma de hacer literatura y lo demás -que espero leas-.

Con estas 3 respuestas de Aglaia Berlutti nos quedamos hasta el siguiente artículo en el que se tocarán temas (más o menos similares), pero también distintos como la fotografía, el cuerpo, la crítica cinematográfica y los talleres que ofrece. Si quieres continuar leyendo, te invito a estar pendiente del artículo que publicaremos la próxima semana. ¡Te esperamos!

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