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La valla de Savoy: Un cartel con sabor venezolano

La valla de Savoy: Un cartel con sabor venezolano

Savoy

Durante años el paisaje caraqueño se ha adornado de numerosas vallas y carteles. El afán de las marcas por sobresalir entre otras, produjo en nuestra ciudad que decenas de azoteas, fachadas y marquesinas fueran sitio ideal para sembrar aquellos vistosos diseños publicitarios que inducían a mirarlos. Con los años algunas iban desapareciendo, al mismo tiempo que muchas otras nacían, pero algunas pocas sobrevivían al veloz ritmo del mercado.

Pero entre tantas marcas y publicidad, existen algunas que resaltan sobre otras por su manera de adherirse a la memoria de los ciudadanos. Así mismo dan color y vida a una ciudad de torres y autopistas. Cada quien tiene su favorita, puesto que hay diversidad de vallas en la ciudad. No obstante, es indudable el mérito que merece el logotipo de Savoy ubicado en Colinas de Bello Monte.

La valla más dulce de la ciudad tiene más de 60 años iluminando el cielo y casi todos los caraqueños la han visto brillar desde la azotea del edificio Pigalle, en Colinas de Bello Monte. Para muchos este recurso publicitario es un recuerdo de su niñez cuando disfrutaban una Susy, un Toronto o algún chocolate de la compañía. Pero lo cierto es, que se ha vuelto parte del mobiliario patrimonial de la ciudad.

La compañía que fuese fundada en 1941 por el venezolano Jhon Miller, junto a tres hermanos austriacos: Rodolfo, Roberto y Fernando Beer, comenzó en una pequeña casa del valle de Caracas. Los primeros productos fueron hechos con una máquina que Miller trajo de Austria, de allí en adelante la historia no se detendría. Alrededor de los años cincuenta se instalaría la estructura de hierro y latón, revestida de luces de neón, comenzaría a brillar. Gracias a su ubicación (muy cercana a la autopista) el cartel goza de vistosidad desde varios puntos, pero principalmente desde los automóviles que circulan a través del nutrido trafico caraqueño.

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La importancia de este tipo de avisos publicitarios radica en que forman parte no sólo de la memoria de una ciudad, sino de su cultura y valor. Un buen ejemplo de cómo debe ser tomado en cuenta este tipo de patrimonio es la valla publicitaria de Pepsi Cola en la ciudad de Nueva York. Casi contemporáneo a la valla Savoy, este letrero fue construido en la década de los 40 para una fábrica de la compañía y resaltaba por su vistosa tipografía e iluminación de neón. El cartel que se encuentra en las inmediaciones de Long Island y se ha convertido en un icono del distrito de Queens, ha hecho apariciones en numerosas películas, comerciales y series de la cultura popular. Afortunadamente hace unos pocos años el aviso fue declarado como monumento histórico por la municipalidad, para así conservarle y volverlo un atractivo turístico.

Este podría ser el caso de nuestro cartel de Savoy, que ilumina nuestras noches y endulza nuestra memoria. Así como el cartel de Pepsi en NY, este ha aparecido en varias cintas, comerciales y se ha vuelto parte de la identidad de nuestra ciudad. Tristemente hoy el cartel está siendo desmantelado de su ubicación original por diversos motivos. Este icono caraqueño se desvanece mientras que nosotros sólo podemos decirle “hasta pronto”.

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