Arnaldo Acosta Bello, fundador de la Tabla Redonda
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Fue un escritor, Poeta y profesor universitario. Inscrito en el movimiento del Modernismo hispánico. Fundador del Grupo literario “Tabla Redonda” con otros destacados artistas como Rafael Cadenas, Manuel Caballero, Jacobo Borges y Mateo Manaure, entre otros. Arnaldo Acosta Bello, fundador de la Tabla Redonda.
Su nombre de pila es Arnaldo Ramón Acosta Bello. Nació en Camaguán, Estado Guárico, el 11 de abril de 1927 y falleció 6 de abril de 1996 a los 69 años de edad.
Políticamente fue militante del Partido Comunista en los tiempos del General Marcos Pérez Jiménez, eso le valió sufrir presidio en la cárcel de Guasina. Posteriormente se exilia a México lugar donde publica el primero de sus poemarios: El canto elemental (1956) El canto elemental, Editorial Ibero-Americana.
Arnaldo Acosta Bello, fundador de la Tabla Redonda
Obras publicadas
El canto elemental, México: Ed. Ibero-Americana, 1956.
Hechos, Caracas: Tabla Redonda, s.a. 1960.
Fuera del Paraíso, Caracas: Monte Ávila, 1970.
El alud, Universidad Central de Venezuela, 1973.
En vez de una balada, Caracas: La Draga y el Dragón, 1975.
Los mapas del gran círculo, Caracas: Monte Ávila, 1975.
Sereno rey, Caracas: Monte Ávila, 1979.
Minimum Mysterium, Mérida: Gobernación del Estado Mérida, 1985.
Mar amargo, Caracas: Fundarte, 1988.
Agadón o el brusco pavor de los tréboles, Caracas: Monte Ávila, 1987, y Universidad Central de Venezuela, 1990.
Historia de un soldado de la guerra de Troya, Barquisimeto: Alcaldía del Distrito Iribarren, 1993, edición trilingüe castellano-inglés-alemán.
Adiós al rey, Caracas: Monte Ávila, 1995.
Novelas
Todos los caminos llevan a Roma, 1994.
La confusión del Rey Esmeralda, 1995.
Acá les dejamos uno de sus poemas más celebrados:
MAR AMARGO
“Caer hondo y subir
hasta lograr el vuelo
ensueño de un alto suspiro
por ti (nunca volverás)
costumbre arcana, pasa y dile al olvido
que una vez fue apuro y ebriedad,
canción mía, duerme entre espinas,
en adelante tendrás la frente
de los mal amados, bosque solo,
viva herida, repasa el cielo y muere,
cerca de la costilla tienes luz
aproxima la cara a un fuego oculto
vuelve la mirada, toca la rodilla
fresca de perdón tendrás amor
no hay mar más amargo que la vida”.