Falleció Luis Reyes, el palmero mayor de Chacao
Luis Reyes Farfán, el palmero mayor de Chacao, falleció la madrugada de este 10 de junio en Caracas. La información fue dada a conocer por Gustavo Duque, alcalde del municipio mirandino, a través de sus redes sociales.
Reyes fue uno de los principales promotores y protectores de la tradición de los Palmeros de Chacao, considerada patrimonio cultural e inmaterial de la humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Personas como el activista político Leopoldo López, quien formó parte de esta cofradía, también lamentó a través de las redes sociales el deceso de Reyes Farfán.
Reyes dedicó buena parte de su vida a la cofradía de los Palmeros de Chacao. Durante sus años como miembro de esta organización escribió dos libros: Soy Palmero I y Soy Palmero II, un par de textos que recogían experiencias y anécdotas relacionadas con esta labor.
Esta tradición se mantiene en pie, incluso durante circunstancias adversas como la cuarentena por coronavirus, gracias al esfuerzo de personas como Reyes. Es una actividad que se ha estado celebrando durante al menos 400 años en la ciudad capital.
La actividad de los Palmeros consiste en subir a las faldas del cerro El Ávila días antes del inicio de cada Semana Santa. Allí cortan las palmas que se utilizarán durante el Domingo de Ramos.
Curiosamente, esta tradición nació durante una situación similar a la que vive el mundo ahora. En 1776 una epidemia de fiebre amarilla vapuleó a la población caraqueña. Algunos historias aseguran que acabó con la vida de, al menos, la mitad de los habitantes de la ciudad.
El párroco de la ciudad, José Antonio Mohedano, prometió en ese entonces que subiría a la montaña a buscar palmas para recordar la entrada de Jesús a Jerusalén si su pueblo se sanaba. Desde ese entonces, un grupo de hombres y creyentes sube a la montaña para mantener en pie su promesa.
Los Palmeros de Chacao reparten más de 5.000 palmas cada año durante las celebraciones de Semana Santa. Unesco considera esta tradición un patrimonio de la humanidad por promover valores como la inclusión social y la protección de la naturaleza y la biodiversidad.
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