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El padre Sojo, impulsor de la música colonial

El padre Sojo, impulsor de la música colonial

Sojo

La Escuela de Chacao, una de las iniciativas más importantes de la historia musical de Venezuela y Latinoamérica, tuvo lugar a finales del siglo XVIII y fue posible gracias al empeño de un personaje fascinante: el padre Sojo.

Vocación sacerdotal

Pedro Ramón Palacios Gil de Arratia nació el sábado 17 de enero de 1739 en Guatire, donde sus padres caraqueños tenían una hacienda. Según explica el historiador José Antonio Calcaño, su familia llevaba generaciones usando los apellidos “Palacios y Sojo”. Nuestro personaje también los usó, y por eso ha pasado a la historia con el nombre de Pedro Palacios y Sojo.

padre Sojo
Retrato anónimo del padre Sojo conservado en la Casa Natal del Libertador

El recién nacido pertenecía a una de las familias más ricas e ilustres de Caracas, dueña de numerosas propiedades y haciendas. Incluso fue tío abuelo de Simón Bolívar, ya que su hermano, Feliciano Palacios y Sojo, tuvo entre sus hijos a María de la Concepción Palacios y Blanco, madre del futuro Libertador.

Desde muy joven, Sojo manifestó una fuerte vocación religiosa. Ingresó en el seminario en 1761 y fue ordenado sacerdote el 22 de diciembre de 1762, con 22 años de edad. De ahí que también se lo conozca como el padre Sojo.

Poco tiempo después, el nuevo sacerdote tomó la decisión de establecer en Caracas la Congregación del Oratorio, orden religiosa fundada por San Felipe Neri en Roma en 1575 y caracterizada por el cultivo y afición a la música, lo que sin duda influyó de forma decisiva en el futuro mecenazgo musical del padre Sojo. De hecho, fue esta congregación la que le dio su nombre al género musical conocido como “oratorio”.

San Felipe Neri

El rey de España dio su autorización para fundar el Oratorio el 2 de julio de 1764 y dispuso la edificación de la casa y capilla de la nueva orden en la actual parroquia caraqueña de Santa Teresa. Por su parte, Sojo partió a Europa en abril de 1769 para obtener la aprobación del papa Clemente XIV, la cual llegó el 4 de diciembre de ese año. Antes de volver a Caracas, nuestro personaje compró en Madrid instrumentos y partituras para el proyecto musical que ya tenía en mente.

La Orden del Oratorio quedó finalmente establecida en Caracas el 18 de diciembre de 1771, año en que también finalizó la construcción de su sede tras siete años de labores. Los vistosos cipreses que se alzaban allí dieron nombre a la actual Esquina de Cipreses. El entonces obispo de Caracas, Mariano Martí, asumió el rol de prepósito (superior) de la orden en contra de los deseos del padre Sojo, quien quedó sin cargo relevante dentro de la congregación.

Antigua foto del Oratorio de San Felipe Neri de Caracas

Música y café

A partir de entonces, el sacerdote se entregó de lleno a sus iniciativas culturales, cuyo foco principal estuvo en el recientemente fundado pueblo de San José de Chacao, cercano a Caracas. La familia del padre Sojo poseía extensas propiedades allí y otro de sus hermanos, Francisco Palacios y Sojo, se desempeñó como primera autoridad del lugar.

El padre Sojo manifestó gran interés por fomentar el cultivo de café en la zona y en tal sentido trabajó en colaboración con el hacendado Bartolomé Blandín y el padre José Antonio García Mohedano, primer párroco de Chacao. A finales de 1786 celebraron con gran pompa el consumo de la primera taza de café en el valle de Caracas.

Planta de café

Pero la gran obra de Pedro Palacios y Sojo fue, sin ninguna duda, el importante impulso que dio al desarrollo de la música en Caracas a partir de 1783, cuando empezó a promover y organizar veladas de estudio y ejecución de música en la sede del Oratorio y en su hacienda La Floresta, donde hoy se encuentra la urbanización homónima del municipio Chacao.

En dichas reuniones se fomentaba el aprendizaje del arte musical, la composición e interpretación de piezas y la formación de compositores e intérpretes. Según explica la cronista Carmen Clemente Travieso, “era corriente mirar al padre Sojo en su mula rucia recorrer San Antonio de los Altos, donde tenía un fundo de café, y regresar nuevamente para ir a la escuela de San José de Chacao. Amaba la naturaleza y la música”.

padre Sojo
El padre Sojo según el pintor venezolano Armando Barrios

El padre Sojo fue el gran organizador y financista de esta empresa, conocida como “Escuela de Chacao” y calificada por el crítico Francisco Curt Lange de “milagro musical americano”, por el alcance e impacto que llegó a tener. De aquellas actividades salieron más de 30 compositores, 150 ejecutantes y un repertorio musical de temática mayoritariamente sacra y sin nada que envidiar a lo que se hacía en la Europa de la época.

En torno a Pedro Palacios y Sojo florecieron algunos de los primeros grandes nombres de la música venezolana. Entre ellos destaca Juan Manuel Olivares, principal responsable de la enseñanza musical de la escuela y autor, entre otras piezas, de un “Dúo de violines”, única composición de cámara de nuestra época colonial.

Dúo de violines, de Juan Manuel Olivares

Otros importantes compositores de esta época fueron Pedro Nolasco Colón, José Francisco Velásquez (llamado “El Viejo” para diferenciarlo de su hijo, también músico) y José Antonio Caro de Boesi, el más antiguo del grupo, fusilado por los españoles en 1814 durante la Guerra a Muerte.

Misa de Caro de Boesi

A esta primera generación sucedió otra no menos brillante, en la que resaltan nombres mucho más conocidos como Cayetano Carreño, hermano de Simón Rodríguez, maestro de Bolívar, y abuelo de la célebre pianista y compositora Teresa Carreño.

Ver también

«In Monte Oliveti», de Cayetano Carreño

También figuran Juan José Landaeta, autor de la música del «Gloria al Bravo Pueblo»; José Ángel Lamas, compositor del célebre «Popule Meus»; y Lino Gallardo, entre otros.

«Popule Meus», de Lino Gallardo

Muerte y legado

El 23 de mayo de 1798, Pedro Palacios y Sojo fue electo prepósito de la Congregación del Oratorio, cargo que desempeñó hasta su muerte, ocurrida al año siguiente en fecha incierta y a la edad de 60 años. Poco antes de fallecer, dispuso en su testamento la entrega de dinero e instrumentos a varios músicos, la donación de su biblioteca al Oratorio y la libertad de todos sus esclavos.

Como dato curioso, el mismo año de su muerte el padre Sojo fue el destinatario de la primera carta conocida de su sobrino nieto, Simón Bolívar, quien por entonces tenía quince años y medio. El futuro Libertador la escribió el 20 de marzo de 1799 desde Veracruz (México) mientras viajaba a España para continuar estudios. La misiva destaca por sus notables faltas gramaticales y ortográficas y puede leerse aquí.

Simón Bolívar joven

En el lugar donde estuvo el Oratorio de San Felipe Neri se alza actualmente la Basílica de Santa Teresa, construida por el presidente Antonio Guzmán Blanco entre 1877 y 1881. En el lateral norte de la iglesia, por cierto, todavía puede verse parte del muro de piedra sillería original del Oratorio, el único de su tipo que sobrevive en Caracas.

Muro original del Oratorio de San Felipe Neri en la Basílica de Santa Teresa. Foto: Hive Blog

Asimismo, en otro espacio del antiguo Oratorio está una plaza que tuvo los nombres (y esculturas) de George Washington, Henry Clay y el padre Sojo. En la actualidad dicho espacio se denomina “Alí Primera”.

Otra parte del desaparecido complejo lo ocupa el Teatro Nacional, diseñado por Alejandro Chataing (abuelo del animador Luis Chataing) e inaugurado en 1905.

Teatro Nacional

Igualmente, el legado musical del padre Sojo se homenajea en las notas musicales presentes en el segundo cuartel del actual escudo de armas municipal de Chacao.

Escudo de armas de Chacao
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