La impactante obra poética de Hesnor Rivera
Especialista en Marketing Digital, Comunicador Social, Publicista y Copywriter.
Poeta, profesor universitario, locutor y periodista. Licenciado en letras de la Universidad del Zulia. Especialista en la literatura española. Vamos a conocer La impactante obra poética de Hesnor Rivera.
Nació en Maracaibo el 12 de julio de 1928 y murió en Maracaibo, el 17 de octubre de 2000.
Con su amigo Otto Rincón realizó, desde el año 1949, una gran cantidad de viajes por varios países latinoamericanos y también por varios europeos. Ecuador, Brasil, Perú, Colombia, Argentina y Bolivia.
En el año 1951 se quedó realizando estudios de Filosofía y Letras. En 1953, en su viaje a Colombia visitó a Bogotá para encontrarse con a Juan Sánchez Peláez, ahí en su casa escribió uno de sus más celebres poemas “Silvia”. Visitó Europa entre los años 1958 y 1960 pasando por Alemania, Francia y España.
Nada mejor para un poeta que conocer mundo, la inspiración que dan otras culturas y otras parajes son materia prima para el trabajo creador.
La impactante obra poética de Hesnor Rivera
Ganó el Premio Nacional de Poesía (1979) y Premio Regional de Literatura Jesús Enrique Lossada (1992). Recibió la Orden Andrés Bello (1975) y la Orden Francisco de Miranda (1979).
Fue colaborador consecuente con los diarios: El Universal, El Nacional, La República y la Revista Nacional de Cultura entre otras instituciones.
Escribió varios libros de poesía, entre los que se cuentan:
En la red de los éxodos (1963)
Puerto de escala (1965)
Superficie del enigma (1968)
No siempre el tiempo siempre (1975)
Las ciudades nativas (1976)
Persistencia del desvelo (1976)
El visitante solo (1978)
Elegía a medias (1978)
La muerte en casa (1980)
El acoso de las cosas (1981)
Los encuentros en las tormentas del huésped (1988)
Sonetos completos (1992)
Antología poética (1993)
Endechas del invisible (1995)
Gramática del alucinado (2019. Póstumo).
Poema: Nunca a menudo todo el tiempo
«Si te hubiera visto
tantas veces
como lo quise a menudo
ya no serías
como fuiste siempre.
No sentiría tu aliento
como sigo sintiéndolo
así no estés como ahora
para siempre a mi lado.
Lejos –más bien muy cerca–
de todas estas ilusiones.
La realidad extrae
las ventanas y las coloca
justo en los sitios
donde deben
comenzar los sueños
y desde ellas,
desde donde caen
las trampas mágicas
de la luz y la noche
–de la memoria y sus aguas
con las lámparas,
con las cabelleras
que vuelan como ángeles
sedosos para que la nostalgia
pueda descender
a las ciudades
justo en los sitios
donde se necesitan recuerdos.
Por eso si te hubiera visto
tantas veces
como lo quise a menudo
¿dónde andaríamos entonces?
¿En qué país destruido
por tormentas antiguas
dudaría tratando
de encontrar los pasos
de tu cuerpo
y tu sombra
–de tus formas que le dan
significado a los tiempos?
No las hallaré y no obstante
seguirás siendo
como fuiste siempre
como no serías
si te viera a menudo».
Agradecimiento y créditos por imágenes: Miyó Vestrini, Mauricio González, La Poeteca.