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Historias que laten: el azul cielo de Caracas

Historias que laten: el azul cielo de Caracas

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En diciembre siempre ocurre un fenómeno muy particular, el cielo se inunda de una luz particular que llega a vestir al Ávila de azul, con una presencia que se impone y no pasa desapercibida. Historias que laten invitó a cinco reconocidos fotógrafos y artistas visuales: Ana Cristina Febres Cordero, Gabriela Carrera, Martha Viaña, Carlos Trujillo y María Teresa Hamon, para exponer una crónica fotográfica sobre un fenómeno natural que conecta tanto a quienes viven en la ciudad como a quienes la recuerdan desde la diáspora: el azul decembrino en Caracas.

En los primeros días de diciembre el cielo despejado sorprendió a los caraqueños: sobre la ciudad no había una sola nube, el Ávila completamente despejado de extremo a extremo. Esta atmósfera particular marca el inicio de diciembre.

Por eso, Historias que laten convocó a cinco reconocidos fotógrafos y artistas visuales, para mostrar cómo han documentado el azul en el cielo de la ciudad como elemento de sus propuestas creativas. Presentan una crónica colectiva a través de las fotografías de Ana Cristina Febres Cordero, Gabriela Carrera, Martha Viaña, Carlos Trujillo y María Teresa Hamon. Desde distintas miradas comparten una aproximación a la luminosidad y las diversas gamas del azul del cielo de Caracas.

Ana Cristina Febres

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El cielo de diciembre para mí es un cambio absoluto. Está muy marcado. Es un cruce de frontera en el que las particularidades de la luz y del cielo caraqueño se transforman de un día para otro. El aire es limpio. Es más fresco. Baja la temperatura, llega “Pacheco” —dice Ana Cristina Febres Cordero.

El azul me rapta. La entrada de la luz decembrina es como un rapto porque ocurre imprevisto. Es un azul más nítido. Es una gradación cromática en la que se genera el famoso “azul cielo”. Pero este color caraqueño es singular. Es más vivo. Es un tema de pureza. Es un azul más puro. El azul es infinito, como el cielo. Produce sosiego.

Gabriela Carrera

Para Gabriela Carrera, arquitecto y fotógrafa, entre diciembre y enero, cambia el paisaje, el clima y la luz de una manera excepcional. A través de su cámara colecciona con particular interés las panorámicas de la ciudad de este periodo.

La fotografía es mi forma de vivir: me permite conectarme con una realidad que trasciende lo aparente. En mi caso disfruto hacer paisajes. Capturar la metamorfosis de esas vistas de la urbe.

En un ejercicio de apreciación de lo cotidiano, usa su teléfono para retratar El Ávila desde el Parque del Este y compartir esas imágenes por Instagram como un obsequio a quienes están afuera del país.

Martha Viaña

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La fotógrafa Martha Viaña es consciente del valor de la luz, un elemento esencial de la fotografía, quizá el más importante de todos. Fotografiar es dibujar con luz. Por esa razón para Viaña la luminosidad decembrina y las paletas del color azul citadino amplían las opciones creativas.

«Los azules del cielo caraqueño desprenden tonalidades únicas que tenemos el privilegio de percibir a través de la mirada. La luz, esa forma de energía con la que componemos, nos da la posibilidad de tener nuestros tipos de azules, majestuosos, limpios, que para mí simbolizan la esperanza, el futuro, el renacer.

Estas imágenes las relaciono con la armonía y la libertad. Nuestros azules increíbles se entrecruzan con naranjas crepusculares dando como resultado un ritmo vibrante. A esto sumamos el contraluz mediante el cual podemos descubrir siluetas o figuras, acentuando las formas que podemos encontrar en la naturaleza».

Carlos Trujillo

Para Carlos Trujillo, la luz decembrina es muy característica y marca un momento del fin del año. Esa luz distinta es la que busca fijar en sus imágenes.

«El cielo es más diáfano en la mañana y al final del día. Parece que algo quitara las nubes del firmamento permitiendo disfrutar de un cielo más azul y una luz más amarilla que se cuela creando tonos diferentes», comenta Trujillo.

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«Cuando se siente ese cambio de la atmósfera caraqueña es como si se presentara un nuevo escenario conjugado en las nuevas tonalidades. Para mí es cíclico, termina el periodo laboral del año, inician las fiestas de diciembre, se fue el año».

María Teresa Hamon

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La artista visual María Teresa Hamon utiliza la fotografía como herramienta de trabajo. En su obra dice que está presente el carácter sublime del cielo, en una indagación en torno a lo onírico. Porque la luz y el cielo azul de Caracas en diciembre invita a imaginar y soñar.

«Lo que siento más interesante es el contraste que encuentro entre un azul profundo, ese cielo despejado que se impone y una sensación fresca, “friíta”, del clima típico de esta temporada. Ese azul llega como algo sensorial.

Es un color que se palpa. Un contraste visual por ese cielo de color tan intenso y profundo, un azul que raya casi en lo eléctrico. Lo hermoso de la atmósfera de esta temporada es la pausa. El permitirse que cada quien tenga la posibilidad de detenerse a mirar o a sentir. Y en esa pausa, perderse, encontrarse, disfrutarse. El clima y la naturaleza de la ciudad te llevan a ese momento que nos permite detenernos y poder admirar».

Esta propuesta de Historias que laten fue muy interesante y lo que tenían que decir cada artista sobre sus fotos y sobre lo que sienten con este cielo fue algo increíble.


Información tomada de: historiasquelaten.com

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