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El caraqueño y sus piropos

El caraqueño y sus piropos

Historias: el caraqueño y sus piropos

Seas mujer u hombre, no hay quien se salve de unos piropos en la gran ciudad de Caracas. Desde niños hemos escuchado a nuestros tíos o padres salir con algún piropo que termina retumbado la cuadra entre risas, pero claramente no falta la mujer venezolana empoderada y le sale con sus tres palabritas.

Sin embargo, por más jocosos, cochinos y hasta morbosos que puedan ser estos piropos, no hay nadie que se salve de una buena carcajada. Además, son tan únicos que son una manera eficaz de reconocer a un caraqueño donde sea.

Más allá de esto cabe destacar la historia de los piropos: antiguamente los romanos tomaron esta palabra de los griegos, al igual que muchas otras. Esta palabra denominaba a una piedra preciosa que en su momento fue el rubí, la cual por su color denominaba el corazón. Pero por ser una piedra tan costosa, no todos podían obsequiar una a su amada, por ello debían recurrir a tiernas palabras que simbolizaran su amor.

Entre los distintos piropos que recorren y retumban los oídos desde el este, hasta el oeste de la gran ciudad, encontramos algunos que hasta en el cine han sido protagonistas:

Tanta carne y yo sin dientes

Entre metáforas observamos que el venezolano es un ser que constantemente suele comparar el amor y la comida. Un ejemplo claro es este piropo al igual que muchos otros como:

“Estás más buena que comer con los dedos”

Quisiera ser mantequilla para derretirme en esa arepa

Uno de los más conocidos es este piropo en donde protagoniza un plato como la arepa y sin duda no ha de faltar el doble sentido clásico.

Por su parte, su fama también se debe a una película que todo caraqueño debe ver:

Flaca, dame un hueso para hacerme un llavero

Flaca, gorda, mi amor, mi vida, mi sol, mi cielo, son algunos de los apodos cariñosos que el venezolano usa para expresarse. Aquí no cuenta el 90-60-90, todos somos flacos, gordos y mi amor a pesar de no tener la contextura.

Pero este piropo, por más que pasen los años, no pasará de moda. Al igual que: “flaca, voltea pa’ que te enamores”, sin duda cada piropo tiene su origen en alguna clásica telenovela venezolana.

Allá van las tres Marías, la que voltee es mía

He aquí un gran ejemplo en donde el caraqueño también puede ser poeta.

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Romeo y Julieta quedaron en el antaño, lo actual son las tres Marías, y la verdad es complicado que alguien no voltee, pues, ¿cuántas Marías hay en Venezuela? El nombre de María es predilecto para cada niña, con la única diferencia que ahora lo suelen acompañar con alguna otra virgen como Fátima.

Si cocinas como caminas me como hasta la olla

Este piropo tiene varias versiones entre ellas también está:

“Si cocinas como caminas, aguanto hasta la suegra”

El sazón venezolano es uno de los mejores, pero ciertamente el caminar de las venezolanas es algo que en todas partes es comentado.

Quizás por sus curvas o por su seguridad al caminar, ¿quién sabe? Pero efectivamente llama la atención. Por ello, yo creo que las venezolanas caminamos con sazón.

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