La felicidad que Caracas nos brinda
Felicidad es una emoción constante que nos regala Caracas, cada uno de sus habitantes tiene una estrecha y complicada relación con ella. Esta ciudad nos brinda una montaña rusa de emociones y sensaciones.
Por mucho que a veces no la logremos comprender, todos aquí la aceptamos con sus muchos matices de vivencias. Cuando pasamos mucho tiempo fuera de ella empezamos a extrañarla, desde sus vistas, sus olores, sabores, clima, dinámica y realmente todo lo que converge en esta gran capital.
Esta ciudad tiene una seductora energía, creo que es porque nunca te llegas a aburrir en ella, a pesar de ser una muy movida y citadina, en ella también conseguimos un contacto especial con la naturaleza.
Eso le encanta al caraqueño, poder disfrutar de sus muchos ambientes y opciones que esta tiene para realizar. La movida cultural es algo que nos brinda una extrema felicidad.
Sabías que en Caracas puedes disfrutar, observar y experimentar las 8 artes del mundo: la arquitectura, danza, escultura, música, pintura, literatura, cine y fotografía. Todas ellas forman parte y están regadas por la ciudad.
Otra de las cosas que nos da felicidad es la capacidad que tiene Caracas de reinventarse, siempre hay un emprendimiento nuevo que conocer.
Su clima y ubicación geográfica es una de las virtudes que alegra a todos; además, la diversidad de personas que puedes conocer aquí la convierten en algo excepcional. Caracas es una ciudad sin tabú donde cada quien puede ser libre de vivir como quiera y a su manera.
Nos encanta poder cumplir con diferentes actividades y además poder recorrerla de diferentes maneras.
Pero sin duda alguna lo que más nos da felicidad y cambia nuestro estado de ánimo en cuestión de segundos, es poder visualizar nuestro adorado Ávila, esa es la silueta preferida de todos los caraqueños.
Cada día y en cada momento puedes descubrir cosas que te llenen de energía y saquen una sonrisa en esta capital. Y si no me crees, en este preciso momento mientras que escribía estas líneas pasaron a saludarme un par de guacamayas que le dieron felicidad a toda la oficina.
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