Primeros cronistas de Caracas: guardianes de su historia
Una de las figuras más importantes para la conformación de la historia de una ciudad es la del cronista, y afortunadamente para nosotros, Caracas ha tenido varios y grandiosos en su trabajo. Es por eso que hoy reconocemos y valoramos la figura de los primeros cronistas de Caracas, los guardianes de su historia, héroes discretos que cuidan los documentos en el archivo de la municipalidad, algunos tan antiguos como la ciudad misma.
En 1945, el Concejo Municipal de Caracas sancionó la Ordenanza sobre Defensa del Patrimonio Histórico de la ciudad, en la cual se determinó la figura del Cronista Oficial de pueblos y ciudades y se establecieron las responsabilidades que debía asumir el primer Cronista de Caracas y que los consiguientes debían continuar ejerciendo. Fue en este momento cuando se nombró al primer Cronista de Caracas, Enrique Bernardo Núñez, quien sentó un gran precedente como el primero en el cargo. Tras su fallecimiento en 1964, como forma de rendirle honor se decretó el 20 de mayo de 1986, fecha de su nacimiento, el Día del Cronista en Venezuela.
El siguiente Cronista de Caracas fue Mario Briceño Iragorry, quién desde 1951 asumió el puesto con igual mérito y profesionalismo. Prosiguió en el cargo el célebre escritor Guillermo Meneses. Al fallecer este último, la vacante la ocupó Guillermo José Schael en 1979 y hasta 1989, año en el que fue designado Juan Ernesto Montenegro, el quinto cronista nombrado, quien tras una prolífica gestión en cuanto a la revitalización de las publicaciones en la revista Crónica de Caracas, fallece en 1998, cerrando el ciclo de Cronistas de Caracas del siglo XX, oficialmente nombrados.
El nombramiento como Cronista Municipal y de Ciudad a un escritor es un hecho honorífico para su trayectoria. Por la naturaleza del cargo, éste se ha manejado como vitalicio, es decir, el cronista nombrado no deberá ser sustituido hasta el día de su muerte, a menos que ocurran circunstancias adversas graves para seguir ejerciendo esta labor.
Junto con el nombramiento del cargo en 1945, se establecieron las responsabilidades del Cronista de Caracas nombrado por la municipalidad, de las que se desprenden otras tareas menores pero directamente relacionadas con el ejercicio de la labor.
La primera responsabilidad es custodiar el archivo municipal y en este sentido, encargarse de todos los aspectos de su mantenimiento y conservación, además de facilitar el acceso al mismo. En segundo lugar, el Cronista de Caracas deberá efectuar investigaciones en dicho archivo, parte esencial del ejercicio activo del oficio. Para cumplir con esta responsabilidad, el Cronista requiere de conocimientos en paleografía y un gran dominio de la metodología y técnicas de investigación para realizar de la forma más fiel y profesional posible este trabajo y procesar adecuadamente la información de las fuentes primarias consultadas.
Intrínsecamente relacionada con las anteriores, la tercera gran responsabilidad del Cronista de Caracas es realizar publicaciones periódicamente sobre el acontecer histórico de la ciudad, a través del canal oficial, la “Crónica de Caracas”, en el que se publican documentos inéditos y aportes sobre la historia, la cultura y los sucesos relevantes para la ciudad por parte del cronista y otros escritores destacados en el área que realicen contribuciones en este sentido.
La crónica de una ciudad, ese documento histórico tan importante para la conformación de la memoria y la investigación que cada uno de estos cronistas realizó con rigor y responsabilidad en sus diferentes circunstancias. Todo el legado de Crónicas de Caracas es el resultado de una tradición de excelentes escritores entregados a su vocación y a la entereza y maestría con la que manejaron su nombramiento como los primeros Cronistas de Caracas.
Pesado honor y placentera carga, la que asumieron los primeros Cronistas de Caracas, de cuya labor hasta el día de hoy seguimos viendo los frutos al leer sus crónicas y documentos sobre la historia de la nación desde su proyección en los acontecimientos de nuestra hermosa y complicada ciudad, “la de los techos rojos” que enunció alguna vez Enrique Bernardo Núñez.
Cada uno de estos Cronistas de Caracas tiene una prolífica obra escrita que puedes consultar, acudiendo tanto a la “Crónica de Caracas”, como al resto de sus ensayos y otros textos reflexivos recogidos en otras obras, pero igualmente relacionados estrechamente con la ciudad, su cultura e historia. Acercarte a lo que han escrito es darte cuenta y sopesar qué tan cercanos seguimos estando actualmente al momento en el que se escribieron estas crónicas y poder conocer la historia de Caracas desde la fuente más valiosa y cercana.