Refranes que definen el lenguaje del caraqueño
Los refranes son aquellas frases que desde pequeños nos persiguen para aconsejarnos o advertirnos de una manera jocosa e irónica. Generalmente los escuchamos de nuestros mayores, pero al crecer se vuelven parte de nuestra vida. Son expresiones que muestran la esencia y la índole de un lugar. Precisamente, una de las cosas que caracteriza a un venezolano en el mundo, son sus refranes.
Recuerdo bien a una profesora de primaria que, sin importar la situación, tenía un refrán ideal para el momento. Aunque había uno con exactitud que siempre nos repetía, parecía más un himno que otra cosa: “guerra avisada, no mata soldado, y si lo mata, es por descuidado”. Seguramente para ese entonces no lo comprendíamos bien, pero con el paso del tiempo vimos cómo tomaba sentido.
Generalmente en Caracas encontramos una diversidad de personas con todo tipo de refranes que se adaptan a su cotidianidad. Por lo menos, algo de mamás es decir “amor con hambre no dura” o “hijo de gato caza ratón”.
Hay refranes que escuchamos en Caracas como:
- Cuando el río suena es porque piedras trae: Generalmente usado por nuestras abuelas, cuando algún chisme se asoma por el vecindario.
- Pueblo chiquito, peo grande: este refrán definitivamente define a Caracas, generalmente usado por jóvenes cuando tienen un nuevo romance y da la casualidad que este conoce al ex o hasta son amigos.
- No hay mal que dure 100 años ni cuerpo que lo resista: Refrán que no puede faltar en la casa cuando alguien está despechado. Aparte de ser una canción de Carlos Baute, es una frase que estamos acostumbrados a escuchar cada cierto tiempo.
- Más agarrado que vieja en moto: Forma de describir a alguien ‘pichirre’, usada mayormente en padres.
- Más sabe el diablo por viejo que por diablo: Consejo utilizado por nuestros familiares cuando nuestra necedad supera los límites del sentido común, usualmente con cierto tono de superioridad. Solo aceptable en señoras mayores de 60 que saben usar Whatsapp sin preguntarle a nadie.
- Éramos pocos y parió la abuela: si todo va de mal en peor, este es tu refrán o en tal caso “ahora si se montó la gata a la batea”. No es raro escuchar esta frase en tu casa cuando el almuerzo está contado y algún familiar llega con invitado sorpresa.
- A quien madruga Dios lo ayuda: Además de mí, seguramente otros jóvenes también estarán en desacuerdo con esta frase porque simplemente apreciamos nuestras dulces horas de sueño. Aparte, si Dios quisiese ayudar, las donas crecerían en arboles y la hora de entrada al trabajo sería después de almuerzo.
- Vas pal cielo y vas llorando: Un buen amigo siempre te dirá esta frase con cierta envidia de por medio, sobre todo cuando nuestro deseo de tenerlo todo a la vez aparece para saludar.
- A palabras necias oídos sordos: Por alguna razón nos creemos Shakira de vez en cuando. Es la frase que tú debes saber y tu jefe debería averiguar.
- Más frío que beso de suegra: Para aquellos ‘panas’ cuya empatía es tan nula, que si tuviera valor numérico, estaría en negativo.
- El que da y quita, el diablo lo visita: Frase que marcó nuestra infancia, porque para el rey del infierno, nada era mas importante que asustar a los muchachitos sin una pizca de solidaridad.
- ¿Y como tú sabes que La Guaira es lejos?: Frase de mamás, cuando uno se olvida que no estás hablando con un amigo y que después de cierta edad, las crónicas de la rumba de anoche requieren cierta censura.
Coméntanos, ¿conoces algún otro refrán?