Beberse a Caracas de un sorbo
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Beberse a Caracas de un sorbo tiene relación con el café. Voces autorizadas, como la de José Rafael Lovera, ubican los primeros cafetos en las cercanías de la capital por el año 1784, extendiéndose luego al interior del país y ya para finales de ese siglo era reconocido como producto venezolano de exportación.
El Gran Café
En 1946 inició “Le Grand Café”, nombre original con el que comenzó el icónico Gran Café de Sabana Grande.
Tomar una taza de café es identificado por muchos como un placer. Dolce far niente es una frase que tienen los italianos para reconocer esa sensación de paz y tranquilidad. “El placer de no hacer nada” (es su traducción).
Un ejemplo de eso es sentarse por un café en un lugar público a disfrutarlo y propiciar largas tértulias, para ver y dejarse ver. Para los caraqueños eso es sinónimo de El Gran Café.
Mucho se ha escrito sobre ese lugar, desde la impresionante historia de su dueño fundador Henri Charriére que terminó escribiendo un libro con las travesías por las que pasó antes de establecerse en Caracas.
De ese libro “Papillón” se hizo una película del mismo nombre protagonizada por Dustin Hoffman y Steve McQueen quien protagonizó la vida de Charriére.
Lugar de encuentro para beberse a Caracas de un sorbo
Entre las décadas de los 60, 70 y 80s, El Gran Café acrecentó su fama y vivió su esplendor. La calidad de esta bebida en el local fue variando con el tiempo.
Hay que comprender que cuando se paga por una taza de café, no se reduce a su contenido, sino también a la experiencia del servicio, el ambiente del lugar y hasta por la historia que acompañan esos sorbos.
Llegó a convertirse en el lugar de reunión de políticos, periodistas, artistas y escritores, entre los que se pueden mencionar: Miguel Otero Silva, Adriano González León, Carlos Fuentes, Julio Cortázar, o presidentes como Raúl Leoni o Juan Domingo Perón.
Últimamente se ha creado un revuelo potenciado en redes sociales que indican que este mítico local cerró sus puertas para siempre, otras versiones apuntan a una nueva venta y que los nuevos dueños conservarán el nombre en la próxima etapa.
Cualquiera sea su destino, nadie duda que El Gran Café permitió a todos, sin distinción, beberse a Caracas de un sorbo. Quedará siempre para la memoria histórica de la ciudad.