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Avenida Boyacá: al pie de la montaña

Avenida Boyacá: al pie de la montaña

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Siempre se me ha dado bien (y no es por presumir) quedarme dormida en cualquier medio de transporte, sea este cual sea y a la hora que sea. Es una capacidad innata que tengo y que he venido desarrollando desde que tengo memoria. Cuando pequeña, recuerdo, en épocas de clases, aprovechaba los largos embotellamientos mañaneros para reencontrarme con el sueño. En la autopista norteña de la ciudad, el trayecto no se hacía muy largo. Eran como unos quince minutos de camino si no había cola. Sin embargo, nunca era el caso y como el colegio nos quedaba al otro extremo, esos quince minutos se terminaban convirtiendo en unos treinta minutos o más. Perfectos para mí, que los aprovechaba para el descanso. Pues, lo mismo sucedía al regresar. En las horas pico, la vía se congestionaba de tal forma que incluso, en una ocasión, me puse manos a la obra e hice tarea.

No está de más decir que era una terrible acompañante. Lo cierto es que quizá esa sea la razón por la cual jamás me aprendí los caminos verdes o el nombre de las vías. Todavía hasta hace unas semanas, ignoraba por completo que el nombre de la autopista del norte caraqueño no es Cota Mil. Ese fue un mote posterior dadas sus características. Por supuesto, aquel no es porque su extensión sea de 1.000 kilómetros, como creía uno de mis hermanos cuando niño. La Cota Mil tiene una longitud aproximada de 14 kilómetros y le dicen así por su elevación de 1.000 metros sobre el nivel del mar (msnm), aunque su verdadero nombre sea, en realidad, Avenida Boyacá.

La Avenida Boyacá es la principal arteria vial de Caracas, o al menos una de las principales, puesto que se prolonga desde el Distribuidor Metropolitano hasta el final de la Avenida Baralt. De esta forma, empalma con las distintas zonas que se encuentran comprendidas entre el este y el centro de la ciudad, en sentido oeste-este. Fue inaugurada el 18 de agosto de 1973 y, durante el gobierno de Luis Herrera Campíns, comenzó a cerrarse los días domingos de 6:00 a.m. a 1:00 p.m. para permitir el esparcimiento. Mientras investigaba acerca de ella, me topé con varios comentarios que vale la pena citar. Hubo quienes expresaron que es la avenida más bella de Caracas; otros, que la vista es espectacular. Todos por la misma razón: la avenida es la línea cortafuegos del pulmón caraqueño.

Al recorrerla en carro o al caminarla, si se presta atención, puedes percibir toda la majestuosidad de una montaña que se eleva justo al lado o toda la belleza silenciosa que aguarda una ciudad que es apreciada desde lo lejos. O ves El Ávila o ves el valle de Caracas. O los ves a ambos. Es imposible que, ante estos escenarios, a uno no le vengan infinidad de recuerdos a la mente, o emocionarte y sentirte parte. Creo que los más preciados recuerdos que tengo de esa avenida son de cuando la caminaba para llegar a una de las entradas de El Ávila y de cuando recorría un tramo en familia o bien a pie o bien en bicicleta.

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Como decía alguien en uno de sus comentarios, en la avenida, la montaña te recibe. Y con todo su esplendor. No es una autopista más. Y de esto nos damos cuenta sobre todo cuando los deportivos afincan sobre el asfalto. Así que si un domingo tienes ganas de ejercitarte y aún no has considerado a la Avenida Boyacá como una opción, te invito a hacerlo, a abrir los ojos y a no quedarte dormido para poder apreciarla.

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