Los Palmeros de Chacao, encuentro entre lo natural y lo espiritual
Tradición, cultura y familia
Cada año se suman personas del todo el país a participar en tan especial experiencia espiritual, en donde unifican sus vínculos religiosos y familiares, disfrutando de la naturaleza y apreciando su inmensidad, Los Palmeros de Chacao, tradición que se ha convertido en parte de la cultura caraqueña.
Durante los años 70, la ciudad de Caracas se encontró fuertemente afectada por la fiebre amarilla, siguiendo los deseos del párraco Mohedano, un grupo de trabajadores de las haciendas aledañas se organizaron y dirigieron una búsqueda en medio de la montaña, su objetivo eran las hojas de la planta de palma real, Mohedano intentaba enviar un mensaje de piedad a Dios recreando un pasaje bíblico, en donde se hace referencia a la llegada de Jesús a Jerusalén.
Con el pasar del tiempo está práctica tomó fuerza al ser aceptada y realizada por los feligreses caraqueños, quienes aumentan en número con los años, está se ha convertido en una tradición que ha pasado de generaciones familiares a nuevas familias, niños desde los cuatro años inician su participación siendo reconocidos como parte de los Palmeros de Caracas.
Está actividad es realizada cada año durante los días de Semana Santa y consiste en emprender una caminata grupal hacia El Ávila, tras pasar Altamira e internarse en la montaña encontrarán los sectores conocidos como Sabas Nieves, seguido por El Banquito, un poco más adelante llegarán al trayecto de No Te Apures, a la derecha, con unos kilómetros más de camino, luego de tres quebradas ancestrales y las mágicas cascadas del río Quintero nos topamos con un pedazo de selva en la ciudad, de clima fresco y verde intenso y es justo allí donde encontramos La Cueva de los Palmeros, lugar donde además de tomar las hojas de la planta, se rinde tributo a Dios con velas y crucifijos.
La Cueva de los Palmeros se encuentra a 1.620 metro de altitud, está rodeada por árboles y muchas otras cuevas formadas por grandes rocas, acá se encuentra el campamento en donde suelen pasar algunos días recolectando las palmas que luego trasladarán.
Cada miembro del grupo toma una hoja de palma y retoman el camino de regreso a Chacao, hasta la iglesia de la plaza Bolívar, en donde se oficia la misa y las palmeras son bendecidas por el padre, tradiciones como esta toman forma a través de los años y se convierten de la definición de nuestro gentilicio, agregan valor al pasar tiempo en familia y fomentan la esperanza en quienes participan.