José Ramón Medina, gran promotor cultural venezolano

Escritor, abogado, poeta  y político venezolano. Su nombre de pila fue José Ramón Medina Elorga. Nació en San Francisco de Macaira, Estado Guárico, el 20 de julio de 1919 y falleció en Caracas, el 14 de junio de 2010, a los 90 años de edad. José Ramón Medina, gran promotor cultural venezolano.

Fue el fundador de la Biblioteca Ayacucho en el año 1974, de la cual fue su presidente hasta el año 2001. Tuvo también una gran participación en la creación del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg). Ejerció varios cargos gubernamentales.

Participó durante muchos años como miembro de la directiva del diario El Nacional y fue director del Papel Literario.

Obras publicadas

    Edad de la esperanza (1947)

    Rumor sobre Diciembre (1949)

    Vísperas de la aldea (1949)

Elegía (1950)

    A la sombra de los Días (1950)

    Parva luz de la estancia familiar (1952)

    Texto Sobre el tiempo (1952)

    Los días sedientos y Diez Elegías (1953)

    La voz profunda (1954)

    Como la vida (1954-1958)

    Antología poética (1957)

    Elegías (1957)

Viento en la tarde (1959)

    Memorias Y Elegías (1960)

    Razón de Poesía (1960)

    Poesías (1961)

    Poesía plural (1969)

    Ensayos y perfiles (1969)

    Sobre la tierra yerma (1971)

    Verdadero Ser (1982)

    Certezas y presagios (1984)

    Aún en el otoño (1996)

José Ramón Medina, gran promotor cultural venezolano

 Enmudece todo el derredor (José Ramón Medina).

    “Enmudece todo en derredor. La tarde está lejana.

    Y la noche es un pastor detenido a los pies de la colina.

    De todo lo creado sube Dios, tembloroso,

    en el misterio de las luces distantes.

    Por el cielo nos llega el clamor de los días

    caídos en la antigua caverna de las sombras.

    Y el hombre -junco móvil en medio de tinieblas-

    pone su corazón al viento, escarba en su pasado.

    ¿Quién se asoma en esa ardiente nave,

    con su poder de intimidad sedienta?

    ¿Quién se pone ese traje de soledad en el crepúsculo

    y mueve las lentas lámparas de su agonía?

    ¿Quién escapa tan alto, como una queja apenas,

    perdido en la nocturna inmensidad de los árboles?

    Más, sólo un rostro profundo se mira en el espejo.

    Y el amor ha caído vencido por el tiempo.

    Y la carne es tan débil como una triste caña.

    Y nadie sabe cuánta habita el corazón”.