Eleonora Requena, de la Sed a Los Textos por fuera
Especialista en Marketing Digital, Comunicador Social, Publicista y Copywriter.
Poetisa y docente venezolana que nació en Caracas en el año 1968. Se graduó en la carrera de Letras en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB). Eleonora Requena, de la Sed a Los Textos por fuera.
Mucho de su extenso trabajo ha sido destacado en varias antologías poéticas. Entre las que se pueden destacar: Rasgos comunes. Antología de la poesía venezolana del siglo XX, Madrid, Pre-Textos, 2019. De la misma editorial y año Nubes, Poesía Hispanoamericana. Las Palabras necesarias, muestra antológica de poesía venezolana del S.XX, LOM, Santiago de Chile, 2010.
También se recogió su trabajo en El Hilo de la voz, antología crítica de escritoras venezolanas del S.XX, Caracas, Angria, 2003.
Eleonora Requena, de la Sed a Los Textos por fuera
Premios recibidos
El Premio de la V Bienal Latinoamericana de Poesía José Rafael Pocaterra en 2000
Repite ganando el Premio de la V Bienal Latinoamericana de Poesía José Rafael Pocaterra 2007
Ganadora del Premio Italia 2007
Poemarios publicados
Sed (Eclepsidra, 1998)
Mandados (La Liebre Libre, 2000)
Es de día (El Pez Soluble, 2004)
La Noche y sus agüeros (El Pez Soluble, 2007)
Ética del aire (2008)
Nido de tordo (2015)
Poema de su autoría, del libro Ética del aire (2008)
“Quiero prisa, olvidos instantáneos,
necesito economías,
desahogar por la ventana la calina,
tirar todas las bolsas de basura,
incendiarme los quebrantos en la sala,
salvaguardias, canjes de fortuna,
un desalojo rápido, un pase de salida,
el cruce de miradas que resuma la orden
del disparo, un trueno que proclame el escampado,
el acallamiento inadvertido
de chicharras,
la demora en los asuntos plenos,
un recuerdo dibujándome la risa,
al menos
la compresa
para la afiebrada llaga,
una siesta,
acaso
algún abrazo quieto,
inmundo
soy una renegada de mí, esto te lo digo bajito, como para que no oigas,
escribo lo subversivo a mis propias defensas, me mello cada vez y me aniquilo,
pero como sé que quedo dicha y siguen siendo acero las palabras,
ellas continúan tercas ahuecándome,
porque no hay cercados que sus propias fuerzas no derriben
la memoria es un hálito,
un fetiche, un tesoro,
cómo preservarla del fuego
que todo lo arrasa”.
«lego a todos mis olvidos el presente».