La estrategia lúdica en la vivencia artística de Igor Rojas
Noctámbula por naturaleza y amante de todas las ramas expresivas…
Para Igor Rojas las artes plásticas estuvieron siempre presentes, de hecho, el artista siente que el arte lo buscó a él y no al contrario, y esto quizás se deba al don creativo que corre por las venas familiares. Su madre (a quien identifica como su crítica número uno), abuelo materno y varios tíos se destacan dentro del mundo artístico a través de distintas ramas expresivas, como lo son: la escultura, pintura, tejido y poesía, entre otros. Al principio pensó en estudiar diseño gráfico, pero el destino ya tenía reservado para él un espacio dentro de las artes plásticas, en donde se ha dedicado a elaborar piezas cargadas de un gran tono emocional y estridente colorido, empleando en ocasiones el reciclaje de materiales que cobran un nuevo significado.
Al principio, Rojas solo veía el arte como un pasatiempo, no lo pensaba como profesión. Este creador caraqueño comenzó a través del dibujo y la plastilina, igual que le sucede a muchos niños: despertó su curiosidad creativa admirándose de las modificaciones que podía generar en los materiales. Inspirado por sus héroes de la infancia que encontró en la televisión, dentro de programas como: El Festival de Robots, El Vengador, Iron Man 28, Daia Apolon, Súper Magnetrón, y su favorito de siempre, Mazinger Z, realizó sus primeras representaciones.
Durante una amena entrevista el artista Igor Rojas nos relató cómo se han ido desarrollando las distintas ramas dentro de su investigación artística, a continuación la compartimos con todos ustedes. En portada Obra: Pelotón, 2020, óleo sobre cartoncillo, 21 x 21 cm
La primera experiencia estética
El motivo lo encontré estando con mi padre, el Dr. Bladimir Rojas. Recuerdo que en una ocasión me invitó al Colegio de Médicos Veterinarios en Santa Mónica; estando allí vi una vitrina donde se exhibían muñequitos de plastilina, me quedé observando una tortuguita hecha de este material, muy colorida, aún conservo en mi memoria la imagen: era verde, con el caparazón marrón y círculos rojos y negros. Está tortuguita la veía bien hecha, ella se convertiría en mi primera relación seria con el arte en sí.
Después de un tiempo, inicio mi trabajo formal, tras el encuentro de la arcilla, aún no era ceramista. Iniciaría así las primeras exposiciones. Con la arcilla comencé a trabajar personajes en general: próceres, toreros, personas que marcaron su huella en el mundo, luego experimenté con figuras religiosas, así como también mitológicas y representación de animales.
Un día, me entero de los talleres sabatinos que se realizaban en el Instituto Universitario de Educación Superior de Artes Plásticas Armando Reverón (I.U.E.S.A.P.A.R), hoy en día, Universidad Nacional Experimental de las Artes (UNEARTE). Estando en estos talleres, cursé los niveles I y II de escultura. Estando allí, un universo de posibilidades infinitas se mostró ante mí. Comenzaba a entender cuál sería mi profesión, gracias al apoyo de profesores como el Lic. Francisco Martínez. Me gradué de Licenciado en Arte Plásticas, Mención Escultura en el año 2013, y actualmente estoy terminando los estudios en Educación, Mención Artes Plásticas.
Sobre los Referentes Artísticos
Existe una gran variedad dentro de mis referentes teóricos y prácticos, como por ejemplo: el matemático, médico y filósofo iraní Omar Khayyam, el pintor francés Marcel Duchamp, Max Ernst, Jorge Luis Borges, Lewis Carril, por nombrar algunos, también el pintor polaco Samuel Bak, cuyo trabajo me encantó desde la primera vez que lo vi, ya que se expresaba metafóricamente mediante el ajedrez. Él mostraba esos momentos tan difíciles y duros llenos de horror vividos durante el holocausto. Y Felipe Herrera quien explica que el ajedrez es una simbología del bien y del mal, representada en el blanco y el negro, de la existencia y la muerte, llevándolo a una filosofía que plantea la forma en que todo ser humano establece consciente e inconscientemente una estrategia lúdica en la vivencia. Yo diría que, estoy totalmente de acuerdo, la vida es una danza de táctica y estrategia.
(Lo que el juego enseña es que, hay que permanecer con calma y pensar si realmente es buena idea la jugada que haremos) Stanley Kubrik
El encuentro con el ajedrez
Antes de ingresar a la I.U.E.S.A.P.A.R. mi cuñada Elizangel Márquez en uno de mis cumpleaños me regaló un set de ajedrez, y de algún modo fue como si me hechizaran, me despertó el interés por este juego, para mí era, y aún lo es, cómo una representación del mundo, donde los espacios o escaques blancos son los días, y los negros son las noches, las piezas también llamadas trebejos son las personas, como diría Lope de Vega, “piezas somos de ajedrez y el mundo es la tabla, pero en la talega, bolsa ancha y corta, juntos peones y reyes están”.
Estando ya en la universidad en la plaza de los talleres de escultura, cerámica y soldadura, un compañero de estudio y amigo egresado de la mención pintura, Anderson Reverón, me regaló un peón que encontró, y en otro momento me encontré uno dentro del taller, el interés por este juego era mayor, porque al parecer me seguía, no solamente dentro de la especialidad de escultura, sino en todos los trabajos que realizaba, ya sea escultura, dibujo, cerámica, pintura, o artes gráficas, el ajedrez estaba presente, y continúa siendo así. Voy más allá, comienzo a investigar con mayor profundidad sobre este éxtasis de los dioses, y más sobre sus figuras, sus simbologías, sus significados, origen histórico y evolución, comenzando así una odisea en el espacio/tiempo con el ajedrez. De igual manera ocurrió cuando elaboré la torre Mazinger Z, el ver a Mazinger, su mega estructura, su evolución es como ver la construcción de una torre, pero de metal andante, esta comparación me permitió desarrollar el gusto hacia la creación de un modo lúdico, el arte como un juego/trabajo. Hoy en día, estoy pintando, dejando a un lado no totalmente, la escultura. Estoy pintando un tema filosófico que he estado investigando sobre quiénes realmente somos, y no cómo somos, muchas personas, la mayoría no te dice quiénes son, sino cómo son, sin darse cuenta se confunden. Y claro, pinto con lo ajedrecístico presente, sus figuras, lo lúdico y mucho color. Y como estamos viviendo una crisis mundial con este virus, aprovecho para crear en torno a él.
El contacto con el público
Recuerdo dos anécdotas que tienen que ver con un par de piezas que mostraban al peón. La primera sucedió el día de mi defensa de grado con la obra El hombre que te asusta, una escultura de cerámica donde muestro la peonza con una camisa de fuerza que está desatada. Cuando la tenía en exhibición dentro de una exposición colectiva, llamó mucho la atención de los presentes, principalmente de personas que se encontraban dentro del conocimiento de la psicología, y es que el arte de por sí, es un medio de desahogo, de ahí que uno de los contenidos del arte son los tonos emocionales presentes en una obra.
La segunda anécdota tiene que ver con la obra Grito silencioso, su presentación y defensa, esta obra representa el lado oscuro, la sombra que todos tenemos internamente, pero que muchos pretenden negar, ya sea por miedo, o porque prefieren basar su existencia en una mentira. Cuando estaba hablando sobre ella, percibí personas retirándose por miedo a enfrentar una verdad que no querían asumir, que no querían aceptar, pero es así, todos tenemos una sombra, la cual no es mala, sino que ella forma parte de nuestras vidas, como la claridad. La claridad y la oscuridad forman parte de la vida de cada uno, mantener un equilibrio, dialogando con ellas es, vivir. También recuerdo que el día de la defensa había diseñado una escenografía ajedrecística, parte de un tablero con doce esculturas, cuando terminó todo, amigos y profesores comenzaron a interactuar en los espacios blancos y negros como si fueran piezas, y así quisieron tomarse una foto.
Ser facilitador para nuevas generaciones
No me lo esperaba, en realidad que no, solo daba talleres, pero nunca me imaginé que podría ser profesor tiempo completo. Creo que soy más facilitador que profesor, y se lo debo a muchas personas, entre ellas a mi madre, la Dra. Maryori Niño, mi principal crítica de arte. Mi padre, el Dr. Bladimir Rojas, el cual recientemente se me fue para descansar en paz, y personalmente, el gran maestro de la luz, Guillermo Abdala, con el respeto que se merece el maestro Armando Reverón.
Ser profesor a tiempo completo fue una gran oportunidad que llegó gracias a mi amiga Gladys Calzadilla, quien me habló sobre la posibilidad de dar clases de Iniciación al Arte y Apreciación al Arte donde trabajaba, la Escuela de Artes Integradas Maestro Jorge Serrano, Centro UNESCO, en el Hatillo. Recuerdo que fui y para mi sorpresa me quedé dando clase, y actualmente estoy entre los docentes de la Escuela.
Enseñar a esta nueva generación de artistas, a niños y adolescentes, es lo mejor que me ha pasado, principalmente enseñar a niños, porque para mí ellos son los verdaderos hacedores de mundos. Lo artístico en ellos es puro, espontáneo, sincero y primordialmente de mucho juego, y es que nada se compara con la imaginación y creatividad de los niños. Una vez una niña pintó un árbol de negro, y un adulto le dijo que los árboles no son negros, la respuesta de la niña fue la más sencilla y lógica: pinté el árbol de negro, porque es de noche.
Personalmente, no solo los veo como estudiantes, sino también como profesores, pues yo estoy para enseñarles a ellos y ellos están para enseñarme a mí, y de hecho, cuando empecé a darles clases, ahí, en ese momento, me enseñaron a encontrar esa esencia de niño que se va perdiendo cuando se comienza a crecer. Parte de las pinturas, las trato de pintar tomando en cuenta lo que me enseñan y lo que sé.
La Caracas de hoy
La verdad, hoy en día Caracas como ciudad museo al aire libre se encuentra muy descuidada, y más que eso, deteriorada, tanto por la acción del tiempo, sin existir un mantenimiento como es debido, como por la acción de la mayoría de las personas, está muy escasa la cultura para cuidar y valorar. También está el hecho de destruir para construir piezas que, más que dialogar con el entorno, lo que hacen es crear un desequilibrio entre la arquitectura, el arte y la naturaleza.
Lo más divertido y lo más difícil de ser artista
Lo más divertido… cuando salgo y llevo una pieza de cerámica a quemar, ya que la llevo a pie, en ese momento, me encanta ver la cara de curiosidad que ponen las personas, queriendo ver lo que llevo. Me divierte ver y escuchar cuando me encargan una pieza, y me la piden de un día para otro, porque ignoran el tiempo que se necesita para cada una de las distintas etapas del proceso. Lo más difícil… la lucha constante, y es que ser artista implica llevar una vida de resistencia. En un país como Venezuela, el arte, en general, no es tan valorado como debería, y más en estos momentos, donde la educación está en la indiferencia, el destruir para tener, el egoísmo, la mentira y las apariencias.
Palabras de cierre
Finalmente, lo que puedo decirle a los artistas emergentes es que crean en ustedes mismos, todos, como artistas somos seres de pasión, dispuestos a hacer cosas extraordinarias. Vayan siempre más allá de lo evidente, más allá sobre un tema y trabajen todos los días, sean disciplinados, confíen en lo que hacen, experimenten, sean curiosos, aprendan de los errores, no se limiten, el hacer diario del artista significa ir construyendo con imágenes y palabras para avanzar y así encontrar esa técnica plasmada en una obra llena de auténtica emoción. Como diría un amigo: sean sus propios héroes. (Santiago Fauquie Don Plin).
Para conocer más sobre el trabajo del Artista Igor Rojas puedes seguirle en IG: @rojasn_igor
¿Cuál es tu reacción?
Noctámbula por naturaleza y amante de todas las ramas expresivas del arte ando en la búsqueda de nuestros grandes tesoros patrimoniales. Caracas está siempre lista para enseñar y sorprender a través de increíbles historias y mágicos rincones. Quiero ser parte de los que estén allí como testigo para luego poder compartir esas historias, mientras nos convertimos todos en sus protagonistas.