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Lorenzo Campíns, padre de la medicina venezolana

Lorenzo Campíns, padre de la medicina venezolana

Campíns

A mediados del siglo XVIII, un médico español tomó la iniciativa de modernizar la ciencia venezolana al promover la creación de la primera cátedra de medicina del país. Su nombre: Lorenzo Campíns y Ballester.

Nacido en Palma de Mallorca en 1726, Campíns estudió en la Universidad Luliana de su ciudad natal y en Gandía (Valencia), donde obtuvo el Doctorado en Medicina en 1755. Tras ejercer durante unos años en Palma y Cádiz, cruzó el océano y llegó a Venezuela en 1762, con 36 años de edad.

En ese entonces la Real y Pontificia Universidad de Caracas (actual UCV), fundada en 1721 y que tenía su sede en el moderno Palacio Municipal de Caracas, no incluía los estudios de medicina en su oferta académica, y un intento anterior de instituirlos no había prosperado.

Palacio Municipal de Caracas

El doctor Campíns y Ballester decidió llenar este importante vacío y el 12 de abril de 1763 presentó su propuesta para crear una cátedra de medicina para la Universidad de Caracas.

Lucha por la profesionalización

Para lograr la aprobación, el mallorquín tuvo que ofrecer ante las autoridades y la comunidad universitaria una disertación sobre los aforismos de Hipócrates relativos a las convulsiones. El acto tuvo lugar la mañana del 31 de mayo en la capilla Santa Rosa de Lima (donde casi medio siglo más tarde se firmaría el acta de independencia) y duró una hora.

Capilla Santa Rosa de Lima

El médico pasó la prueba, por lo que la Cátedra Prima de Medicina de la Universidad de Caracas quedó establecida el 28 de julio de 1763, con Lorenzo Campíns y Ballester como catedrático, cargo que ostentaría durante los siguientes veinte años.

Meses más tarde, el 10 de octubre, empezaron formalmente los estudios médicos en Venezuela al celebrarse la primera clase inaugural de la cátedra con sus primeros cuatro alumnos. Ninguno llegó a graduarse y hubo que esperar 12 años, hasta 1775, cuando José Francisco Molina, de 22 años y natural de Puerto Cabello, se convirtió en el primer venezolano de la historia en lograr el título de médico universitario.

El programa educativo de Campíns consistía en tres años teóricos, en los que se estudiaban “algunas nociones de higiene, fisiología, patología y terapéutica” y cuatro años de prácticas en los hospitales caraqueños. Había dos clases diarias: una en la mañana y otra en la tarde, así como dos conferencias magistrales semanales.

lorenzo campíns
Lorenzo Campíns y Ballester

Sin embargo, el método del doctor Campíns no estuvo exento de severas críticas. Su discípulo y sucesor, Francisco Tamariz, argumentó que se limitaba a “hacer escribir, recitar de memoria y explicar tres párrafos que leía por unos manuscritos sin título de autor, con cuyo trabajo concluía y llenaba la hora de clase”.

Asimismo, según el médico y cronista Arístides Rojas, la ciencia de Lorenzo Campíns no era particularmente innovadora, pues “se reducía a nociones de anatomía y fisiología, a la patología de aquella época y al conocimiento de la terapéutica y materia médica que desde remotos tiempos se enseñaban en las aulas de España”.

Protomedicato y últimos años

En todo caso, los primeros años de enseñanza médica fueron frustrantes para don Lorenzo a causa de la escasez de alumnos y vocaciones. En ese entonces, buena parte de la práctica de la medicina en Venezuela estaba en manos de personal no profesional, como curanderos o brujos. Durante mucho tiempo los únicos médicos con certificación en el país eran extranjeros.

Por tal motivo, y en consonancia con su espíritu modernizador, Lorenzo Campíns y Ballester logró en 1777 la aprobación del rey Carlos III para fundar y presidir el Protomedicato en Caracas. Se trataba de un tribunal encargado de evaluar, certificar y monitorear a los médicos y demás personal de la salud con el fin de garantizar el correcto ejercicio de su profesión. Las funciones de este organismo equivalían a las de un moderno Ministerio de Salud.

El doctor Campíns se convirtió así en el primer protomédico del país. Por otra parte, además de su labor docente en la universidad, regentó una farmacia y se desempeñó como doctor en los tres hospitales que había entonces en Caracas: El Hospital San Pablo (el primero de la ciudad, ubicado en los terrenos del actual Teatro Municipal), el Hospital Nuestra Señora de la Caridad (dedicado al cuidado de mujeres y ubicado cerca del anterior) y el Hospital San Lázaro (especializado en leprosos y que funcionó en la actual esquina de San Lázaro, en la zona de La Hoyada).

Iglesia y Hospital San Pablo

Pese a sus logros pioneros en materia de medicina, Lorenzo Campíns pasó por numerosas frustraciones a lo largo de su vida. Solía estar escaso de dinero, pues su sueldo como Protomédico no era muy elevado y por muchos años no cobró ningún salario como catedrático universitario.

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Igualmente, estuvo involucrado en diversos pleitos judiciales por irregularidades económicas y profesionales. Todas estas preocupaciones agravaron su salud mental y lo llevaron a desarrollar en sus últimos años un severo cuadro depresivo diagnosticado como “melancolía involutiva”.

Muerte y homenajes

Lorenzo Campíns y Ballester falleció en El Valle el 19 de febrero de 1785 a la edad de 59 años. Debido a sus problemas mentales no hizo testamento y dejó pocos bienes terrenales. Fue enterrado en la iglesia del convento de Nuestra Señora de Las Mercedes, en la parroquia Altagracia, pero la tumba se perdió tras el terremoto de 1812.

Iglesia de Nuestra Señora de Las Mercedes

Uno de sus descendientes fue Luis Herrera Campíns, presidente de Venezuela entre 1979 y 1984.

Luis Herrera Campíns

El Protomedicato siguió siendo la máxima instancia médica de Venezuela hasta 1827, cuando Simón Bolívar decretó la creación de la Facultad Médica, antecesora de la actual Facultad de Medicina de la UCV.

A Lorenzo Campíns no le han faltado homenajes por su rol de modernizador de la ciencia venezolana. Su retrato cuelga en la Academia Nacional de Medicina (donde también se colocó una placa en su honor en 1935) y el auditorio de la Facultad de Medicina de la UCV tiene su nombre.

Por otra parte, el Consejo Universitario de la máxima casa de estudios adquirió a comienzos de la década de 1970 un antiguo convento Lasallista construido en 1928 en la urbanización Sebucán para albergar el Ciclo Básico de las carreras de Medicina, Nutrición, Dietética y Bioanálisis.

lorenzo campíns
Escuela de Enfermería de la UCV

Ese Ciclo Básico llevó el nombre de “Lorenzo Campíns y Ballester” y funcionó durante dos décadas. Desde 1992, el exconvento sirve de sede a la Escuela Experimental de Enfermería de la UCV.

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