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1804: La vacuna llega a Caracas

1804: La vacuna llega a Caracas

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Si en este siglo XXI la gran amenaza sanitaria de la humanidad es el coronavirus, durante miles de años, y hasta hace unas pocas décadas lo fue la viruela, una de las enfermedades más mortíferas de la historia.

La viruela solía contagiarse a través de las vías respiratorias y entre sus síntomas destacaba la aparición de dolorosas pústulas en el rostro y el resto del cuerpo, que incluso podían provocar ceguera en algunos casos. De hecho, el nombre “viruela” procede del latín y se traduce como “manchado” o “pústula”.

viruela
Enfermo de viruela. Ilustración del siglo XIX

Su tasa de mortalidad era muy alta, en especial entre los niños. Quienes tenían la suerte de sobrevivir a la enfermedad quedaban con marcas permanentes en la cara. O como se decía antaño, “picado de viruelas”.

Las primeras referencias documentales y arqueológicas de la viruela datan del primer milenio antes de Cristo. Se difundió por todo el mundo gracias a las guerras y el comercio, causó cientos de millones de muertes y llegó a provocar la caída de imperios enteros.

Una luz al final del túnel

Aunque desde la Edad Media se ensayaron métodos para enfrentar la enfermedad (como la variolización), la solución definitiva llegó a finales del siglo XVIII de la mano del médico inglés Edward Jenner (1749-1823), considerado el padre de la inmunología moderna.

edward jenner, creador de la vacuna contra la viruela
Edward Jenner

Desde su juventud, a Jenner le llamó la atención un curioso fenómeno: las ordeñadoras de vacas que se contagiaban de viruela bovina experimentaban una versión leve de la enfermedad, no sufrían secuelas en el rostro (solo algunas marcas en las manos y brazos) y quedaban inmunizadas de por vida.

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Mano de persona infectada con viruela bovina.

El 14 de mayo de 1796, el doctor Jenner decidió efectuar un arriesgado experimento: extrajo un poco de pus de la mano de la ordeñadora Sarah Helmes, a quien su vaca “Blossom” había contagiado la viruela bovina. Luego, el médico inoculó ese fluido en James Phipps, un niño de ocho años, mediante dos pequeños cortes superficiales en el brazo.

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Edward Jenner vacunando a James Phipps

El chico experimentó un leve malestar y se recuperó. Y cuando Jenner le inoculó material de viruela humana días después, no se contagió. Nunca contrajo la enfermedad y vivió hasta los 65 años. Estaba inmunizado.

Dos años más tarde, Jenner publicó un informe en el que bautizó a su descubrimiento como “VACUNA” por provenir de la viruela de las vacas. Empezaba una nueva era en la historia de la ciencia.

De España para el mundo

Pese a las dudas iniciales, la vacuna no tardó en propagarse por toda Europa. A España llegó en 1801 y de inmediato llamó la atención del mismísimo rey Carlos IV, cuya familia había sufrido los estragos de la viruela.

Carlos IV de España

El monarca consideró la posibilidad de difundir el invento de Jenner en las posesiones coloniales españolas de América y Asia. No le faltaban motivos. La viruela había causado estragos en el Nuevo Mundo a comienzos del siglo XVI debido a  que los indígenas carecían de defensas inmunológicas para enfrentarla. De hecho, la enfermedad pudo ser un factor decisivo en la caída de los imperios azteca e inca ante los conquistadores españoles.

Indígenas enfermos de viruela durante la conquista española

Se decidió entonces organizar una expedición con este fin. A la cabeza de la empresa estaría el doctor Francisco Javier Balmis y Berenguer, médico personal del rey Carlos IV.

Francisco Javier Balmis y Berenguer, médico que aplicó la vacuna contra la viruela en Venezuela
Francisco Javier Balmis y Berenguer

Pero surgió un problema: ¿cómo transportar la vacuna sin correr el riesgo de que se dañara? Balmis optó por crear una cadena humana, en la que el virus se conservaría vivo en los brazos de varios niños que nunca hubieran padecido la viruela con anterioridad. Serían vacunados de dos en dos cada nueve días durante la travesía. De este modo, los infantes fungirían de portadores y transmisores de la vacuna.

Empieza la aventura

El 30 de noviembre de 1803, la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna, también conocida como “Expedición Balmis” salió del puerto de La Coruña en la corbeta “María Pita”, así llamada en honor a una heroína española del siglo XVI.

Salida de la expedición Balmis de La Coruña

Junto al doctor Balmis viajaban el subdirector de la expedición José Salvany, tres enfermeros, dos practicantes y 22 niños huérfanos de entre 3 y 9 años provenientes de las inclusas o casas de expósitos de Madrid, La Coruña y Santiago de Compostela. También formaba parte del proyecto Isabel Zendal, rectora de la inclusa de La Coruña, quien tendría a su cargo el cuidado de los pequeños.

Isabel Zendal y sus niños. Escena de la película «22 ángeles» (2016)

La expedición llevaba consigo abundante material médico y más de 500 ejemplares de un tratado francés sobre la vacuna traducido al español por el propio Balmis para su distribución en las ciudades americanas.

Labor en Venezuela

Tras pasar por las islas Canarias y Puerto Rico, el “María Pita” se dirigió hacia la Capitanía General de Venezuela.

Se estima que hubo no menos de 20 epidemias de viruela en Venezuela entre mediados del siglo XVI y finales del siglo XVIII. Según el viajero alemán Alexander von Humboldt, “en Caracas esta cruel enfermedad era de continuo temida, porque ella siempre se mostraba allí esporádicamente en varios puntos a un tiempo”.

Hay que aclarar, sin embargo, que la vacunación se practicó en el país antes de la llegada de la Expedición Balmis, aunque no con la envergadura con que lo hizo esta última.

De hecho, fue la epidemia de viruela de 1580 la que motivó la construcción de la iglesia caraqueña de San Pablo Ermitaño, de la que toma su nombre el popular Nazareno de San Pablo. Asimismo, en las cercanías de este templo funcionó el primer hospital que tuvo la ciudad.

Nazareno de San Pablo

Los viajeros debían llegar a La Guaira, pero a causa de algunos contratiempos atracaron en Puerto Cabello el 20 de marzo de 1804. Allí la expedición vacunó a 28 niños, hijos de las principales familias locales, y se dividió en dos grupos: el primero, integrado por Balmis, dos ayudantes y un niño portador, iría por tierra hasta Caracas, mientras que los demás harían el trayecto por mar.

Puerto Cabello en el siglo XIX

El doctor Balmis y sus acompañantes llegaron el 28 de marzo al pueblo de Antímano, cercano a Caracas, donde se les ofreció un fastuoso banquete. Al día siguiente arribaron a la capital a bordo de un lujoso carruaje y en medio de salvas de artillería, vítores, celebraciones, música, fuegos artificiales y una misa solemne en la Catedral de Caracas.

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Caracas en el siglo XIX. Pintura de Bellermann

El entonces gobernador y capitán general de Venezuela, Manuel de Guevara y Vasconcelos, recibió a los viajeros en la Plaza Mayor, actual Plaza Bolívar.

Un día más tarde, el Viernes Santo 30 de mayo, empezaron las vacunaciones. Aquel primer día se inmunizó a 64 personas: 28 niños y 36 adultos. El joven Luis Jerónimo Blanco, de dos años de edad, fue el primer niño caraqueño en recibir la vacuna.

Durante el mes y medio que estuvo en Venezuela, el personal de Balmis vacunó a más de dos mil personas en Caracas y extendió la vacuna por el resto del territorio nacional. Según explica el novelista español Javier Moro, “cada familia pudiente se los rifaba para invitarlos a cenar o almorzar con tal de tener el privilegio de sentir la viva emoción de esos doctores que venían a instruirlos con su saber y experiencia”.

El 28 de abril se instaló en Caracas la Junta Central de la Vacuna, organismo que se encargaría de continuar las labores de inmunización tras la partida de la expedición. Fue la primera de su tipo en el continente americano. Estuvo presidida por el gobernador Guevara y Vasconcelos e integrada por las personalidades más distinguidas de la ciudad.

A la junta pertenecieron, entre otros, el doctor José Domingo Díaz, quien sería un decidido partidario de la causa realista durante la independencia, y el médico, escritor y músico Vicente Salias, autor oficial de la letra del himno nacional venezolano.

Vicente Salias

El joven Andrés Bello, de 23 años, fue secretario de la junta y puso su talento literario al servicio de dicha causa. Escribió un extenso poema titulado “Oda a la Vacuna”, en ocho partes y 315 versos. Igualmente, redactó “Venezuela consolada”, la primera pieza teatral venezolana de autor conocido que ha llegado hasta nosotros, y que en su día se representó en el Coliseo, el primer teatro que tuvo la capital.

Andrés Bello

Epílogo

La Expedición Balmis se dividió definitivamente en dos grupos cuando salió de La Guaira el 30 de mayo de 1804. Uno de ellos, encabezado por el subdirector José Salvany, se dirigió al sur del continente y llevó la vacuna a las actuales Colombia, Ecuador, Perú, Chile y Bolivia. Salvany falleció en Cochabamba en 1810.

El otro grupo, con el doctor Balmis a la cabeza, difundió la vacuna en Cuba, México, Centroamérica, Filipinas, algunas regiones de China y la isla británica de Santa Elena (donde moriría Napoleón Bonaparte años más tarde) antes de regresar a España el 7 de septiembre de 1806.

Mapa de la expedición Balmis

La Real Expedición Filantrópica de la Vacuna inmunizó de forma directa a 250 mil personas. Fue la primera gran campaña médico-humanitaria internacional de la historia. El propio Edward Jenner, padre de la vacuna contra la viruela, opinó al respecto: “No imagino que los anales de la historia ofrezcan un ejemplo de filantropía tan noble y extenso como éste”.

Busto de Balmis

El doctor Francisco Javier Balmis y Berenguer murió en Madrid en 1819 a los 65 años. Isabel Zendal, la cuidadora de los niños de la expedición y considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la primera enfermera de la historia en misión internacional, falleció en México en fecha y circunstancias desconocidas. Desde diciembre de 2020 un hospital de emergencias de Madrid lleva su nombre.

Isabel Zendal. enfermera que participó en la aplicación de la vacuna contra la viruela
Isabel Zendal

Y un final feliz para esta historia: la OMS declaró la total erradicación de la viruela del planeta el 4 de mayo de 1980.

En 1804, la primera gran expedición médica de la historia trajo la vacuna a Caracas. Andrés Bello escribió versos para exaltar sus beneficios
La OMS anuncia la erradicación de la viruela. 1980
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