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11 confesiones gastronómicas que revocarían tu ciudadanía venezolana

11 confesiones gastronómicas que revocarían tu ciudadanía venezolana

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Estuvimos siguiendo el meme sobre las confesiones que revocarían tu ciudadanía venezolana en redes sociales pero nosotros lo concentramos en el área gastronómica:

  1. Prefiero un croissant al cachito de jamón. Con su textura casi chiclosa y sus demás peculiaridades, el cachito de jamón es parte del gentilicio local y sería casi una afrenta poner por encima a una de las estrellas de la panadería francesa.
  2. Hay bebidas achocolatadas mejores que el Riko Malt en líquido y que el Toddy en polvo. En ambos casos el fanatismo es fuerte y quien recuerda de sus loncheras escolares o sus meriendas estos sabores, no va a transigir.
  3. Puede que la arepa no sea venezolana. Ante las dudas que a veces plantean algunos cronistas, sobre todo colombianos, acerca de la posibilidad de que la arepa no sea autóctona de nuestro país, un verdadero venezolano se ofendería.
  4. La malta es muy dulce (o cualquier crítica contra la malta). Desconocida en muchos países al estilo que se acostumbró nuestro paladar, esta bebida es otro de los puntos innegociables de la venezolanidad así que más nos vale a todos aceptarla tal cual es.
  5. Hay chocolates y rones mejores que los de Venezuela. Esta es delicada porque efectivamente podemos sentirnos orgullosos de tener algunos de los mejores chocolates (sin duda uno de los cacaos top) y destilados de caña del mundo, tal vez por eso nos cuesta tanto aceptar cuando hay algún producto efectivamente mejor, y siempre queda el riesgo de perder la nacionalidad.
  6. Se puede pasar una Navidad sin hallacas. Entrar en la discusión de si la hallaca es un pastel o un tamal palidece ante la mínima insinuación de que pueden vivirse las fiestas decembrinas sin este plato emblema de nuestra tradición. Sin venerar la hallaca, no eres venezolano.
  7. La bolognesa no lleva mayonesa. Si bien no es generalizada, la práctica de la pasta bolognesa manchada en la que se corona la salsa de carne con una cucharada de mayonesa es para algunos un ejercicio de su arraigo en esta tierra.
  8. La Polar Pilsen es una cerveza aguada. Si te atreves a atacar la cerveza del oso debes correr con las consecuencias y de verdad que no importan los argumentos técnicos ni organolépticos; para el venezolano su tercio de Polar será la mejor cerveza del mundo.
  9. La canilla es una baguette industrializada. Más allá del hecho objetivo de la diferencia de ingredientes y forma de preparación, es difícil que un venezolano permita hablar mal de un tipo de pan que asocia con esa sensación maravillosa del olor de lo recién horneado y que lo ha acompañado en desayunos, cenas y meriendas. Comparar la canilla con la baguette es mala idea por donde se le vea.
  10. Ya basta del tequeño en todas las fiestas. Esta debería ser causal de revocación de la nacionalidad venezolana de manera inmediata. El venezolano no sólo disfruta su tequeño en las fiestas sino que es un símbolo de celebración en sí mismo. Simplemente no puede faltar.
  11. El whisky es mejor puro o con un splash de agua. Simplemente piensa que en la cúspide del consumo de whisky, los maestros mezcladores y embajadores de marca, impotentes ante la obsesión del venezolano por mezclar su scotch con agua de coco, sodas o cuanto líquido se le atraviese, sólo alcanzaron a decirnos: el whisky se disfruta mejor como a usted le guste tomarlo. Dar clases de la distorsión de esas mezclas es perder el tiempo.

Tomado del blog Esnobismo Gourmet.

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