El arte de la paciencia
En los tiempos de Amazon, donde podemos ingresar a un portal a través de nuestro teléfono y rápidamente obtener lo que sea que estemos buscando, la paciencia, como virtud importante de nuestras vidas, se ha visto mermada. Esto ha dado inclusive nacimiento de nuevas enfermedades silenciosas, como el trastorno de ansiedad, por ejemplo. La práctica de la paciencia es tremendamente importante y aquí usted podrá encontrar algunas respuestas.
El dirigente más destacado del movimiento independentista indio, Mahatma Gandhi, dijo lo siguiente en su texto “Alcanza tus sueños”:
“Sé firme en tus actitudes y perseverante en tu ideal. Pero sé paciente, no pretendiendo que todo te llegue de inmediato. Haz tiempo para todo, y todo lo que es tuyo vendrá a tus manos en el momento oportuno. Aprende a esperar el momento exacto para recibir los beneficios que reclamas. Espera con paciencia a que maduren los frutos para poder apreciar debidamente su dulzura.”
Gandhi menciona, al final del fragmento, un aspecto de la naturaleza muy importante y de su propio proceso. En ella nada sucede instantáneamente porque no es la manera en que se comporta la Vida. Al momento de plantar una flor, podemos mejorar su crecimiento usando agua con más vitaminas al momento de regarlas, o usar, quizá, una tierra con abono de mejor calidad. Lo que no podemos hacer es alterar el tiempo que requiere la flor para germinar y crecer de manera adecuada. Ese departamento es monopolio de la madre naturaleza. El primer paso para desarrollar nuestra paciencia como una virtud importante, es aceptar nuestro vínculo directo con la naturaleza y entender que como las plantas, los seres humanos tenemos, también, nuestros propios procesos inalterables.
A lo largo de nuestras vidas nos encontramos con diversos retos que exigen de nosotros el uso de la paciencia como una virtud. El segundo mecanismo del cual podríamos servirnos para mejorar nuestra paciencia, es el desafiarnos a nosotros mismos justo cuando sentimos la exigencia. Es decir, no dejarnos llevar por las emociones de rechazar la situación y, conscientemente, afrontar la situación como una oportunidad para cultivar la paciencia. Un momento es sinónimo de oportunidad, y en ese momento de exigencia por parte de la circunstancia podríamos pensar, “este es el momento perfecto para trabajar mi paciencia”. Usaré una anécdota propia para buscar ilustrar de una mejor manera. En alguna oportunidad necesitaba una nueva tarjeta SIM para mi teléfono celular. Me fui, entonces, hasta la oficina de la telefónica en un reconocido centro comercial del este caraqueño. Al llegar pude notar la cantidad de personas esperando, unas más pacientes que otras. Hice la fila para tomar mi número. Al llegar donde la señorita que te otorga el número, me indica que tengo aproximadamente unas 40 personas delante de mí. En ese momento pensé, “esto es algo que necesariamente voy a tener que hacer, hoy u otro día. Voy a aprovechar este momento para poner a prueba mi paciencia”. Durante casi tres horas esperé de manera paciente. Además, me hice cargo de la actitud con la que esperaba, porque no podía cambiar el hecho de las 40 personas que tenía en fila, pero sí podía cambiar la forma en que yo esperaba mi turno. Hacerlo con buena o mala actitud no acorta el tiempo de espera, pero sí condiciona el clima que creas mientras transcurre la espera.
Día tras día vivimos situaciones que nos colocan a prueba. Antes de dejarnos apabullar, podemos usarlas como parte de nuestra estrategia para mejorar nuestras capacidades y conductas. Debemos sentirnos homenajeados por ser parte de la naturaleza perfecta y, además, usar nuestro intelecto para llevarnos, paso a paso, a la culminación de las metas que nos planteamos. El famoso pensador chino, Confucio, nos regala un fragmento que inspira a no concentrarnos ni en el tiempo, ni los obstáculos. Más bien nos invita a poner la mirada fijamente en nuestros objetivos.