Alberto Asprino: Desde la orilla, la otra orilla
El maestro Asprino, nos sorprendió este diciembre con su gran exposición en el centro cultural de la UCAB, al inaugurar “Desde la orilla, la otra orilla.” Una exposición que llevo tiempo, trabajo y mucho esfuerzo, pero más allá de eso, un completo amor al arte. Asprino, nos comenta un poco acerca de este trabajo que ha llevado tantos años realizando.
Dicho proyecto, se está llevando a cabo desde el 2004, Alberto Asprino, recorre las calles, playas y lugares recónditos en busca de objetos perdidos. A lo largo de esta trayectoria y las tantas veces que paso en el estado Vargas, el comenta con nostalgia como fue la situación tras al deslave y como a través de aquello, los objetos hablaban por si solos: “se siente como si la energía emergiera de ellos”.
En esta exposición se encuentran varias cabinas rodeadas de vidrio. Dentro de ellas se ubican objetos ordenados de tal manera que el espectador puede rodear la cabina y observarlos meticulosamente. En ellos hallamos una frase o fragmento de la canción Siete mares de Sentimiento Muerto. Ellas constituyen un lenguaje que va de la mano con los objetos, llevando a cabo una especie de dialogo que interactúa con las piezas para dar sentido y forma a la instalación. Aun así, la multiplicidad de objetos trasmiten un dialogo, una narrativa, un recuerdo o un sentimiento por sí mismos. Es justamente esta su labor, hasta el punto de quizás, llevar al espectador a la imaginación.
Humberto Valdivieso, curador del Centro Cultural UCAB, describe al maestro Asprino como:
“Es un artista andariego, cuya sensibilidad ha sido forjada en el trabajo con las emociones, la disciplina de la investigación y el amor por el conocimiento. Su labor en el arte tiene mucho de leer y sopesar.”
Para Alberto, cada uno de estos objetos son historias. Están hechos de espacio y tiempo, como él describe es una reconstrucción del paisaje reveroniano: “mi aleado siempre fue la obra de Reverón”. Posiblemente haciendo referencia la magia que un artista como Reverón observo en la playa, igual que él, cada vez que recolectaba estos objetos que emergían del mar.
Cada una de las piezas es energía de lo vivido, constituyen parte de la cotidianidad y el pasar del tiempo. El desgaste que se observa en algunas, muestran una historia tras el objeto. Por ejemplo, en uno de los cubículos se encuentra una máquina de escribir del año 1984, de la cual Alberto comenta que paso mucho tiempo buscándole un espacio adecuado en sus exposiciones. El de alguna u otra manera adopta estos objetos que fueron desechados o perdidos, son piezas que por todo los años que tienen y el valor que tuvieron para alguien, prácticamente llevan consigo voces provenientes de diversos lugares y épocas. En gran parte el pasillo en donde están expuestas, reafirman por ser un lugar en el que se suele transitar, como los objetos son parte de la vida, son algo efímero, un conjunto de historias, modelos de vida, viajes y demás. “Es un cruce de muchas orillas, sin embargo ninguna sugiere un límite”
Finalmente el maestro Asprino comenta que: “las personas son quienes alimentan la obra” porque si duda alguna al mirar y disfrutar de las piezas, el dialogo surge e interactúa con la memoria.
Los invitamos a disfrutar de esta exposición que estará presente hasta el mes de marzo en el piso 4 del Edificio de la Biblioteca de la UCAB.