Mirada monocular con efecto dadá, el artista como catalizador de la conciencia colectiva

El artista Dadaísta remueve la conciencia y apela a la empatía, la reclama casi como una identificación de la supuesta humanidad que todos deberíamos tener dentro, el movimiento Dadá logra que nos cuestionemos y cada uno hace su proceso de autoevaluación, las reacciones son difíciles de anticipar, ninguno sabe a ciencia cierta cómo va a responder, pero responde y esa es la magia que logra el artista.

Generar la respuesta, una tarea ciertamente titánica enmarcada en lo contradictorio e irónico de lo que realmente el humano es, ya que según la psicología, lo que los alemanes llaman Schuldgefuhl no existe en nuestra naturaleza, según algunas teorías “el sentimiento de culpa” es inculcado a cada uno de nosotros por medio del aprendizaje y varía según la cultura y los conceptos religiosos, etc. Entonces, le toca al artista casi convertir a sus semejantes en la humanidad idealizada en donde nos importa el sentir del resto.

El Dadaísmo como movimiento artístico no solo llamó la atención a las sociedades de 1916, sino que dejó sembradas unas herramientas muy útiles, la risa, la burla, el escarnio público para confrontar al horror de la guerra y sus terribles consecuencias, un aprendizaje muy valioso de cómo usarlas, lamentablemente totalmente vigentes dada la condición repetitiva de la historia humana, la diferencia estará marcada por nuestra capacidad de reinventar las técnicas, de adaptarnos como decía Darwin para sobrevivir y mejorar nuestra condición de conciencia en las generaciones futuras, no olvidar lo que nos enseñó el Dadá, porque una gota de pintura y un brochazo pueden ser más poderosos que una bala, porque un poema puede remover más que un discurso bien planeado y siempre que el ser humano intente deshumanizarse resurgirá el arte para recordarnos lo que la memoria almacena en nuestra galería inconsciente.

Si bien el Dadá representa la respuesta a la crisis de los valores preestablecidos, el artista Dadaísta busca recuperar el equilibrio perdido, y estos increíbles artistas se lanzan a la tarea de luchar contra los traumas y obligan a la burguesía a voltear, incluso colocando a un lado por un momento su propio sufrimiento. En mi opinión, estos artistas pasaron de ser comunicadores a protagonistas y su nivel de conexión con los sucesos es tan profunda que se transforman en héroes mártires dentro de esta fase provisional de desarrollo social, la costumbre nos ciega pero el Dadá actualmente nos hace ver de nuevo con más atención, ya seas burgués o no.

Este movimiento fue como un reseteo a nuestra computadora central, la maravillosa idea de comenzar de cero, un nuevo inicio regresando a nuestra etapa infantil, libre de prejuicios y conductas inducidas, una idea genial, una solución lógica carente de lógica en sí misma. Y dentro de todas estas expresiones artísticas que el movimiento Dadá encontró para comunicarse, en mi opinión las obras de collages destacan por su riqueza visual, están hechas de trozos, de pedazos que simbolizan lo resquebrajados que nos ha dejado la guerra, trata de armar un rompecabezas cuyas piezas solo pueden encajar de forma individual en cada uno de nosotros, estos collages aportan también texturas y por eso su expresión plástica es más completa.

Las obras que están hechas de trozos rasgados con bordes irregulares son mis favoritas porque siento que evocan el dolor de los que han vivido de cerca este horror y al utilizar trozos de periódicos y revistas, su simbolismo es elevado y alcanza otros niveles porque llevan implícita la historia documentada y la contradicción de un pequeño soporte en la realidad, lo cual hace reflexionar sobre lo visceral del problema que ataca el Dadaísmo, porque si bien utiliza la fantasía como arma para enfrentar la situación, ésta fue generada por algo muy real que está allí tocándonos a todos.

El collage supone para mí una obra muy personal, más que la pintura y la escultura, porque los materiales que se han usado no se pueden repetir en otra obra tan fácilmente, copiar sería casi imposible, incluso por el mismo autor; por esta razón de su riqueza estética y valor plástico, el collage según veo es la herramienta perfecta para transmitir la protesta dada, cada pedazo de papel o cartón fue elegido por algo en especial, lo cual le aporta a cada obra un toque muy íntimo del artista, cada elemento aporta un ingrediente único a la receta y los observadores vamos a digerir aquella receta cada quien a su ritmo y nivel de tolerancia.

Debemos, creo yo, mucho agradecimiento a los artistas de este movimiento maravilloso, que grita “ya basta”, “no más” y cuyo arte nos obliga a hacer introspección como individuos que formamos parte al final de un colectivo más complejo, nos obliga a trabajar en equipo desde nuestra conciencia única al comprender que cada acción, por muy pequeña que parezca, puede llegar a tener enormes consecuencias de las que seremos por siempre responsables y cuando queramos hacernos los desentendidos allí estará el Dadá para hacernos voltear aunque tenga otro nombre y nuevos representantes, allí estará para confrontarnos en el reflejo del vacío y la oscuridad de un grito con aroma a pintura y pegamento.

Para mayor información: https://www.todamateria.com/dadaismo/