El primer paisaje de Caracas
En el paisaje urbano de la Caracas actual abundan los edificios. Sin embargo, hace dos siglos y medio, cuando se realizó la primera representación pictórica conocida del paisaje de la capital venezolana, el panorama no podía ser más distinto.
Devoción extrema
A mediados del siglo XVIII, aquel “pueblo grande” de poco más de 18 mil 600 habitantes vivía un momento de gran efervescencia religiosa en buena medida impulsado por Diego Antonio Diez Madroñero, octavo obispo de Venezuela desde 1756 hasta su muerte en 1769.
Durante sus trece años al frente de la diócesis, Diez Madroñero se esforzó en convertir a Caracas en un convento: suprimió por decreto el carnaval y otras diversiones públicas consideradas «pecaminosas”, impulsó las procesiones religiosas, los rezos del rosario en familia y bautizó todas las esquinas y calles de la ciudad con nombres alusivos a Cristo y la Virgen María.
Diez Madroñero también instó a los caraqueños a poner sus casas bajo la protección de algún santo, colocar su imagen en un nicho de la fachada e iluminarla de noche con velas o lámparas de aceite. Esto último supuso la primera tentativa de alumbrado público en la historia de la ciudad.
Asimismo, impulsado por su profunda devoción mariana (en especial a la advocación de Nuestra Señora de la Luz), el obispo se empeñó en incorporar a la Virgen en el nombre de Caracas.
Su iniciativa tuvo éxito y en 1764 el cabildo caraqueño rebautizó la ciudad como “Ciudad Mariana de Santiago León de Caracas” o simplemente “Ciudad Mariana de Caracas”, denominación que cayó en desuso tras la muerte de Diez Madroñero.
Pintura emblemática
En este contexto, un artista anónimo pintó el cuadro popularmente conocido como “Nuestra Señora de Caracas” por estar ubicado durante mucho tiempo en la cuadra bautizada con ese nombre, que comprendía las actuales esquinas Principal y la Torre, cerca de la Catedral de Caracas.
Según el cronista Arístides Rojas, la iconografía de la pintura se decidió tras un debate en el palacio del obispo. Rojas también fechó la realización del cuadro en 1766, pero el experto en arte colonial Carlos Federico Duarte lo data en al menos una década posterior por un detalle arquitectónico que se explicará más adelante.
Entre el cielo…
“Nuestra Señora de Caracas” mide 68 por 49 centímetros y es un óleo encolado sobre madera de cedro que consta de dos partes: una celestial y otra terrenal.
En la parte celestial se aprecia a la Virgen María rodeada de querubines, arcángeles y cuatro de los patronos asignados a Caracas durante la época colonial.
A la izquierda de María figuran su madre Santa Ana, patrona de la catedral y del obispado de Venezuela, y el apóstol Santiago el Mayor, patrono principal de Caracas.
A la derecha están Santa Rosalía de Palermo, invocada contra las pestes y epidemias y “Patrona Menor Principal de Caracas”, junto a Santa Rosa de Lima, protectora del Colegio Seminario con su nombre, germen de la actual Universidad Central de Venezuela.
A los pies de María destacan el arcángel Rafael (con el pescado en la mano) y otro ángel que le ofrece a la Virgen el escudo de Caracas, compuesto por un león y una venera con la cruz de Santiago.
Y la tierra…
Debajo de la escena celestial se despliega un paisaje de la Caracas de los techos rojos tal como podía apreciarse desde la Colina de El Calvario en las décadas finales del siglo XVIII.
En el centro de la composición figura la Plaza Mayor (actual Plaza Bolívar), rodeada de las arcadas que tuvo desde 1754 hasta su demolición en 1865 por orden de Antonio Guzmán Blanco.
Hacia la plaza convergen dos procesiones religiosas por las calles de la Agonía y el Perdón.
Frente a ella destaca la Catedral de Caracas con su torre tal como lucía tras la restauración a la que fue sometida tras el llamado “terremoto de Santa Úrsula” del 21 de octubre de 1766.
Este detalle llevó al mencionado experto Carlos Federico Duarte a fechar la pintura entre 1775 y 1785 en lugar del año 1766 propuesto por Arístides Rojas.
Detrás de la catedral, a lo lejos, se ve la torre de la iglesia de La Candelaria, destruida por el terremoto del 26 de marzo de 1812.
A la izquierda figura la iglesia de San Mauricio, hoy desaparecida. En su lugar se alza actualmente la Basílica Menor Santa Capilla.
En la parte derecha de la obra se vislumbra una cúpula que podría corresponder al Oratorio de San Felipe Neri (actual Basílica de Santa Teresa) o a la iglesia de San Pablo el ermitaño (actual Teatro Municipal de Caracas Alfredo Sadel).
Mudanzas
El cuadro “Nuestra Señora de Caracas” estuvo durante casi un siglo expuesto a la veneración pública en un nicho exterior del pabellón de guardia ubicado frente a la torre de la Catedral.
Según Aquiles Nazoa, “allí fue objeto del culto de varias generaciones de caraqueños, que cada noche lo alumbraban o se agrupaban en su entorno para rezarle a la Virgen tutelar de la ciudad”.
Tras la demolición del pabellón en 1865, la obra se trasladó a otro nicho en una casa cercana a la torre, donde permaneció hasta 1874, cuando la mudaron al entonces recién creado Museo Caracas.
De ahí pasó al Museo Bolivariano en 1938 y desde 1952 se exhibe en la Capilla Santa Rosa de Lima, ubicada en el interior del Palacio Municipal de Caracas y escenario de la histórica firma del acta de independencia de Venezuela el 5 de julio de 1811.
El pintor Carlos Otero realizó en 1967 una versión del cuadro en el que incluyó algunos angelitos negros en alusión al célebre poema homónimo de Andrés Eloy Blanco. De ahí el título de la obra: “Nuestra Señora de Caracas-Homenaje a Andrés Eloy Blanco».
