Patrimonio de la humanidad: Ciudad Universitaria
El 2 de diciembre del año 2000, la Ciudad Universitaria de Caracas (CUC) fue declarada como patrimonio de la humanidad por la UNESCO. Este hecho fue el fruto de un trabajo arquitectónico magistral por parte de Carlos Raúl Villanueva, que colocó a la UCV entre las mejores obras arquitectónicas del siglo XX.
Patrimonio de la humanidad es el título conferido por la UNESCO a sitios específicos del planeta que han sido propuestos para su inclusión, en la lista mantenida por el Programa Patrimonio de la Humanidad. Durante 20 años se perseveró para incluir a la CUC en esta lista. Cuando por fin se logró su incorporación, la UNESCO atribuyó que es “un ejemplo inminente de un tipo de construcción o de un conjunto arquitectónico o tecnológico o de paisaje que ilustra uno o más períodos significativos de la historia humana”.
El campus de la Universidad Central de Venezuela (UCV), fue el sueño del gran referente de la arquitectura criolla, Carlos Raúl Villanueva. El inicio de su construcción data de 1940 cuando la administración del presidente Medina Angarita. Numerosos artistas, ingenieros y arquitectos, se unieron a esta construcción que finalizó en los años 6o y se convirtió en el emblema de concreto de todo un país.
Existen fechas muy importantes para la CUC con respecto a su nombramiento como Patrimonio de la Humanidad. Su viaje comenzó en 1993 cuando se convirtió en Monumento Histórico Nacional. En 1997, un grupo de profesores e investigadores de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo llevaron a cabo un proyecto denominado “Ciudad Universitaria de Caracas-Patrimonio”. No fue sino hasta 1999 cuando la CUC fue postulada ante la UNESCO, para ser el siguiente año cuando finalmente podría optar, entonces, a la declaración que le daría lugar como Patrimonio Mundial.
La CUC es un símbolo de la modernidad venezolana y los caminos que, en un momento, decidimos recorrer. Este es un espacio tan único y especial, que mucho más allá de ser, por supuesto, Patrimonio Mundial, lo más maravilloso es que se ha colado entre los corazones de quienes pudieron, en algún momento, transitar por sus pasillos.