Ahora leyendo
Las Crónicas de Rafael Greco: Triceratops

Las Crónicas de Rafael Greco: Triceratops

Triceratops

Continuamos con Las Crónicas de Rafael Greco y en esta oportunidad le corresponde al álbum «Triceratops» de Guaco.

Muchos concedores del repertorio de Guaco afirman que «Triceratops» es un disco esencial de la agrupación ya que incorporaron muchos estilos y elementos en su sonido; leamos la crónica de Rafael Greco:

Se hacían incómodos los conciertos con el controlador de batería Roland. La era “híbrida o tecno-acústica” moría, aunque apenas abriera los párpados para otros géneros musicales; las bandas que emergían como islotes de medusas en los mares proponían lo acústico, lo orgánico; el MTV unplugged promovió, quizá sin suponerlo, esa influencia expansiva.

Guaco se rebela ante la esclavitud de las máquinas, plantea grabar nueva música tocando en vivo en el estudio. Piano, bajo, batería, timbales, tumbadoras, bongó-campana, tambora y charrasca en una sola toma definitiva, luego se añadiría el resto.

El plan significó un reto para nuestro ingeniero Hermes Carreño. El Control Room de la sala principal de los estudios Telearte estaba en mantenimiento, se encontraba en el primer piso del edificio. La sala B (única operativa para el momento) estaba ubicada en la planta baja; el área era reducida, solo un estrecho pasillo para dos o tres personas entre la consola y la pared de fondo, otra lengua alfombrada más amplia entre la parte trasera de la consola y el vidrio que transparentaba un cuarto rectangular.

No había sistema de cámaras para comunicarnos, ni dinero para alquilarlo. Hermes, saltó al vacío lanzando un cable múltiple (snake) desde la sala principal hasta la consola del estudio B. Arriba estaría dispuesta la batería y toda la percusión; en el Control Room, bajo y piano. Los productores se turnarían, unos dirigiendo arriba, otros escuchando abajo. Se hicieron exhaustivos ensayos en Maracaibo y en Caracas. Para ese entonces ya tocábamos durante todo el año. Hubo días en los que, llegando de viaje, molidos, sin dormir, salíamos del autobús directo a ensayar. Se probaron las canciones; hubo discusiones, risas y hasta se cambiaron letras por el “bulying” colectivo.

Entramos a grabar. La banda fue magnífica, todo fluyó perfectamente. Solo en “Como poder olvidarte” se borró por error la batería; tuvimos que rehacerla, aún lo lamento. Pedro Castillo grabó el solo de guitarra en una sola toma bajo el marco de la puerta de entrada; echó broma con el tapete, en el que se leía “Sonografica Estudios” comentando irónicamente “Sonografica es tu Dios”.

El dolor de cabeza llegaría con la primera sesión de los vientos. Por la ingrata manera de ser de uno de los miembros de la fila se armó un lío tremendo trabajando en “Todo quedó, quedó”. Se suspende la grabación. Marcos Salas, Norman Cepeda y yo solicitamos grabar aparte; esto sumaría gastos y desperdicio de horas. Hermes propone realizar las sesiones en el estudio del ingeniero Miguel Ángel Larralde. El primer día, justo en “Todo quedó, quedó” me dice Marcos: “Rafa, me siento mal”.—¿Te duele el estómago? ¿Tenéis gripe? —pregunto. Pongo el dorso de la mano en su cuello—Cargáis fiebre, Twin.

Marcos abandona el lugar, era lechina.

Yo termino de grabar todos los saxofones y la flauta de “Luciana”, de las trompetas y el trombón se encargaría Juan Carlos Salas más tarde.

Se hicieron algunos registros de las trompetas en casa de Miguel, pero culminaron en Telearte.

Grabando las trompetas de “Mi tío” dice repentinamente Juan Carlos: “Rafa, me siento mal”. —Dios, tomemos un descanso—dije y pregunté: ¿Queréis café?—No, gracias, me siento muy mal. Me voy a acostar en el piso un rato.

Fiebre, lechina.

Lo que menos hubiese querido, me tocó enfrentarlo, tener que dirigir al personaje de la discordia. Con él, se terminaron las trompetas.

Ver también
Emilio Mauri, retratista especialista en dibujo y figura humana

Dejaré eso hasta aquí.

Junto a Gustavo, tuve que asumir la dirección de los montajes pautados mientras se recuperaba Juan Carlos.

Juan regresó, se terminó de hacer lo que faltaba y comenzaron las mezclas.

El disco sonaba solo, no había mucho que añadir o que corregir con ecualizadores y compresores.

El CD todavía no reinaba en el mercado venezolano; se mezcló con bajo volumen para el vinilo. La idea era darle espacio al ingeniero de mastering para que ajustara el nivel final y así se hizo. No se remasterizó el álbum para el formato CD; fue publicado con el master original, por esa razón suena con bajo volumen.

De un sueño vino el nombre, yo diría de una pesadilla que tuvo Gustavo con un Triceratops. El tridente, representado en el cráneo del dinosaurio.

Para nosotros, Triceratops simbolizó mucho. Comprobamos que la energía que transmitíamos en vivo la podíamos traer al estudio, presentarla como testimonio del equipo que conformábamos. Fuimos muy felices y con esa alegría abrimos la puerta de “las maduras” en grandes escenarios.

Texto: Rafael Greco T. – @inseptosinectos
¿Cuál es tu reacción?
Confuso
0
Divertido
0
Me encanta
0
Me gusta
0
Sorpresa
0
Ver comentarios

Dejar una Respuesta

Tu correo electronico no sera publicado.

SUBIR AL INICIO
La Guía de Caracas
X