La gratitud de un “Buen Vecino” en cuarentena
Periodista. Oriental, amante de la fotografía. Escribir es antioxidante
La Caracas de aquellos tiempos, en donde sentarse a ver el atardecer desde la Plaza Francia de Altamira junto a la familia ha quedado para muchos en un recuerdo, en una foto, se ha convertido en un flashback.
Todo ha dado un vuelco, los bancos han quedado vacíos o algunas personas ya no están, los abuelos aún guardan consigo el anhelado momento en que todos se puedan volver a reencontrar. Algunos han pasado años pegados al móvil, viendo a sus nietos crecer en otras latitudes, aferrados a una video llamada y a “echar la bendición” a través de una diminuta pantalla.
Este preámbulo ha permitido que la solidaridad de cientos de venezolanos se reavive, se mantenga intacta y se vuelva bandera dentro de sus corazones, sin el mínimo interés de recibir algo a cambio. El ver sonreír a un ser querido se convirtió en una verdadera prioridad, los más cercanos han pasado a ser familia, a ser compañía en una tarde de lluvia en la capital, el “Buen Vecino” ya cumple otro rol, ahora es hijo, nieto, hermano o sobrino de nuestro abuelo.
Una iniciativa que nació en Caracas con el único propósito de dar una mano amiga a las personas de la tercera edad en tiempo de confinamiento, el aislamiento para muchos se ha vuelto un total desconcierto y no es tiempo para la soledad.
El unificar fuerzas entre promotores, aliados y organizadores de este proyecto ha permitido en cuarentena tocar las puertas de los vecinos más necesitados, no solamente para entregarles alimentos, el cariño también va de la mano. Hoy este grupo de colaboradores ha conocido nuevos abuelitos y se han hecho “más panas” de los de siempre.
La gratitud pasó a primer plano, esta paralización globalizada nos permitió ser más humanos, a preocuparnos por el prójimo. Dibujar una sonrisa en el rostro de algún desconocido se ha vuelto habitual para el “Buen Vecino”.
Julieta, Luis, José, Humberto, Fidel, Juana, Raquel, Miguel, Lorenzo, Gladys, Esther, María, Dolores, Felipe, Pedro, Simón, Ramona, Luisa, sea cual sea el nombre de nuestro abuelito aún les quedan días por vivir, historias por contar y abrazos para regalar, nuestras manos guardan la oportunidad de hacerles sentir que aún siguen siendo lo más importante de nuestras vidas.
Para mayor información: @planbuenvecino .
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