Teresa Carreño, la mujer detrás de la leyenda
Toda mujer venezolana está compuesta de actitud, convicción y de un brillo que naturalmente la hace deslumbrar a distancia, pero, sobre todo, está impregnada de resiliencia. Tal fue el caso de Teresa Carreño.
Pianista, cantante y compositora, la más prolífica de latinoamérica en el siglo XIX y XX. Era inusual para una mujer ser destacada en el área donde ella se desempeñaba. Nació en Caracas el 22 de Diciembre de 1853. Fue bautizada por sus padres, parientes cercanos de Simón Rodriguez y María Teresa del Toro, como «la leona del piano», que ya venía de un linaje destacado. Inició una inminente carrera musical desde la infancia y por el resto de su vida. Con fracasos y también muchos éxitos, los cuales la llevaron a dejar el legado que todos conocemos hasta ahora.
Al escuchar su nombre vienen a nuestra mente todos sus reconocimientos y logros como artista. Pero, en realidad, ¿quién fue Teresa Carreño, la mujer?
Ella fue también sensible, con un temperamento regio, que amó y sufrió como todo ser humano. Leer su historia nos da una lección de perseverancia, determinación, disciplina y carácter, característico de toda dama originaria de Caracas, cuna de grandes.
Teresa Carreño, de signo capricornio
Lo que según las teorías astrales, significaría que contaría con cualidades como la seguridad en sí misma, desconfiada al principio, protectora de su intimidad, con sensibilidad y sutileza detrás de sus primeras capas; de saber encontrar siempre los recursos para salir adelante a pesar de las adversidades, lo cual no está alejado de la realidad en el caso de la personalidad de la concertista.
Se vio obligada a dejar Venezuela a muy temprana edad con su familia, por la situación político-social que atravesaba el país en ese entonces. Creció en un entorno encantado con su talento. Dio un concierto en la Casa Blanca para el presidente Abraham Lincoln con tan solo diez años de edad.
Casada cuatro veces
Tuvo cuatro hijas y un hijo como resultado de sus matrimonios. La muerte de su padre coincidió con su primer divorcio, lo que generó su más fuerte crisis económica. Esto la llevó a pedirle ayuda a su amiga alemana, la Sra. Bichoff, para el cuidado de su primogénita, Emilita Sauret Carreño, por no poder cubrir los gastos pertinentes de su crianza, a lo que la germana accedió con la condición de que la niña fuera adoptada por ella y que la pianista no volviera a verla más. Luego empezaron las giras, los conciertos, el canto, los matrimonios, los divorcios.
Al final de su vida sus restos fueron traídos a Venezuela, donde el Correo de Venezuela decidió emitir una estampita en su honor, siendo primera vez que pasaba con una mujer en el país.
En definitiva, su energía revive cada vez que el Teatro Teresa Carreño se llena de arte y cultura. Su vida llena de música, romance y tragedia representa todo lo que allí se manifiesta.