Historias con calle: Luis Roche
Una de las principales arterias viales del este de la ciudad, la avenida Luis Roche, lleva este nombre gracias a todos los aportes que hizo este venezolano a la arquitectura de nuestro país. La belleza de la cual disfrutamos hoy en urbanizaciones como La Castellana, Altamira o La Florida, es producto de la creatividad y visión que tuvo Luis Roche al momento de sacar adelante toda una ciudad pensando siempre en el futuro.
Luis Roche Jacquin, empresario venezolano y urbanista autodidacta, nació en Caracas el 20 de noviembre de 1888. Su padre fue el comerciante de telas francés, Emilio Roche y su madre, Blanca Jacquin. Su familia francesa le costeó una buena educación primaria y secundaria en París, lugar donde adquirió la mayor de sus influencias.
Sus actividades inmobiliarias las empezó junto a Juan Bernardo Arismendi en los sectores de Caño Amarillo, San Agustín del Norte y del Sur; esto para el año 1928, plena época gomecista. Por primera vez las calles de Caracas empezaban a tener alrededor de 17 metros de ancho. En comparación a los 7 reducidos metros de ancho, recurrentes en las calles de la ciudad, esto era una novedad. Después de estos proyectos donde recabó gran experiencia, continuó volcándose hacia el este de la ciudad. Hizo con gran calidad paisajística las urbanizaciones de La Florida, con amplias calles de 20 metros, y que además definieron como «un jardín en Caracas»: el primer suburbio jardín construido en la capital. Continuaron luego con Don Bosco, Los Caobos y Altamira, para el año 1943, donde las calles se ensancharon hasta 24 metros.
En aquellos años donde la ciudad iba aumentando en tamaño hacia el este, Luis Roche no solo estaba construyendo urbanizaciones, sino que estaba construyendo verdaderos hogares. Por su ya reconocida labor como urbanista, se le incorporó en tareas públicas de la administración de Eleazar López Contreras. El primer objetivo a través de la comisión técnica creada el 21 de mayo de 1936, era, según la Memoria de la Gobernación del año siguiente, plantear la circulación, tanto de peatones como vehículos, en cuestión de «Regulación y descongestión del tránsito en el centro de la ciudad de Caracas; estacionamiento de vehículos de pasajeros, de carga y otros; regulación de autobuses; adopción del sistema de señales luminosas y demás problemas del tránsito en general».
En el año 1943, Luis Roche adquiere de Ana Cecilia Branger y Teresa Sagarzazu, 110 hectáreas de la hacienda El Paraíso, para desarrollar la urbanización Altamira. Con ese objetivo Roche crea la empresa Altamira, C.A. En 1944 solicita al Concejo Municipal una autorización para realizar el parcelamiento y dar, así, inicio a la venta de terrenos, que se ofrecían, imagínese, a Bs. 25 el metro cuadrado. El proyecto consideraba espaciosas avenidas, una plaza con un obelisco y jardines. Al año siguiente, el 5 de julio, se inaugura el Obelisco de la Plaza Francia en la urb. Altamira. Fue construido por la firma Martín Hermanos.
Luis Roche contempló, siempre, que Caracas sería una ciudad que albergaría a 4 millones de personas. Esta visión le funcionó para tomar el éxito por sus propias manos y compartirlo con todos los caraqueños. Su legado lo podemos disfrutar, aún en el 2019, todos los que usamos los espacios que este insigne venezolano en algún momento se imaginó.