El teleférico del Avila cumple 63 años
El parque nacional Waraira Repano (Ávila) es la brújula espiritual de todo caraqueño que admire su cordillera, su silueta irregular atrapa nuestra vista y nos conecta con algo que ha estado antes que nosotros; pero está silueta tiene un agregado humano que la cambió y dejó huella de hasta donde es capaz de llegar los sueños.
Sobre la cordillera del Ávila, específicamente sobre el pico Ávila y Humboldt se encuentra las instalaciones del que ha sido por 63 años la atracción de la ciudad de Caracas por excelencia: El teleférico del Ávila. El complejo ha visto muchas generaciones subir en sus cabinas – antiguamente de 24 pasajeros hoy de 6 – y admirar aquel paisaje de nuestra ciudad. Cuenta con dos estaciones: Mariperez y Avila. A la estación Mariperez se puede llegar en carro (la estación cuenta con estacionamiento), tomando una autobús en la estación colegio de ingenieros o un metro bus en el mismo lugar.
Lo más vistoso del complejo luego del sistema de funiculares es el hotel Humboldt; Su silueta resalta sobre aquel pico donde se encuentra. El hotel cuenta con 14 pisos y su mayor atractivo son sus techos abovedados. Todo el 
complejo fue pensado y diseñado por Tomás Sanabria acompañado de profesionales y mano de obra venezolana y extranjera.
El teleférico cuenta con diversas actividades para todas las edades. la más conocida es la pista de hielo, que posee el título de ser una de las pistas a mayor altura del mundo. Además, restaurantes, puestos de comida, cafeterías y bares. Para los más pequeños también hay parques y actividades recreacionales en vivo. Y si lo tuyo es pasar una tarde leyendo o viendo diseño venezolano, sus instalaciones también cuentan con librerías y exposiciones de artesanos
El complejo fue inaugurado un día como hoy -29 de septiembre- en el año 1956 y desde entonces ha tenido un lugar en la visual caraqueña y en nuestro imaginario. Es importante reconocer el valor arquitectónico y cultural que yace tras él, para dejarle a futuras generaciones este lugar mágico que nos permite tocar el cielo de nuestra ciudad.