Las Crónicas de Rafael Greco: Pronto llegará
Economista (1987). Blogger desde el 2000. Beer enthusiast. Music lover.
Continuamos con la publicación de textos de Rafael Greco en las que narra el proceso de componer y/o arreglar canciones para Guaco. En el texto de hoy le toca el turno al tema «Pronto llegará» del ábum «Amazonas«.
Faltaba una canción. El productor sabe o intuye cuándo un disco está incompleto. Gustavo (Aguado), convence a Jorge Luis Chacín para que aporte otra composición. Recibo la llamada de Jorge: “ Rafa, la pieza que te di para nuestro disco, se la ofrecí a Guaco”.
Ese fue el desajuste inicial; el esquema que ya estaba tomando forma para el primer álbum de Jorge tuve que echarlo a la papelera. Muchas personas no saben, que en la mesa de un arreglista se desechan trabajos enteros sin lamentos, sin chistar.
Comencé un nuevo proceso, pensé en los chimbángueles; los tenía en un cassette que una sobrina de Juan de Dios Martínez me había regalado. Pasé los tambores al sampler y las ideas comenzaron a fluir en direcciones opuestas, del estribillo al inicio y del interludio al final. Todo se fue armando como una estructura de lego. Los loops que preparé se los llevé a Germán Landaeta para que los tratara; Germán me aconsejó: “destrúyelos en tu casa, que suenen lo peor posible, yo luego veré qué hago con ellos”. Los pasé por una Lexicon, maltraté la cinta de un cassette y allí los grabé.
Al igual que Asere Boncó, Pronto Llegará nunca tuvo voz guía; no comuniqué de qué iba la canción, ni señalé las secciones, todo esto para poder sacar de la banda más música desde la misma música.
En mis estudios de análisis, forma y composición, trabajé con mucho cuidado la distribución de los elementos en la partitura: justificar cada idea, las variaciones, el balance de los timbres, el color armónico, su constancia, la intensidad, el sentido del humor, el misterio de la resonancia de los armónicos, etc.
Aquí no hay cabo suelto, todos los aspectos están vinculados entre ellos, atados a sus consecuencias y a sus reflejos (efecto espejo).
El patrón de batería y tumbadoras del segundo verso fue diseñado especialmente para la canción. Llegar a los sonidos de guitarra fue una tarea ardua. Recién salía el disco de Sammy Hagar “Marching to mars”. Lo puse como ejemplo en el estudio para encontrar la justa textura que acompaña la entrada de los vientos. Recreamos un viejo sonido de Pedro Aznar con mucho reverb para la segunda parte.
Utilizamos un set de tumbadoras preparadas que grabó Vladimir Quintero.
La sesión del piano acústico con Víctor Mestas fue a las 6:00am y solo contábamos con una hora y media.
David Pérez, el ingeniero, colaboró grabando en horarios imposibles, casi inhumanos.
Se presentaron otros desajustes, pero hablaré del último.
Jorge Luis me comunica que no cantará su canción:
—Hubo una distribución del repertorio, Rafa, yo no la voy a cantar.
—Jorge: el arreglo fue hecho para tu voz.
—¡Entonces, cantála vos!
— Es muy alta para mi y además está dedicada a tu abuelo.
—Que la cante Gustavo, no importa.
Ver también—Dios, importa; la voz de Gustavo es otro universo.
—Cantála vos…
—nos sentamos en el piano a cantarla juntos.
Después de las participaciones de Pedro Castillo y de Guillermo Carrasco, me paré derrotado frente al micrófono.
Por suerte, Gustavo (Aguado) sirvió de coach junto a Germán, convirtiendo mi desánimo en positividad.
Cedió la marea, la mezcla fue una delicia; mi voz encajó.
A veces pienso que pagué cantando el sometimiento que vivió la banda bajo mi dirección.
Este arreglo fue como la pastilla que se toma El Chapulín Colorado. Volví a ser niño, para ver a mi madre abriendo los portones en la casa de la avenida diez, dejando entrar a los chimbangleros para bailar al santo. Regresé a mis raíces, como sucedió con Guaco Clásico y fijó el norte que alcanzaría veinticuatro años más tarde, luego de tanto andar, en mi álbum Dice que vive.
Texto: Rafael Greco T. Instagram: @inseptosinectos
Estas historias son muy interesantes porque nos ayudan a comprender el proceso que se atraviesa para que las canciones lleguen hasta nuestros oídos.