Los orígenes de la bandera venezolana
En 1806, el caraqueño Francisco de Miranda, precursor de la independencia latinoamericana y héroe de la Revolución Francesa, intentó cumplir su viejo anhelo de invadir Venezuela para liberarla del dominio español. No lo consiguió, pero en el camino enarboló por primera vez la bandera que serviría de inspiración a los actuales pabellones de tres naciones suramericanas.
Con la ayuda de varias amistades influyentes y el apoyo tácito del gobierno de Estados Unidos, Miranda logró reclutar una tripulación de 200 personas, fletar un barco de 180 toneladas al que bautizó como “Leander” en honor a su primer hijo, y reunir una importante cantidad de armas.
La embarcación partió de Nueva York el 2 de febrero de 1806 rumbo a la rada de Jacmel, al sureste de Haití, adonde llegó el 20 de febrero. Allí, Miranda ordenó la confección del pabellón que serviría de insignia a su expedición libertaria, el cual fue izado solemnemente por primera vez en el palo mayor del “Leander” el 12 de marzo en medio de descargas de cañón y fusilería y los gritos entusiastas de la tripulación.
Un participante de la expedición refirió años después que aquella bandera estaba formada por “los tres colores primarios que predominan en el arco iris”. Aunque a menudo se afirma que la disposición cromática era la misma de la bandera venezolana actual, esto no fue exactamente así, como veremos más adelante.
El “Leander” salió de Haití rumbo a las costas venezolanas el 28 de marzo. Lo acompañaban las goletas “Bacchus” y “Bee”. El 27 abril intentaron desembarcar en Ocumare de la Costa (actual estado Aragua), pero dos naves guardacostas españolas se lo impidieron. Miranda y su barco lograron escapar, pero las dos goletas haitianas con sus 60 hombres fueron capturadas. Diez de ellos fueron ahorcados en Puerto Cabello y los restantes sufrieron distintas penas de cárcel.
Francisco de Miranda logró reorganizarse y reclutar nuevos tripulantes y barcos en Trinidad con la ayuda de las autoridades inglesas. En la mañana del 3 de agosto de 1806 logró desembarcar en la Vela de Coro (estado Falcón) y tomar el fortín de San Pedro tras vencer a la guarnición española. En dicha fortaleza ordenó izar el pabellón tricolor, siendo la primera vez que esta insignia ondeó en Venezuela y Suramérica.
Al día siguiente, Miranda tomó sin resistencia la ciudad de Coro y colocó la bandera en la torre de la iglesia parroquial y en los edificios principales. Pero ante el nulo apoyo de la población local a su propuesta independentista, no le quedó más remedio que ordenar la retirada el 13 de agosto, apenas diez días después de su llegada.
Colores y simbolismo
Según declaraciones de varios testigos de la invasión a Coro, el pabellón que izó Miranda, conocido como “Bandera Nacional” o “Bandera Madre” constaba de los colores azul, amarillo y rojo, en ese orden. No tenían, pues, la misma disposición de la bandera actual, como se sigue afirmando con frecuencia.
¿Qué significaban esos colores y cuál fue su inspiración? Se han propuesto diversas teorías al respecto, incluyendo una tan popular como carente de base histórica que apunta a los rasgos físicos de la zarina Catalina la Grande, a quien Miranda conoció en su juventud.
Asimismo, la versión que atribuye al color amarillo el simbolismo de la riqueza nacional, al azul el de la amplitud de los mares y al rojo el de la sangre derramada por los héroes de la independencia, se enunció por primera vez en 1819, tres años después de la muerte de Miranda.
Los historiadores Carlos Edsel González y Carlos Maldonado-Bourgoin, por su parte, ofrecen una explicación más plausible: Francisco de Miranda se inspiró en los antiguos incas y su culto al arcoíris. De hecho, el Precursor sentía una gran admiración por esta civilización precolombina y hasta llegó a plantear un Incanato como propuesta de gobierno para las naciones liberadas del dominio español: “El emperador sería un descendiente de los incas, y el sistema parlamentario funcionaría como en Inglaterra, con una Cámara de los Comunes, elegida por el pueblo, y un Senado de caciques”, explica el escritor colombiano Germán Arciniegas.
Los incas veneraban al arcoíris como manifestación del sol, su máxima deidad, así como puente entre el cielo y el inframundo y como protector de su máximo gobernante, cuyo pendón real incluso estaba adornado con los colores de este fenómeno atmosférico.
Asimismo, el principal templo inca, conocido como “Coricancha” y ubicado en Cuzco, incluía una capilla dedicada al arcoíris, en cuyo techo colgaban diversos cristales que producían un arco multicolor al ser movidos por el viento.
Esta posible inspiración también encuentra eco en dos publicaciones inglesas contemporáneas de la expedición mirandina, en las que se asevera que el prócer caraqueño llevaba “la insignia de los antiguos peruanos brillantemente desplegada en sus estandartes”.
Diseños y rediseños
A pesar del fracaso del desembarco en Coro, a la bandera tricolor de Miranda todavía le quedaba una larga historia por delante.
Tras los hechos del 19 de abril de 1810 en Caracas, Francisco de Miranda regresó a Venezuela para incorporarse al incipiente proceso emancipador. Estuvo entre los diputados que proclamaron la independencia venezolana el 5 de julio de 1811 y ese mismo día recibió el encargo de diseñar la bandera de la nueva república.
Junto a Lino de Clemente y el peruano José Sata y Bussy, Miranda concibió el pabellón que por primera vez dispuso los tres colores en su orden actual: amarillo, azul y rojo. Asimismo, incluyó en la parte superior de la primera franja (la más ancha de las tres) un rectángulo con la figura de una india rodeada de alegorías e inscripciones alusivas a Venezuela y Colombia, nombre, por cierto, también acuñado por Miranda como un homenaje a Cristóbal Colón.
Esta nueva bandera ondeó por primera vez el 14 de julio de 1811 en el cuartel San Carlos y en la Plaza Mayor de Caracas, actual Plaza Bolívar.
¿Qué llevó a Miranda a modificar el orden de los colores? A juicio de los historiadores González y Maldonado-Bourgoin, “su creador decidió, por razones históricas, sicológicas y hasta cabalísticas, no repetir un pabellón que no pudo consolidar sus objetivos; bandera que fue escarnecida, humillada e incinerada por mano del verdugo realista; bandera que no le acompañó la suerte, a pesar de los innumerables méritos y abalorios que adornaban la recia personalidad del general Miranda, para entonces el más ilustre americano”.
Desde entonces, la insignia tricolor conocería diversas modificaciones más. En 1817, el efímero “Congresillo” de Cariaco le añadió por primera vez las siete estrellas que simbolizaban las provincias que declararon la independencia en 1811, aunque eran de color azul y estaban ubicadas en la franja amarilla.
Asimismo, el tricolor mirandino fue entre 1821 y 1830 la bandera de la República de Colombia, mejor conocida como “la Gran Colombia” y que comprendía las actuales Venezuela, Colombia y Ecuador. Estos últimos dos países, de hecho, también lo adoptaron al convertirse en estados independientes.
Por su parte, Venezuela siguió haciéndole cambios a su tricolor nacional. En 1863, el presidente Juan Crisóstomo Falcón puso por primera vez las siete estrellas blancas en la franja azul. Seis de ellas estaban ordenadas de forma circular y la última se ubicaba en el medio.
En 1905, el mandatario Cipriano Castro quitó la estrella blanca del centro y la incorporó al círculo junto a las demás.
La modificación del 15 de julio de 1930 incluyó la ordenación actual de las siete estrellas como “un arco de círculo con el lado convexo hacia arriba”. Asimismo, en 1954 se dispuso la inclusión del escudo nacional en el extremo de la franja amarilla cercano al asta.
La última revisión del diseño de la bandera venezolana data del 9 de marzo de 2006, cuando se retomó la propuesta hecha en 1819 por Simón Bolivar de incluir una octava estrella en representación de la entonces recién liberada provincia de Guayana.