Compromiso Compartido: de Propatria y Petare pa’l mundo
Periodista. Oriental, amante de la fotografía. Escribir es antioxidante
El objetivo de reconstruir un tejido social centrado en el bienestar de las comunidades es uno de los pilares de la ONG Compromiso Compartido, el arte les ha abierto las puertas a dos mundos que integran a la Gran Caracas.
El arte no solo cura el alma, también permite la integración de la sociedad sin distinción de clases, las iniciativas con sello de formación para los ciudadanos siguen ganando espacio en Venezuela mientras surgen nuevas alternativas que apuntan al desarrollo cultural y educativo de quienes viven en las zonas populares que integran a la Gran Caracas.
La comunidad de San Blas en la parroquia Petare, hoy en día muestra una nueva cara, sus vecinos han dado luz verde a las buenas acciones de un grupo de voluntarios que lleva como bandera el compromiso compartido de generar bienestar, sus muros se han llenado de colores, de mensajes llenos de valores, sus habitantes han dado vida a obras artísticas que al final se han transformado en huellas que apuestan al respeto, la tolerancia y la vida.
Propatria tampoco ha quedado atrás, su vena artística ha salido a relucir, bastó unas cuantas clases y talleres para que un grupo de vecinos obtuvieran conocimientos en la realización de cortometrajes y murales; con el pasar del tiempo los objetivos trazados se alcanzaron, el sentimiento de satisfacción sigue latente entre los involucrados.
Ambas zonas llevan consigo una esencia distinta, pero no por ello su gente deja a un lado el calor venezolano. Para Óscar Patiño, director de la ONG Compromiso Compartido, esta tarea de formación ha permitido fortalecer la reconstrucción del tejido social a través del activismo creativo y artístico, una meta que en principio fue cuestionada y hoy ha dado buenos frutos.
La acción de reinventarse se convirtió fundamental para este grupo, en medio de la pandemia han tenido que migrar a lo digital en un país donde el servicio de telecomunicaciones no posee privilegios, sin embargo, el compromiso que mantienen con las barriadas, su gente y el arte sigue siendo mayor, el formato de los talleres se ha simplificado pero su contenido y calidad se mantienen intactos.
Creaciones Ciudadana 2.0 es el producto que en cuarentena esta ONG sigue ejecutando junto a integrantes de estas dos zonas, “el resultado ha sido muy chévere, las guías, los profesores”, para el representante de esta organización lo primordial radica en “agregar un valor que fuese de la mano a la situación que se está viviendo”, con el fin de crear productos que generen ingresos que puedan ser invertidos en las mismas comunidades.
Para muchos caraqueños estos dos sectores populares pudieran generar temor, bien sea por su reputación o la suspicacia, desde la óptica de Patiño, trabajar en estas zonas se ha convertido en sinónimo de empatía y crecimiento, “la receptividad ha sido tal que hemos tenido que replantear las estrategias de formación”.
Hoy un poco más de 60 participantes siguen en formación, la pandemia no los ha paralizado, en poco tiempo serán conocedores de elementos invaluables que les permitirán crear un guion, murales o la historia de algún nuevo superhéroe, apuestan por ser en sus comunidades y núcleos familiares agentes de cambio, una virtud que muchos han tenido que afianzar en los últimos años.
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