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5 razones para subir el Ávila

5 razones para subir el Ávila

subir el Ávila

Todos conocemos una famosa canción que solamente habla del gran pulmón de Caracas: El Ávila. Y es que sin importar de donde eres, Ilan Chester llegaba y deseabas como nunca subir el Ávila. Pero mucho antes de esta famosa canción, típica en las bodas, algunos pintores ya la admiraban desde todos sus ángulos.

La majestuosidad de la montaña no pasa desapercibida, y es que su secreto es la historia que alberga y las supuestas morocotas que aún nadie ha encontrado. Pero esto no viene al caso, la verdad es que la montaña es el norte del caraqueño, aquél que se pierde en pleno centro de Caracas entre tanta multitud y aquél copiloto que al pasar por la Cota Mil, no puede dejar de mirar la inmensidad del Ávila.

Para mí en particular, esta gran montaña que no pasa desapercibida, es el sello que dice “hola, soy Caracas”. Si, tal cual un personaje, porque al llegar a la ciudad es ella quien te da la bienvenida.  Y dice a gritos “ven, conóceme, acércate”.

Entonces, si la montaña te dice “conóceme”, debes ir y tomarte un tiempo para conectarte con la naturaleza que rodea a la ciudad. Algo así como lo de Mahoma, pero en este caso la montaña te lo pide. Estas son 5 razones por las cuales debes subir al Ávila:

  • Bajar unos kilitos.

Yo soy 0 fitness la verdad, el único ejercicio que hago es el de levantar el tenedor. Pero al menos 3 veces al año subo el Ávila a pie y aunque es matador y mis piernas quieren salir corriendo a mitad del camino, siempre encuentro una buena recompensa. Hablo de heladitos, chocolate caliente y demás, pero esa es otra razón de la cual hablaremos después. Sin embargo, el ejercitarse en Ávila es una buena idea, saldrás con tremenda piernas. Una de las cosas que dicen es que al bajar lo hagas de espalda para fortalecer lo que mi mamá llama “batata”, aunque con mucha precaución de no caerte.

Más allá de ejercitarse también pueden refrescarse, porque después de un buen rato sudando, lo mejor es tomar un poco de agua directamente de la naturaleza o disfrutar de las cascadas y riachuelos que pueden encontrar por la subida de Sabas Nieves o por Cotiza al llegar a los Venados.

Quebrada Quintero

  • Un break de la ciudad.

En ocasiones la ciudad se hace pesada, hay mucho ruido, mucha gente y no encuentras un lugar de tranquilidad, pero ahí está el Ávila, para consentirte y darte ese momento a solas que necesitas. Ya sea si subes en teleférico, en jeep o a pie. En algún punto al ver la ciudad desde tan arriba, te empiezas a conectar con aquella naturaleza que te rodea y al bajar; por lo menos yo, siento que se me quitaron unos añitos y mis dos canas. De igual manera uno de los lugares más calmados del Ávila, el museo de las piedras marinas, puede que ahí encuentres la relajación que tanto buscas.

Museo de las Rocas Marinas

  • La comida

Si hablamos de comida, no puedo decir que soy una experta. Pero si puedo decir que me encanta comer. Principalmente el encanto del Ávila está en sus dulces y parrillas. Al menos, al llegar a Galipán puedes encontrar varios locales que te recordarán al hogar. Es una sensación indescriptible, hermosa y sobretodo sabrosa. Aunque los dulces típicos no se quedan atrás, si vas en teleférico, debes comprar un chocolate caliente, disfrutar de las manzanas acarameladas y las cachapas. Pero tranquilo, apenas al llegar sabrás donde es, puesto que el olor tan apetitoso enseguida lo notarás. Si vas a pie por Sabas Nieves, disfruta de un buen heladito en el puesto de guardaparques y no te sientas culpable porque esos kilitos se van bajando. No es lo mismo un raspado en la Florida que en la punta del Ávila.

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  • El entretenimiento

El Ávila está rodeada de todo tipo de actividades, empezado por subir en teleférico. No importa si le tienes pánico a las alturas, aún así la subida y la vista da un sentimiento entre “sáquenme de aquí, me voy a morir” y «Qué bonita es Caracas». Más allá de subir en teleférico, también puedes hacer otras cosas como montar a caballo o burrito, ir a la pista de patinaje e intentar no caerte, o hacer lo que todos hacemos cuando entramos a la pista de patinaje: agarrarnos del pasamano como si nuestra vida dependiera de ello.

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También diversos grupos hacen excursiones para conocer la historia que está dentro del Ávila, como visitar las ruinas del Dr. Knoche, el Camino de los Españoles,o el Teleférico Abandonado.

Ruinas del viejo sistema teleférico

  • Una vista perfecta.

En Caracas encontramos algunos miradores, pero la vista que tienes desde el Ávila no la puedes comparar. Si estás en el Pico Naiguatá te sentirás entre las nubes y aún así la sensación no se logra en su totalidad describir. Igualmente si vas a pie habrá momentos en los que verás a la ciudad hacerse más pequeña, o si vas en teleférico puedes usar los visores, pero al observar se te va a hacer bastante complicado distinguir el cielo y el mar, puesto que las tonalidades azuladas parecen mezclarse la una con la otra. Si logras quedarte en alguna posada o acampar, no olvides despertarte bien temprano o al menos quédate para ver el atardecer, ya que son de otro mundo.

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Razones para subir el Ávila sobran, pero si tienes otra en mente cuéntanos cuál es tu razón favorita para subir el Ávila y así ¡ lo incluiremos en una nueva lista!

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