La Esfera de Caracas: De lo físico a la memoria colectiva
Es bien sabido que Caracas además de gozar de un verdor característico también goza de un sinfín de obras de arte entre sus calles y avenidas. Existen obras que le dan vida a las paredes, que nos reciben al llegar a una estación del metro y otras que están en diferentes sitios públicos.
Cada caraqueño tiene su obra favorita, desde un grafiti en el boulevard de sabana grande hasta una escultura en Altamira. Pero hay obras con las cuales nos identificamos más como caraqueños; no necesariamente tienen que ser una estatua o un paisaje, basta con despertar un sentimiento de impresión o de identidad con el espectador para quedar grabada de por vida.
La esfera de Caracas precisamente logra este cometido con su color rojo brillante y sus 12 metros de altura, desde donde observa a los caraqueños. Esta fue ideada y creada originalmente en 1974 por Jesús Rafael Soto a una escala mucho menor en comparación a su morocha. Luego, durante 1996 se decidió llevarla a una escala monumental para embellecer la ciudad.
La obra pertenece a una larga investigación del maestro Jesús Soto donde trabaja aspectos como los son la construcción de la forma y el movimiento a partir de objetos estáticos. De esta manera, el maestro logra construir una esfera a partir de 1.800 varillas de aluminio hueco que asemejan una esfera. la precisión milimétrica de cada varilla hace esta obra una digna representante de su autor.
Durante los años venideros sufriría desgaste y vandalismo teniendo esta que ser restaurada en dos ocasiones por el taller de Jesús Soto en Paris. La primera restauración en 2007 fue integra y se le agregó un sistema de iluminación para el disfrute nocturno de la esfera. Años después se movería unos cientos de metros desde su ubicación original hasta el nuevo distribuidor santa Cecilia donde los caraqueños pudieran apreciarla a 360° grados de visión.
Para las nuevas generaciones la esfera se ha vuelto una parada obligada en la cual pasar una tarde o tomarse fotos, pero es importante tener en cuenta que los espacios verdes de la esfera deben de ser preservados, igual que la obra en sí. Todos somos guardianes de este espacio y su memoria, ¡disfrútala!
¿Cuál es tu lugar favorito desde donde ver la esfera? ¿Qué recuerdos tienes de la esfera? Cuéntanos y comparte tu foto.