Panteón Nacional, memoria histórica de un país
La antigua iglesia
El 26 de marzo de 1812, un terremoto sacudió Venezuela. Muchos pensaron que se trataba de un castigo divino por coincidir con el jueves santo. En ese mismo año, Bolívar iniciaba su lucha independentista contra los realistas. Algunos dicen que a raíz de la tragedia, le declaró la guerra a la naturaleza en la plaza de San Jacinto. El sismo no solo destrozó ciudades, también dejó a la Primera República en la ruina.
Caracas fue una de las principales afectadas. Se estima que aproximadamente diez mil personas murieron, casi un cuarto de la población caraqueña de aquel entonces. Además de las pérdidas humanas, media ciudad se derrumbó. Algunas edificaciones coloniales cedieron ante el temblor y se perdieron.
Una de las bajas más relevantes por su vinculación con la familia Bolívar fue la Iglesia de la Santísima Trinidad. La obra del constructor Juan Infante, inaugurada en 1781, quedó completamente destruida. Fueron varios los intentos para reconstruir la iglesia, pero la mayoría nunca se completaron.
El monumento
Años después, en 1874, el Presidente Antonio Guzmán Blanco expropió el terreno de la iglesia y la transformó en lo que hoy conocemos como el Panteón Nacional. Con su decreto, el mandatario buscaba construir un sitio de descanso para los personajes ilustres de nuestra historia nacional.
Sin embargo, la edificación aún no estaba terminada para cuando fue declarada como Panteón Nacional. Por ello, Guzmán Blanco ordenó que se culminara la fachada con base en el proyecto del ingeniero José Gregorio Solano. Finalmente, fue inaugurado el 28 de octubre de 1875.
Actualmente, el Panteón Nacional se divide en tres naves, una central y dos laterales, separadas por columnas. Las pinturas del techo y las esculturas que decoran el interior del Panteón son obra del artista Tito Salas. El 25 de julio de 2002 fue declarado como Monumento Nacional.
De la nave central cuelga un hermoso candelabro de 4000 piezas y 230 luces, colocado en 1883. En el piso de mármol de las naves laterales se pueden leer placas conmemorativas y de agradecimiento a quienes allí reposan. En 2013 le fue anexado el Mausoleo del Libertador, un edificio diseñado por el arquitecto Lucas Pou de 54m de altura y en el que se resguardan los restos del Libertador.
Los habitantes del Panteón Nacional
Los primeros restos que se resguardaron en el Panteón Nacional fueron los de Juan Crisóstomo Falcón, Francisco Rodríguez del Toro e Ibarra, José Gregorio Monagas, Ezequiel Zamora y Ezequiel Bruzual. El 24 de agosto de 1876 fueron trasladados los de Luisa Cáceres de Arismendi, convirtiéndose en la primera mujer cuyos restos descansan en el Panteón.
El 28 de octubre de 1876, los restos de Simón Bolívar ingresaron al monumento. El Libertador reposa en un sarcófago de caoba con sus iniciales, ochos estrellas y dos laureles hechos de oro. Es custodiado por guardias inmóviles que cada hora le rinden honores al cambiar de guardia. El Monumento a Bolívar, del escultor italiano Pietro Tenerani, también vigila los restos con su mirada de mármol.
Asimismo, figuras célebres como Simón Rodríguez, Luis Razetti, Andrés Eloy Blanco, Cristóbal Rojas, Martín Tovar y Tovar, Armando Reverón, César Rengifo, Teresa de la Parra, Rómulo Gallegos, José Antonio Páez, entre otros, también reposan en el recinto.
Según la Constitución de 1999, para que un personaje histórico sea llevado al Panteón Nacional, tienen que haber pasado -al menos- 25 años desde su muerte. Hoy en día, las sepulturas y los procesos administrativos en el Panteón Nacional están a cargo del Ministerio de Relaciones Interiores.
Si estás interesado en conocer más sobre las personas que hicieron historia en Venezuela, entonces debes visitar el Panteón Nacional. Se ubica en la Parroquia Altagracia, Calle Real de Carballo, Plaza foro Libertador. Para aquellos que viajen en metro, deben bajarse en la estación Capitolio de la línea 1. El horario de visitas es de martes a domingo, desde las 09:00am hasta las 04:30pm.
