Arquitectura Art Déco y Free Form aún viven en Caracas
Al caminar por las calles de Caracas, el caraqueño muchas veces no nota la presencia de ciertos edificios que fueron la marca de una época. Un momento glorioso en la arquitectura de nuestra ciudad que dejó su huella en tantas obras y, como ciudadanos, solemos pasarlos desapercibidos. Es una actitud muy común, pues existe un dicho que dice que sólo hay una forma de distinguir a un ciudadano de Roma de un turista, y ésa es notar a dónde se dirige su mirada al pasar por el Coliseo; el romano ni lo ve, mientras que el turista no le quita los ojos de encima.
Lo que diferencia a Caracas del resto del mundo es que no posee un estilo único en su construcción, sino que consiste en una variada gama de expresiones arquitectónicas dignas de admirar. Es como si cada calle fuese el pasillo de un museo. Cada edificación no sólo representa un momento histórico de nuestra ciudad, sino que significa la manifestación de las distintas culturas que llegaron a habitar aquí.
Sin embargo, la Caracas que conocemos hoy no se construyó de un día para otro. Sino que consistió en un proceso de innovación para la época y requirió el trabajo de especialistas de distintas nacionalidades. Cada estilo arquitectónico consiguió la forma de adaptarse a este lugar lleno de oportunidades, un lugar que ya no se conformaba con las típicas casas coloniales y los techos rojos.
Después de la Primera Guerra Mundial, las influencias europeas tuvieron gran participación en el diseño de edificios que hasta hoy en día permanecen como parte de las edificaciones más significativas de Caracas. Una de estas influencias para la arquitectura fue el Art Déco, movimiento que llegó a nuestra ciudad para quedarse.
Fue un estilo que rompía con los ideales impuestos por el Art Nouveau, que simulaba un estilo naturalista y un cuidado especial a los decorados. Pues, el Art Déco daba paso a un movimiento mucho más moderno y constructivista, abandonando los empalagosos detalles de las construcciones típicas francesas. Su mayor auge fue entre principios del siglo XX hasta mediados de los 50.
Teatro Junín, en El Silencio por John Eberson (1950).
Edificio 5 Altamira, en la Av. San Juan Bosco, Altamira. Fachada por Arthur Kahn (década de los 40).
Edificio Silco, La Candelaria.
Después del Art Déco, surgió otro movimiento arquitectónico llamado Free Form, cuya protagonista fue la nueva generación de arquitectos que soñaban con cambiar todos los parámetros establecidos por los estilos famosos durante la Segunda Guerra Mundial. Tal como lo dice su nombre, el Free Form (que significa forma libre) es un movimiento autónomo que no requiere cumplir con ningún principio además de la creatividad y la variedad de figuras. Movimiento que sigue vigente hoy en día y en su máxima expresión.
Las construcciones más representativas de este movimiento en Caracas son:
El Aula Magna, en Ciudad Universitaria, de Carlos Raúl Villanueva (1954).
La piscina del Hotel Tamanaco Intercontinental por Hallabird, Root & Burge y Gustavo Guinand (1953).
Villa Planchart, por Gio Ponti (1957).
El Free Form fue una tendencia que abrió las puertas al resto de las construcciones contemporáneas que se llevaron a cabo en la segunda mitad del siglo XX en Caracas. Tendencia que aún se sigue practicando. Sin embargo, fue un movimiento que ayudaría a definir el aspecto de una ciudad, y que haría de la misma, un modelo a seguir para el resto del mundo a partir de entonces. Pues recordemos que, en las décadas de los 40, 50 y 60, Caracas era una cosmopolita y estaba en la cúspide del urbanismo moderno.
Amamos nuestra cultura y nos seguiremos dedicando a investigar acerca de esas construcciones que tanto nos identifican y nos distinguen de cualquier otra ciudad. Así que los invitamos a leer nuestras próximas publicaciones acerca de las construcciones más admiradas por los caraqueños.
Debemos recordar que no hay sentimiento más puro que caminar por las calles de tu ciudad y contemplarla como un turista. Pero para lograr esta motivación, es necesario cuidar de nuestras calles y edificaciones.
Por: Carla García Sánchez