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Las Crónicas de Rafael Greco: Óyela

Las Crónicas de Rafael Greco: Óyela

Óyela

Continuamos con esta serie de textos de Rafael Greco y sus andanzas con Guaco. En esta oportunidad leemos su historia sobre el tema «Óyela».

Víctor Paz y Maracaibo. El trompetista panameño, vivió en la ciudad y fue amigo de mi tío Giuseppe Terenzio; tocaron juntos un tiempo.

Cuando entré a formar parte del Súper Combo Los Tropicales, a los catorce años de edad, una de las cosas que más disfruté fue dialogar con Zío Peppino por largas horas en viajes, en su carro (estacionado después de los bailes en la avenida diez) en buses, hoteles, etc.

Muchas veces, en aquellas conversaciones, después del nombre Víctor seguía el de Tito.

Retornaba solo a Caracas, un domingo en el primer avión; amanecido, luego de un concierto con Guaco. Poco antes me había comprado en CD “Live at the Palladium”. Fue un vicio, era lo único que escuchaba.

Durante los cincuenta minutos que duró el vuelo, las turbinas y un coro que taladró mi cabeza no me permitieron dormir.

Por no dejar, anoté algunas palabras en la servilleta que me dio la azafata. Continuó torturándome la melodía hasta que llegué a casa.

Algo me hacía pensar que era de Tito, dudé que fuera una idea propia.

Dormí, descansé todo el día. El lunes reapareció como mosca impertinente la melodía. Me senté y escribí la letra primero. Ya en el piano, recordando a mi tío, a Víctor Paz y a Tito Rodríguez compuse “Óyela”.

Hice el arreglo en la habitación de Gustavo en el Hotel Uslar. Sobre el escritorio, Juan Carlos Salas tenía armado el estudio de programación: una Atari 1040 ST o una Classic, un cable midi, unos audífonos y el controlador. Tener una computadora no era nada barato. Nunca se sabrá las veces que el vaho de mi respiración empañó los cristales de una tienda del CCCT mientras soñaba con la Classic II.

Hay cosas que las junta el aire.

Raúl Agraz, trompetista venezolano residenciado actualmente en Nueva York, fue invitado a grabar en el disco “Guaco 1991”. Nos hicimos amigos. En un encuentro posterior, luego de varios años, me contó que había conocido a Víctor Paz.

Caracas, poco antes de mi salida de la banda.

Nos contratan para una fiesta privada. Compartiríamos la noche con Gilberto Santa Rosa. Los organizadores nos piden que toquemos algo juntos.

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Gustavo, se comunica con Gilberto; le pregunta cuál canción desea cantar y Gilberto responde ¡Óyela!

¡Dios mío! —exclama Gustavo— no la tenemos montada.—pero esa es la que quiero cantar.

La transcribí y la ensayamos. Fue una de las pocas veces que se tocó en vivo.

¿Gocé? Ustedes qué creen…

¡Gracias, Santa Rosa!

Nota: El maestro Víctor Paz, fue director musical y primera trompeta de la orquesta de Tito Rodríguez; grabó nueve álbumes. Sus créditos en conciertos, grabaciones y musicales de Broadway son numerosos.

Texto: Rafael Greco T. – @inseptosinectos
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