Victorio Macho: un escultor español en Caracas
En lo alto de un cerro de Castilla se encuentra una de las estatuas de Cristo más grandes del mundo. Su autor fue Victorio Macho, un escultor español con una obra muy vinculada a varios países de América Latina, entre ellos Venezuela.
Primeros años
Victorio Macho Rogado nació en Palencia el 23 de diciembre de 1887 y estudió en Santander y Madrid. Desde muy joven destacó como uno de los grandes renovadores y modernizadores de la escultura española de comienzos del siglo XX. Entre sus muchos trabajos figuran tallas religiosas y retratos de varias personalidades insignes como Benito Pérez Galdós, Santiago Ramón y Cajal, Jacinto Benavente, Miguel de Unamuno y Ramón del Valle Inclán, entre otros.
En 1927, Macho empezó a trabajar en su obra maestra: una monumental estatua de Jesucristo de hormigón armado, 21 metros de altura y 400 toneladas que sería ubicada en un cerro (otero) cercano a su Palencia natal. La obra, conocida como “El Cristo del Otero” fue inaugurada el 12 de junio de 1931. Es la segunda estatua más alta de España (tras el sevillano “Huevo de Colón” de Sevilla, de 45 metros) y una de las mayores imágenes de Cristo del mundo.
Victorio Macho salió de España tras el estallido de la Guerra Civil en 1936. Tras pasar por París y la Unión Soviética, arribó a Suramérica en 1939 y se estableció en Perú, donde viviría durante los siguientes trece años y realizaría encargos para varios países de la región. Suyas son, entre otras, la monumental estatua del almirante Grau en Lima y las dos esculturas de Sebastián de Belalcázar en las ciudades colombianas de Cali y Popayán.
Experiencia venezolana
La obra de Macho en Venezuela tuvo como eje central la figura del Libertador Simón Bolívar. El escultor palentino era gran amigo del banquero, ingeniero e historiador venezolano Vicente Lecuna, responsable de la restauración de la Casa Natal de Bolívar en Caracas y de la organización del Archivo del Libertador.
Lecuna y Macho idearon en 1945 un impresionante monumento a Bolívar que sería ubicado en la colina caraqueña de El Calvario. El proyecto consistía en una columna de 50 metros de altura rematado por una escultura ecuestre de bronce de 33 metros.
Sobre el caballo encabritado iría montado un Bolívar desnudo, en actitud de héroe clásico, con una capa ondeando al viento, la cabeza vuelta hacia atrás, una espada en una mano y una antorcha en la otra.
La propuesta, sin embargo, nunca se materializó. Macho siempre consideró este fracaso como una de las mayores frustraciones de su vida. El escultor sólo alcanzó a realizar la cabeza de tres metros de la estatua del prócer, que cobraría nueva vida años después, como veremos más adelante.
El otro encargo venezolano de Macho (y el último que realizó en América antes de su vuelta a España) consistió en un monumento fúnebre para los familiares de Simón Bolívar en Caracas.
En 1827, durante su último viaje a Venezuela, Bolívar visitó la tumba de su familia, ubicada en la capilla de la Santísima Trinidad de la catedral de Caracas, y expresó su deseo de erigir allí un monumento a sus padres y esposa. El propio Libertador reposaría también en ese lugar entre 1842 y 1876, cuando sus restos se trasladaron al Panteón Nacional.
El deseo de Bolívar no se haría realidad hasta 1949, cuando la junta militar que entonces regía el país ordenó la creación del monumento y encargó a Victorio Macho la realización de dicha tarea.
El escultor español diseñó un túmulo de granito coronado por tres estatuas yacentes de mármol. La del medio representa a la única esposa de Bolívar, María Teresa Rodríguez del Toro y Alayza, y las laterales a los padres del prócer: Juan Vicente Bolívar y Ponte y María de la Concepción Palacios y Blanco de Bolívar. Frente a ellas se ubica una escultura desnuda de bronce que representa al alma del propio Libertador orando por sus familiares fallecidos.
El sepulcro terminado se instaló en la catedral de Caracas el 17 de diciembre de 1952. Ese mismo año Victorio Macho regresó definitivamente a España. Se instaló en la localidad toledana de Roca Tarpeya, donde vivió hasta su muerte el 13 de julio de 1966 a la edad de 78 años. Sus restos descansan en una ermita debajo de su gran obra maestra: El Cristo del otero.
El «Bolívar gay»
En 1983, con motivo del segundo centenario del nacimiento de Simón Bolívar, el historiador y crítico de arte venezolano Alfredo Boulton obtuvo de la viuda de Victorio Macho autorización para fundir cinco esculturas a partir de la enorme cabeza del Libertador modelada por el escultor para el nunca realizado monumento de El Calvario.
Cuatro de dichos bustos se donaron a Colombia, Ecuador, Perú y Brasil, en varias de cuyas plazas pueden verse hasta hoy. El busto correspondiente a Venezuela, conocido como “El Genio” se instaló en la caraqueña Plaza de los Museos, donde no tardó en ser objeto de burlas a causa del supuesto gesto amanerado del prócer, llegándosele incluso a apodar “Bolívar gay”.
Ese mismo año, la imagen se trasladó a su ubicación actual en la recién inaugurada Plaza Caracas, entre las Torres del Centro Simón Bolívar, también denominadas “Torres de El Silencio”.