1883: Caracas celebra el centenario de Bolívar
Antonio Guzmán Blanco, presidente de Venezuela en tres ocasiones, modernizador y máximo hombre fuerte del país entre 1870 y 1888, tenía una fuerte megalomanía que lo llevaba incluso a compararse con el mismísimo Simón Bolívar. De hecho, suele considerársele el iniciador del culto bolivariano tal como lo conocemos hoy.
El escritor Oscar Yanes brinda una simpática anécdota al respecto: en cierta ocasión, un tal Morales acudió a Guzmán para pedirle la administración de una aduana. El mandatario se enfureció y lo reprendió por molestarlo. Mientras se apartaba, el hombre exclamó: “¡Hasta cuando se pone bravo es igualito al Libertador!” Al oír aquello, Guzmán Blanco se sintió tan halagado que le entregó a Morales la aduana de La Vela de Coro.
Por tal motivo, no sorprende que Antonio Guzmán Blanco erigiera en 1874 la estatua ecuestre del Libertador en la Plaza Bolívar de Caracas y que en 1883 celebrara por todo lo alto el primer centenario del nacimiento del prócer, efeméride que también aprovechó para presentar a Venezuela como una nación moderna y progresista, celebrar su propia gestión y asociar su imagen a la de Bolívar, como puede verse en afiches y medallas que circularon por aquellas fechas.
A juicio del crítico Pedro Juan Calzadilla, las celebraciones de 1883 fueron “las fiestas cívicas más grandes e importantes realizadas en Venezuela” hasta ese momento. Durante todo el año se realizaron desfiles y conciertos de ópera, se inauguraron estatuas, se concluyeron edificios, parques y vías públicas, se fundaron nuevas instituciones, se estrenaron o ensayaron nuevas tecnologías, se premiaron obras de arte y tuvo lugar una gran exposición nacional que ofreció una imagen global del país y sus industrias.
Estatuas, estatuas, estatuas
Buena parte de las celebraciones del Centenario consistieron en la instalación de esculturas de venezolanos y extranjeros ilustres en distintos puntos de la capital.
En la sede de la Universidad Central de Venezuela (actual Palacio de las Academias) se colocaron estatuas de los sabios José María Vargas y Juan Manuel Cajigal.
Asimismo, el 30 de julio de ese año se develó en el patio sur de la universidad una estatua pedestre de bronce de Simón Bolívar modelada en Nueva York por Rafael de la Cova y financiada por el gremio de comerciantes. La escultura recibió elogios del poeta cubano José Martí, entonces residente en Caracas. En 1945 fue trasladada a su ubicación actual: la Plaza Bolívar de Porlamar, isla de Margarita.
En la plazoleta del Panteón Nacional se inauguró una estatua de bronce de Francisco de Miranda, trasladada posteriormente a la plaza que lleva su nombre en El Silencio.
Una estatua ya desaparecida del líder liberal Antonio Leocadio Guzmán, padre del presidente Guzmán Blanco, se erigió en la antigua Plaza de San Jacinto, hoy Plaza El Venezolano.
Asimismo, en una plaza cercana a la actual Basílica de Santa Teresa se levantó una estatua de George Washington, trasladada en 1921 a El Paraíso, donde continúa hasta el presente.
Cultura, ciencia y tecnología
Durante la efeméride de 1883 también se concluyó la construcción de la Santa Capilla, un edificio de estilo neogótico diseñado por Juan Hurtado Manrique y ubicado donde antaño estuvo la primera iglesia de Caracas, dedicada primero a San Sebastián y luego a San Mauricio y erigida por el fundador de la ciudad, Diego de Losada.
También se inauguraron vías públicas como el ya desaparecido Pasaje del Centenario, ubicado en los terrenos del actual Banco Central de Venezuela (BCV).
El 10 de abril se fundó la Academia Venezolana de la Lengua. El propio Antonio Guzmán Blanco pronunció el discurso inaugural y fue su primer director hasta su muerte.
La tecnología ocupó un lugar destacado en las fiestas del Centenario. Se inauguró la línea de ferrocarril Caracas-La Guaira y se avanzó en la instalación de líneas telefónicas en la capital.
Durante la noche del 24 de julio (fecha del nacimiento de Bolívar), varios edificios del centro de Caracas, entre ellos la Plaza Bolívar, el Teatro Municipal y el bulevar del Palacio Federal Legislativo, fueron iluminados con luz eléctrica gracias a una planta alimentada con vapor, instalada detrás del teatro y operada por el empresario Carlos Palacios.
Una muestra de todo
Pero sin duda el evento central de aquel histórico año del Centenario fue la Exposición Nacional, que buscó ofrecer una visión total del país, su arte, su cultura y sus industrias. La curaduría corrió a cargo del sabio de origen prusiano Adolfo Ernst, considerado el introductor del positivismo en Venezuela.
El evento tuvo lugar en el Museo Nacional, un edificio neogótico obra de Hurtado Manrique ubicado cerca de la universidad (Palacio de las Academias) y que por mucho tiempo fue también sede de la Corte Suprema de Justicia. La afluencia de visitantes fue tal que el recorrido de la muestra se amplió a los espacios de la universidad, los cuales también contaron con luz eléctrica a cargo del mencionado Carlos Palacios.
La Exposición Nacional estuvo abierta entre el 2 de agosto y el 4 de septiembre de 1883 y recibió la visita de más de 62 mil 700 personas, quienes tuvieron la ocasión de admirar objetos personales de Simón Bolívar, obras de arte de artistas venezolanos y extranjeros y miles de manufacturas, maquinarias, muebles y otras muchas piezas industriales provenientes de todos los estados del país.
No lejos de allí, en el Palacio Federal Legislativo, se exhibió el enorme cuadro de Martín Tovar y Tovar sobre la firma del Acta de Independencia de 1811. La obra causó gran impacto y recibió la única medalla de oro de la Exposición Nacional.
El segundo premio fue para dos jóvenes artistas que expusieron en el Salón de Bellas Artes de la Exposición Nacional: Arturo Michelena por “La entrega de la bandera de Numancia al Batallón sin Nombre”.
Y Cristóbal Rojas por “La muerte de Girardot en Bárbula”.
Ambas obras se exhiben hoy en el Museo Bolivariano de Caracas.