La historia secreta de la estatua ecuestre de Bolívar
La imagen que muchos caraqueños tienen del Libertador remite a la estatua ecuestre que desde hace casi siglo y medio adorna la Plaza Bolívar, en el centro de la capital.
Se trata de un monumento cargado de historias y curiosidades, entre las que incluso figura un accidente marítimo que casi la destruye para siempre antes de llegar a su destino final.
Plaza para todos los gustos
Durante sus primeros tres siglos de historia, la Plaza Mayor, hoy Plaza Bolívar, tuvo diversos usos. En ella se realizaron ejercicios militares (de allí que también se la denominara “Plaza de Armas”), ejecuciones, celebraciones políticas, mercados públicos e incluso corridas de toros.
En 1842, con motivo de la llegada de los restos de Simón Bolívar a Venezuela, la municipalidad de Caracas dictó una ordenanza que bautizaba definitivamente al recinto como “Plaza Bolívar”. Desde entonces, y durante las siguientes tres décadas, se hicieron varios intentos de erigir una estatua del Libertador en la plaza. Los planes se frustraron una y otra vez debido a la constante insuficiencia de fondos y las turbulencias políticas.
Mientras tanto, dos ciudades suramericanas se le adelantaron a Caracas en la labor de levantarle estatuas a Simón Bolívar. La primera fue Bogotá, que en 1846 erigió una estatua pedestre del Libertador (la primera del mundo) en su amplia Plaza de Bolívar.
La pieza fue obra del escultor italiano Pietro Tenerani, autor también del monumento de mármol que presidió la tumba de Bolívar en el Panteón Nacional y que actualmente está en el nuevo y moderno mausoleo del prócer caraqueño inaugurado en 2013.
Por otra parte, en 1859 se inauguró en la Plaza Bolívar de Lima una gran estatua ecuestre de Libertador diseñada por otro maestro italiano, Adamo Tadolini, de quien volveremos a hablar enseguida.
¡Habemus estatua!
A finales de la década de 1860, la Plaza Bolívar de Caracas adquirió su aspecto actual gracias a la siembra de árboles y arbustos y la instalación de bancos, barandas, fuentes y una tribuna para músicos. Pero la ansiada estatua del prócer en su centro seguía siendo un asunto pendiente.
La situación cambió cuando Antonio Guzmán Blanco, ferviente admirador del Libertador e iniciador del culto bolivariano, alcanzó el poder en 1870.
En 1872, Guzmán decretó el levantamiento definitivo de una estatua ecuestre de bronce y “proporciones y forma monumentales” en la Plaza Bolívar. La financiación de la iniciativa correría a cargo de la Compañía de Crédito, institución creada en 1870 para facilitarle recursos al Ejecutivo.
La escultura sería una copia del monumento ecuestre de Lima diseñado por el mencionado Adamo Tadolini, quien para entonces ya había fallecido, por lo que su hijo Escipión se haría cargo del trabajo. La pieza mediría cuatro metros de altura y se alzaría sobre un pedestal de tres metros y medio hecho de sienita, una piedra granítica negra con vetas blancas.
La estatua de Bolívar se fundió en los talleres de la Fundición Von Muller, en Munich (Alemania) y las partes desmontadas del monumento y el pedestal salieron en barcos separados rumbo a Venezuela desde el puerto de Hamburgo a mediados de 1874.
Ocurre la tragedia
El pedestal embalado en 34 cajas llegó a Venezuela a bordo del bergantín “Annani” el 24 de septiembre de 1874. Su instalación solemne en la Plaza Bolívar tuvo lugar el 11 de octubre a las 5:30 de la tarde.
Previamente, Guzmán Blanco depositó varios objetos de relevancia histórica en una bóveda debajo del pedestal y la selló con cemento. Entre dichos artículos figuraban monedas, medallas, fotografías, mapas, periódicos, recopilaciones de leyes, decretos y las constituciones nacionales y copias de la “Geografía”, de Agustín Codazzi, y la “Historia”, de Rafael María Baralt.
La inauguración de la estatua, todavía en camino a Venezuela, estaba prevista para el 28 de octubre, día de San Simón. Pero un terrible incidente alteró el ambiente festivo que se vivía entonces: el buque danés “Thora”, encargado de transportar las piezas desmontadas de la escultura, encalló en un bajío del archipiélago Los Roques durante la madrugada del sábado 10 de octubre.
Cinco días más tarde, varias embarcaciones y voluntarios salieron a dichas islas para salvar el monumento e impedir su posible saqueo por parte de terceros. Las 15 cajas que contenían la escultura no llegaron a hundirse en el mar, lo que facilitó su rescate.
El 19 de octubre llegaron a La Guaira 14 cajas con las piezas desmontadas del cuerpo de Simón Bolívar. La última caja, correspondiente al caballo, se trasladó al día siguiente debido al esfuerzo adicional que supuso su gran peso.
Se decidió postergar la ceremonia de inauguración para el 7 de noviembre con el fin de revisar con detalle la estatua y arreglar cualquier desperfecto causado por su exposición al agua de mar.
Inauguración y epílogo
Finalmente, poco después de las 8 de la mañana del sábado 7 de noviembre de 1874, el presidente Antonio Guzmán Blanco develó la nueva estatua ecuestre del Libertador en la Plaza Bolívar de Caracas, saldando así una deuda histórica de tres décadas.
Fue una ceremonia solemne que se extendió hasta la noche y que incluyó salvas de cañón, repiques de campanas, cohetes, fuegos artificiales, globos aerostáticos, un desfile militar, presentación de ofrendas a la estatua por parte de diversas organizaciones gremiales, estudiantiles, políticas, clericales y gobiernos extranjeros y el encendido de la fachada de la Universidad (hoy Palacio de las Academias) con luces de bengala.
Por si fuera poco, la Plaza Bolívar también se iluminó por algunas horas con luz eléctrica (novedosa entonces) mediante un aparato construido por el farmaceuta Robert Janke y operado por el sabio de origen prusiano Adolfo Ernst, considerado el introductor del positivismo en Venezuela.
Para finalizar, un dato curioso: además de las esculturas de Lima y Caracas, existe una tercera estatua ecuestre del Bolívar de Tadolini. Se encuentra en la Plaza Naciones Unidas de San Francisco (Estados Unidos) y fue inaugurada en 1984.
