¿Quién fue la primera madre?
Alguna vez la escritora Isabel Martín Salinas en su poemario Eva mitocondrial nos regaló un verso en el que dijo «El mundo es una mujer». Y eso puede responder a muchos temas, pero el título de su libro nos da una noción de la idea principal del texto: venimos de una misma madre (la primera madre).
Hay un antepasado femenino que todos compartimos y esto no se trata de un mito, es un hecho que responde a la ciencia. La «Eva mitocondrial» fue una mujer africana que nos vincula a todos y a cada uno. -Pero, ¿por qué- (te preguntarás). Se trata de la genética humana.
La primera madre llevaba consigo una carga genética que poseía las mitocondrias que mucho tiempo después tú y yo heredaríamos. La mitocondría (para decirlo de manera sencilla) es un orgánulo que sirve como productor de energía para las otras células del cuerpo. También tiene otra serie de funciones como regular y programar la muerte celular (cuando las células deben ser desechadas).
Toda esa palabrería es para contarte que lo más probable es que la población mundial tenga un vínculo genético en común, lo que nos convierte -por decirlo así- en una gran familia. Ya decía Jung que «en cierto modo, somos parte de una gran alma única, de un hombre único, inmenso». Y sí, podemos tomar eso como cierto en el entendido de que venimos de la misma madre.
¿Cómo sucede esto? ¿Cómo es posible que tengamos todos una primera madre?
Nosotros heredamos la carga genética de nuestro padre y de nuestra madre, pero -particularmente- en la mujer yace una única célula germinal femenina (que sí va mutando con el tiempo, pero que tiene el mismo origen) y se va transportando de mujer a mujer mientras van transcurriendo los años.
Este cuento, por supuesto, tiene mucha más información y datos curiosos que puedes aprender. Pero a mí me ha parecido bonito contártelo un día como hoy.
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