Armando Mundaraín exalta los sabores venezolanos en MasterChef Hungría
Comunicadora social egresada de la colmena. Caraqueña encerrada en el…
A principios de agosto inició la séptima temporada del concurso de cocina televisado A Konyhafőnök, la versión húngara del popular show MasterChef, donde el venezolano Armando Mundaraín logró clasificar a la competencia con la preparación de un plato bastante criollo. Su éxito se hizo viral en las redes sociales y llenó el corazón de todos los venezolanos de orgullo.
Armando es un joven caraqueño de nacimiento que creció entre Guarenas y Guatire, ambas ciudades satélites aledañas a Caracas. Desde los cuatro años se divertía con su familia, practicaba fútbol con regularidad en Las Rosas Futbol Club. Junto a su padre y sus hermanos crearon en 2003 el Grupo Scout Alianza, cuando él tenía nueve años. En su experiencia siendo niño scout desarrolló lo que él mismo llama como su “primer ensayo” en la cocina; incursionó en el oficio haciendo sus famosas chocopanquecas en los campamentos. Aunque admite que en ese momento no tenía intenciones de dedicarse a la cocina, simplemente lo hacía por diversión.
El joven de 27 años siempre supo qué quería para su futuro, por eso trabajó y ahorró junto a su familia para cumplir sus sueños. En 2011, cuando apenas culminaba sus estudios de bachillerato se inscribió en el programa de intercambio cultural AFS, con la suerte que para ese momento, el único país al que podía viajar era Hungría. Y fue en septiembre de ese mismo año que pisó Budapest, a seis meses de cumplir su mayoría de edad.
Con mucha ilusión y dedicación, se preparó como ciudadano global, siguiendo la premisa de AFC. Afrontó el choque cultural tomando cursos de la organización. Sin embargo, ni el idioma ni las diferentes culturas fueron indicativo para un posible retorno definitivo. Al contrario, Armando se sentía cada vez más emocionado con la idea de conocer la otra parte del globo.
Buscando el éxito
El coqueteo de Armando por el concurso de cocina data de hace algunos años atrás. Incluso, el equipo de producción del programa lo había contactado hace un par de años, pero admite que aunque quería participar, “no lo había podido hacer por la cantidad de compromisos entre trabajo y universidad”. Pues, una vez Armando llega a territorio europeo ocupó el tiempo al máximo: “Cuando me vine, se suponía que solo debía estudiar (…) aproveché mi periodo de pasantías en la universidad y apliqué en un restaurante importante en la ciudad que incluso tiene una estrella Michelin”.
De manera imprevista, Armando logró una especie de acuerdo implícito “ganar/ganar” con este restaurante, en donde él logró su puesto fijo de trabajo y mientras aprendía a cocinar, él les enseñaba inglés al equipo, ya que en su mayoría el grupo estaba integrado por húngaros. Entretanto, estudiaba en la Budapest Business University para obtener su título de pregrado.
“Adicionalmente tuve la fortuna de que mi chef en ese entonces Eszter Palagyi se tomó el tiempo para enseñarme todo lo que pudo dentro de la cocina. Desde entonces tuve la oportunidad de trabajar en varios lugares bien reconocidos”, comenta Armando.
Pero al llegar la pandemia de Covid-19 a Hungría, Armando trabajaba en un bar de la ciudad el cual se vio obligado a cerrar sus puertas a raíz de la crisis mundial que provocó esta enfermedad por coronavirus. Fue entonces cuando, ya culminados sus estudios y con más tiempo para experimentar, surge la idea de cumplir con aquella meta que tenía desde hacía varios años: participar en el concurso A Konyhafőnök. “Este año decidí tomarme el tiempo para hacerlo. Comencé a trabajar con varias recetas entre descanso y descanso porque quería probar mis capacidades dentro del concurso gastronómico bajo la presión de las cámaras y el jurado y bueno creo que la recesión de la pandemia ayudó un poco también”.
Un viaje directo a casa
En su debut en el programa, Armando preparó un asado negro con puré de papas, plátano dulce con clavitos, guasacaca y chips de yuca. “Este plato es como una carta de presentación de quién soy y de dónde vengo. Para mí el asado negro es un viaje directo a mi casa, a esos momentos importantes de encuentro con la familia”, afirma.
“Yo recuerdo a mi mamá preparando todo, incluso a veces tardaba hasta dos días para macerar la carne, luego el sellado con papelón que saca a flote todo ese aroma de especies y se mezcla con el aroma dulce del papelón, para culminar con esas horas interminables de cocción. De manera tal que recrear un plato como este te hace viajar nuevamente en el tiempo, a esos momentos importantes de tu vida, de la familia, son aromas y sabores inconfundibles que no se olvidan nunca”, rememora.
Con su exquisita preparación recibió tres síes correspondientes a los tres integrantes del jurado del show.
Asegura que los sabores nuevos para los húngaros como el del plátano dulce, la guasacaca combinada con los chips de yuca, el jurado reaccionó de manera positiva.
Además de su clasificación, a Armando le regalaron una “tremenda sorpresa”, como él mismo la cataloga. El día de su clasificación al programa, alguien muy especial para él degustó su plato: su madre. “Creo que no importa el resultado del concurso, siento que gané con esta sorpresa. Para mí fue extraordinario poder ver a mi mamá después de casi seis años … Fue realmente asombroso y genial que su comentario sellara mi entrada formal al concurso”.
Todavía el show sigue en transmisión diaria a través de RTL Most. Armando se ha dedicado a compartir en su Twitter clips del programa subtitulados en español. Mientras, sigue cocinando y esforzándose al 100% para ganar el concurso. “Por mi parte haré todo lo que esté a mi alcance para llegar lo más lejos posible, sinceramente hay cocineros excelentes y la competencia se va poniendo más difícil, pero haré todo lo necesario”.
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Comunicadora social egresada de la colmena. Caraqueña encerrada en el valle de Caracas desde el 96, enamorada de sus atardeceres y sus verdes.