Pensar el Decir, la propuesta de Jesús Caviglia en la UCAB
Noctámbula por naturaleza y amante de todas las ramas expresivas…
El Artista Jesús Caviglia emplea la resignificación de los objetos para otorgarles dentro de sus obras una nueva personalidad. En la exposición Pensar el Decir, dentro del Centro Cultural de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), el ensamblaje se hace protagonista para invitarnos a realizar un recorrido a través de varias piezas únicas que comprimen en su interior un montón de historias.
Gran variedad de materiales que han llegado a las manos del artista fragmentados e intervenidos, ahora forman parte de un discurso plástico que emplea la textura y el color, la ironía y el juego con la percepción del que mira para conformar un nuevo universo, en donde cada muro se transforma ahora en la página 3D de un álbum que crece conforme se va alimentando de la energía que surge tras la experiencia estética del visitante.
Jesús Caviglia es un orgulloso Caraqueño nacido en 1955, recibe su orientación plástica en la Escuela de Artes Visuales Cristóbal Rojas y a partir de 1985 comienza su actividad expositiva, habiendo participado en numerosas colectivas, salones y ferias en Venezuela, Colombia, España e Italia. A lo largo de su carrera ha indagado en lenguajes como la pintura, escultura, collage y ensamblaje, trabajando básicamente con materiales y objetos reciclados, fiel a su deseo de brindarle una segunda oportunidad y otorgarles nuevos significados. En 1999 fue distinguido con el Premio Municipal de Artes Visuales, Mención Tridimensional, del Salón de Caracas Juan Lovera. En paralelo a su trabajo plástico, también se ha desempeñado como director creativo en importantes agencias publicitarias venezolanas.
Extracto del Texto de Sala (Humberto Valdivieso / Lorena Rojas Parma)
La lectura es inseparable del cuerpo, eso lo sabemos desde Roland Barthes. La presencia del cuerpo y el ejercicio de la lectura en el ámbito de “un arte sin tabiques”, como lo llamaba John Cage, se lo debemos a las poéticas contemporáneas. Hoy aceptamos que el lector es también un espacio leído, observado, transgredido y seducido por los textos. La razón fue subrayada sin decoro por el escritor cubano Octavio Armand: “El cuerpo no puede estar solo. El alma necesita estar sola, necesita apartarse del cuerpo mismo (…) Pero el cuerpo necesita cuerpo”.
Leer una obra es entregarse y vivir una situación experimental. Ahí, humano y texto no están definidos por la distancia entre ellos sino por el deseo de relación, contagio: subsumirse uno en otro. Lo propio ocurre con la escritura. ¿Acaso un texto no es una energía desplegada hacia algo? ¿No se trata de un decir llevado hacia el cuerpo de otro? ¿No es leer recibir algo ajeno y contaminarse bellamente con ello? Para Armand: “La escritura, como el tatuaje, será un intento de poseer la carne, la piel, adueñándose de eso ajeno, inhóspito, incómodo (…) Literalmente se escribe sobre el cuerpo”.
Jesús Caviglia en esta muestra nos vincula a ese circuito del leer-decir-desear: exponer algo, hablar sobre algo, expresarse, apropiarse del otro. Él reúne, sin domesticarlos, cuerpos literarios, históricos, musicales, plásticos y humanos. En sus piezas, la pintura del Renacimiento, la literatura venezolana, mapas de Caracas, el cáliz religioso y la erótica de la buena mesa son entregados a una lucha a veces desmesurada por apoderarse unos de otros.
En cada obra el objeto es la evidencia exterior de una poética caníbal hecha de textos disímiles. Pero la experiencia es el verdadero soporte de las ideas del artista, aquello donde todo adquiere sentido. En esta exposición decir supone aparecer en la piel de un cuerpo distinto, esto equivale a tocar y contaminarse. Por eso, los objetos y sus memorias hablan de sí mismos de la única forma que es posible: declarando sus carencias y su afán por conquistar lo ajeno. En cada pieza ellos parecieran decir: “estoy aquí, siempre en este cuerpo extraño, incompleto, hecho de otros; solo puedo hablar de mis fragmentos unidos a los fragmentos de aquel a quien poseí”.
El ensamblaje, técnica que hace posible todas estas obras, relaciona el retrato con el diseño del libro, la escritura poética con la estructura de un marco, el volumen de un pincel o una espátula con los tipos móviles, la tridimensionalidad de la silla con la lectura de un mapa y la curvatura de una copa con la letra itálica de un documento antiguo. Pero nada de esto está completo sin nuestro cuerpo invadido de todo lo dicho por esos textos heterogéneos. Las obras al decir miran y poseen, buscan en la experiencia del visitante nuevas palabras, texturas y memorias que contaminar y anexar. Ahí vuelven a existir, sin importar si tuvieron otro origen y si dijeron algo en otra época u otro espacio. Al adosarse a un nuevo cuerpo que es el nuestro repiten sin pudor las palabras de Borges: “Cada quien nace donde puede”.
Queda ya poco tiempo para que puedan disfrutar de este original recorrido al que le invita el artista Jesús Caviglia, en la Sala de exposición Fernando Arellano s.j. Ubicada en el Nivel Auditorios, Sótano, Centro Cultural UCAB. Para mayor información: https://centrocultural.ucab.edu.ve/
¿Cuál es tu reacción?
Noctámbula por naturaleza y amante de todas las ramas expresivas del arte ando en la búsqueda de nuestros grandes tesoros patrimoniales. Caracas está siempre lista para enseñar y sorprender a través de increíbles historias y mágicos rincones. Quiero ser parte de los que estén allí como testigo para luego poder compartir esas historias, mientras nos convertimos todos en sus protagonistas.