Caracas verde: La Estancia, del café a jardín urbano
Caracas verde es la ciudad que vemos todos los días, pero que ignoramos. En esta se encuentran los árboles que nos dan refugio del sol, las aves que nos cantan al despertar y las flores que pintan nuestro día. Así como los lugares donde hacemos un picnic o nos vamos a desconectar del tráfico y la monotonía de la capital.
Cada día aquella ciudad verde pierde espacios, por lo tanto es necesario que se protejan los que quedan y se creen más, por lo cual la mejor manera de comenzar a hacerlo es conociéndolos. Conociendo aquellos lugares, su historia y comprendiendo la importancia que tiene en nuestras vidas es la manera de preservar nuestra Caracas verde.
Sin duda el centro de arte La Estancia es pieza fundamental de nuestra Caracas verde, así como punto cultural obligatorio para muchos caraqueños. Entre sus espacios se encuentra la antigua casona de la hacienda La Floresta, convertida hoy en centro cultural, además de 30.000 mts de áreas verdes, entre otros espacios que le dan vida al lugar.
Tras este centro está una nutrida historia que comienza con olor a café. El escenario nos remonta a un lugar que ni siquiera era Caracas en ese momento, al contrario estaba muy alejada de la capital; este lugar era la hacienda La Floresta, fundada alrededor del año 1783 por Don Bartolomé Blandín. La historia que nos cuenta Arístides Rojas es que en ella se empezó a cultivar comercialmente el café, anteriormente sólo se plantaban los cafetos con motivos ornamentales, pero esto cambió cuando el padre Mohedano concibió establecer formalmente el cultivo de café hasta 1944.
En 1988 es comprada por PDV para hacer difusión sobre diversas disciplinas modernas como la fotografía, el diseño gráfico y el diseño industrial. Por lo cual se comienza un arduo proceso de restauración que involucro ingenieros, arquitectos y restauradores. Todos los trabajos estuvieron bajo el mando del arquitecto Ramón Paolini, y finalmente se recuperaron las áreas verdes del terreno que hoy es la joya de la corona.
En el terreno de 30.000 metros cuadrados encontramos una inmensa variedad botánica (120 especies aprox.) y ornitológica. Al entrar podemos encontrar árboles en las muros laterales del recinto que crean una barrera vegetal, entre estos podemos ver apamates, caobos, cedros, robles y acacias. Así mismo dentro del jardín central con su galante figura se encuentra un samán centenario, junto a él araguaneyes y otras especies antes mencionadas.
Las palmas también son protagonistas del paisajismo del jardín. Desde los majestuosos chaguaramos hasta las palmas datileras, como también la palma del viajero deleita a la vista de los visitantes con su altura. Por otro lado uno de los atractivos más llamativos para los visitantes es la gran área de grama que se encuentra al oeste del centro, totalmente libre para sentarse a leer o charlar un rato con los amigos. Pero quien recibe a todo aquel que entre al centro de arte la estancia son las siempre leales flores; Lirios, Calas, cayenas, aves del paraíso y camarones son una de las muchas que hay en los espacios, sin mencionar a las hermosas Orquídeas y Bromelias que se esconden en árboles y troncos secos.
Las aves también son visitantes fijos en La Estancia, estas hacen de las copas de los arboles su hogar, además de cubrirse del sol como nosotros. Entre la variedad que hace vida está el Cristofué, las paraulatas y los periquitos. Si andas de suerte también podrás ver algún tucusito. Pero el ave que mejor sabe combinar con los espacios del jardín es el pavorreal que se pasea presuntuosamente frente a los visitantes.
Toda la variedad botánica y la historia del lugar lo hace un lugar perfecto para reencontrarte con una ciudad más amable, tranquila y mucho más verde. Así mismo si vas a visitar el centro es importante seguir las normas internas para pasar un rato agradable y, por supuesto, cuidar de los espacios que nos ofrece para vivir en una Caracas más verde.