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Sólo dos sílabas, celebrando el día de las madres

Sólo dos sílabas, celebrando el día de las madres

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No todas llegamos al mundo con la misma misión, no todas estamos dotadas de la paciencia y la constancia que requiere la crianza, dar a luz es sin duda la tarea más sacrificada que una mujer puede llevar a cabo, sacrificio que se ve recompensado en el orgullo que poco a poco genera la acción de ver crecer a un nuevo ser humano lleno de sueños y esperanzas.

La gran mayoría de nosotros pronunció estas dos sílabas como su primera experiencia con el lenguaje, no importa el idioma, todos sentimos lo mismo al pronunciarlas, y no importa que tan crecidos estemos, nuestra Madre es y será por siempre esa sonrisa que hace eco en el corazón, en lo más profundo de cada uno de nosotros atesoramos sus recuerdos, sus enseñanzas y la citamos para presumir de inteligentes, damos gracias a Dios por cada una de ellas.

Ser madre implica dar de tu vida cada día a los demás, un acto que debemos apreciar siempre, hagamos que se sientan orgullosas de nosotros, que vean cómo hacemos todo lo bueno que nos enseñaron, y que podemos ser cada día mejores.

Y ser madre va más allá para cada una de nosotras, porque incluso sin dar a luz a veces la vida nos hace cubrir la figura materna, criamos a nuestros hermanos menores, primos, sobrinos, más tarde a nuestros padres y a veces a personas que aun teniendo otros apellidos se transforman en parte de nuestras familias.

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Igual de hermoso es el acto de la adopción, donde ser madre se asume como una enorme misión de guiar por el mundo a un niño que de otra familia llegó, pero que ahora es nuestra responsabilidad criar y amar toda la vida, mientras los caminos se juntan en un mismo destino.

Seamos pues agradecidos con la vida por cada ángel que nos envió, y seamos en su nombre replica de amor y tolerancia, aquellos que no tuvieron la oportunidad de conocerla hagan un homenaje de acciones en su nombre, porque esté donde esté, ellas siempre nos ven, todo lo saben, nos conocen y cuando llega ese difícil momento en que nos toca continuar el camino sin ellas sentiremos que siguen allí, nos bendicen y nos cuidan. Más adelante nos volveremos a reunir, porque ese vínculo es irrompible, ni el tiempo lo puede borrar, no existe odio ni olvido cuando decimos: mamá.

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