Himnos que erizan la piel

Nuestros himnos son nuestra representación, están llenos de historia y sentires que transcienden el tiempo y las fronteras.

¿Recuerdan cuando estábamos en la escuela y nos tocaba cantarlos? En ese momento no teníamos la conciencia de lo que representaban para un ciudadano, se podría decir que hasta nos aburría entonar sus letras.

Y a pesar de esto, sin darnos cuenta los aprendimos al pie de la letra, es como si ya circulara por nuestra sangre volviéndose sus letras partes de nuestros cuerpos.

Marzo: El mes de sus autores

En marzo nacieron dos personajes venezolanos que nos regalaron parte de nuestra identidad como venezolanos.

El 10 de marzo de 1780 nació Juan José Landaeta, autor de la música de nuestro Himno Nacional “Gloria al Bravo Pueblo”.

Fue en 1810 que este caraqueño, músico, compositor, instrumentista y director de orquesta presentó esta obra, sin pensar que en 1881 se convertiría en el Himno Nacional de Venezuela decretado por el presidente Antonio Guzmán Blanco.

Por otra parte, el 14 de marzo de 1870 nace Pedro Elías Gutiérrez el compositor de la música del “Alma Llanera” que es como nuestro segundo himno nacional.

Este notable músico y compositor venezolano nació en La Guaira y junto a Rafael Bolívar Coronado crearon el joropo que se transformó en uno de los himnos que más nos eriza la piel.

El “Alma Llanera” fue estrenada en el Teatro Caracas el 19 de septiembre de 1914. Esta pieza es una de las más importantes y emblemáticas de la música venezolana.

Donde sea que escuchemos estos dos himnos nuestro corazón se acelera, se infla o se arruga, sobre todo cuando estamos fuera de nuestro país.

Ellos forman parte de nuestro patriotismo y sentido de pertenencia, cosas que valoramos al crecer.

Estos músicos y sus obras principales nos siguen calando a pesar del tiempo.