Las artes integradas del CNASPM
Noctámbula por naturaleza y amante de todas las ramas expresivas…
Un edificio diseñado para el desarrollo de la sociedad, a través de la alimentación del alma y el espíritu no podría estar completo sin la presencia de las artes plásticas, afortunadamente para el deleite de todos nosotros el maestro Abreu lo tenía todo muy bien planeado para que en esta construcción que fue su sueño ahora podamos soñar todos los que tengamos la dicha de ingresar, de preferencia más de una vez.
Los más dichosos son los estudiantes y trabajadores del Centro Nacional de Acción Social por la Música, ya que sin duda alguna, convivir prolongadamente dentro de esta magnífica estructura debe de ocasionar un gran bienestar general en sus ocupantes.
Nuestros grandes maestros del cinetismo lograron proyectar dentro de la construcción magníficas obras, las cuales se encuentran acopladas en perfecta fusión con la arquitectura. Carlos Cruz Díez con su talento único para el manejo cromático nos hace dudar sobre cuantos colores estamos realmente observando, mientras que Jesús Soto hace que llueva por dentro para empaparnos de un arte que rompió con todos los paradigmas, un arte que fue creado para la contemplación, Soto logró capturar el tiempo en sus piezas y estás a su vez capturan al observador que queda cautivado, en este caso, bajo una interacción de origen cenital.
¿MIRAR HACIA ARRIBA o HACIA ABAJO?
“La obra de los músicos” así se refería Soto a su obra, a la cual lamentablemente no logró colocar su título oficial, “Gran virtual amarillo” es hoy su nombre técnico. Su genialidad quedó aquí plasmada en una monumental pieza que nos da la bienvenida al centro muchos metros antes de llegar a sus puertas y como era justo y necesario nos hace penetrar en el edificio MIRANDO HACIA ARRIBA. Una lluvia amarilla y blanca que no moja nos hace buscar varias perspectivas, y si ponemos atención escucharemos la suave música que se produce cuando la brisa hace lo suyo.
La obra de Soto, una pieza única, representada en un ovoide amarillo contenido dentro del móvil, nos acompaña durante el recorrido desde la entrada y hacia los pisos superiores, el maestro logró desarrollar la lentitud perceptiva, el espectador no lo puede captar todo de una sola vez, debe entregarse a la contemplación, así como en una pieza musical, debemos saber escuchar ahora con el resto de nuestros sentidos en repetidas ocasiones.
Para nada es una casualidad la presencia del arte de Soto en el CNASPM, es bien conocido el amor del maestro por la música y fue gracias al estudio de la misma que pudo desarrollar sistemas seriales de origen matemático que conformarían más tarde la base de su obra experimental del arte abstracto durante los años 50. Durante su trabajo en el taller escuchaba a Bach y músicos barrocos. De la música surgió la inspiración para Soto, al contemplarla me parece que son gotas de pintura cayendo en simultáneo al ritmo de un tiempo en pausa, dando la sensación de chorros continuos que conforman tubos de colores que pueden ser atravesados. Mágico y divertido.
“Inducción cromática a doble frecuencia” es el nombre de la obra del maestro Cruz Diez, el color aditivo va marcando nuestros pasos a medida que avanzamos, cada uno tiene su propia experiencia, cada uno percibe un nuevo color. El camino hacia las salas no podía ser más rítmico, prácticamente se debe luchar con el deseo de bailar mientras pisamos los que algunos niños perciben como las teclas de un enorme piano.
“Inducción cromática para sentarse a oír música” es el simpático nombre que Cruz-Diez otorgó al delicado trabajo que se llevó a cabo en la intervención de las butacas de algunas de las Salas de Conciertos, su obra se desarrolló partiendo de 5 colores de base que se van permutando en 10 combinaciones distintas, color en movimiento nos acompañan para el deleite de todos nuestros sentidos. Son en total 880 butacas en la Sala Simón Bolívar y 338 en la Sala Fedora Alemán.
“Notre Dame en Caracas” en el piso 1 una gran sorpresa espera para el deleite de todos, se trata de un conjunto de tres campanas fundidas por la empresa holandesa Royal Eijsbout y son el producto de una donación hecha al sistema por la fundación HILTI. Las campanas se encuentran afinadas de la siguiente manera: la mayor es Sol con un peso de 648 kilos, la mediana es Do y pesa 473 kilos, mientras que la menor corresponde a la nota Mi bemol con 260 kilos.
La mayor y la mediana se utilizan en Sinfonía Fantástica del compositor Héctor Berlioz y replican el sonido de la Catedral de Notre Dame, mientras que la pequeña es empleada para la obra de Maurice Ravel “Cuadros de una exposición”.
Todo el edificio en sí es una gran obra de arte, pero como podrán ver alberga dentro de él grandes tesoros únicos que nos llenan de orgullo y admiración ante la grandeza visionaria de sus maestros creadores, artistas venezolanos que ponen de manifiesto el enorme talento que alberga nuestra hermosa nación.
¿Te animas a experimentar todo esto in situ? Llégate hasta la estación del metro de Colegio de Ingenieros, camina un poco a mano derecha y justo en la acera de enfrente todos los domingos te espera de forma gratuita un concierto maravilloso, no te lo pierdas.
¿Cuál es tu reacción?
Noctámbula por naturaleza y amante de todas las ramas expresivas del arte ando en la búsqueda de nuestros grandes tesoros patrimoniales. Caracas está siempre lista para enseñar y sorprender a través de increíbles historias y mágicos rincones. Quiero ser parte de los que estén allí como testigo para luego poder compartir esas historias, mientras nos convertimos todos en sus protagonistas.