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Juan Vicente González, un escritor tremendo

Juan Vicente González, un escritor tremendo

Juan Vicente

Fue el mejor prosista romántico venezolano de su tiempo. Hombre polémico y apasionado, encarnó mejor que nadie los conflictos y contradicciones políticas y sociales de los primeros años de la Venezuela republicana. Tomó partido por unos y otros con gran virulencia, se contradijo no pocas veces y sufrió las consecuencias de ello. Su nombre fue Juan Vicente González.

Inicios

González nació el 28 de mayo de 1810 en Caracas, ciudad de la que nunca saldría. Fue un niño expósito, es decir, abandonado por sus padres biológicos y entregado a la caridad pública. La crianza del futuro escritor corrió a cargo de Francisco González Delgado, de quien tomó su apellido.

En 1827, con apenas diecisiete años, González fue testigo de la última visita de Simón Bolívar a Caracas. Aquel suceso lo marcó para siempre y lo convirtió en un bolivariano convencido. Tres años más tarde, en 1830, se licenció en filosofía en la Universidad de Caracas (actual UCV), institución en la que también impartió clases.

Juan Vicente González
Retrato de Juan Vicente González

A lo largo de las siguientes décadas, Juan Vicente González destacó en diversas áreas de la cultura y el saber, pues se desempeñó como educador, historiador, gramático, parlamentario, traductor, ensayista, crítico literario y periodista. Llegó a fundar y dirigir varios periódicos y revistas literarias, a menudo de corta duración y con él como único redactor, impresor y distribuidor.

Su gran voracidad lectora le ganó el cómico apodo de “Tragalibros”. Su excéntrica apariencia también era objeto de atención. Así lo retrata Arturo Uslar Pietri: “Aquel hombre corpulento y desgarbado, todo hacia arriba, delgado de piernas y abultado de espaldas, ancho de cuello y de cabeza, que parece una grulla (…). El traje es viejo y descuidado, grandes lamparones lo manchan; la camisa no es limpia, y por los desgarrados bolsillos asoman periódicos, papeles, cortaplumas y pedazos de pan a medio comer”.

Juan Vicente González
Juan Vicente González

González simpatizó inicialmente con el liberalismo. Participó en la fundación del Partido Liberal en 1840 y escribió para el diario “El Venezolano”, órgano oficial de dicha tolda, dirigido por Antonio Leocadio Guzmán, padre del futuro presidente Antonio Guzmán Blanco. Pero cuando su discurso liberal se radicalizó y adquirió tintes populistas y demagógicos, nuestro escritor empezó a tomar distancia.

Antonio Leocadio Guzmán
Antonio Leocadio Guzmán

Las simpatías iniciales desembocaron en ruptura y odio, pues Juan Vicente González abrazó un fuerte conservadurismo teñido de devoto catolicismo y se dedicó a atacar a Guzmán con saña a través de sus artículos y editoriales. Asimismo, cuando el caudillo liberal fue acusado en 1846 de promover disturbios antigubernamentales, el propio González, en su rol de jefe civil de Caracas, se encargó de apresarlo y encarcelarlo.

El «Asesinato del Congreso»

La situación cambió drásticamente para González a comienzos de 1848, cuando aumentaron las tensiones entre el presidente José Tadeo Monagas y el Partido Conservador, responsable de su ascenso al poder, a causa del paulatino acercamiento de Monagas a los liberales y a Guzmán, a quien incluso invitó a formar parte de su gobierno.

José Tadeo Monagas
José Tadeo Monagas

La situación llegó a su máximo punto crítico el 24 de enero, cuando el congreso, de mayoría conservadora, sesionó para destituir al mandatario. Juan Vicente González integraba dicho cuerpo como diputado por Caracas.

Instigada por varios rumores sobre lo que ocurría en el congreso, una violenta turba armada afín a Monagas irrumpió en el recinto. Durante la trifulca que siguió hubo varios muertos y heridos. El mismo González también estuvo a punto de ser asesinado, pero uno de los responsables del tumulto lo reconoció y exclamó: “A Tragalibros no (le hagan nada) que ese es el que me enseña a los muchachos”.

Santos Michelena, diputado fallecido durante los hechos de 1848

El alboroto cesó cuando el propio Monagas se presentó a imponer orden. A continuación convocó a los diputados a retornar a sus labores al día siguiente. Varios se negaron, pero González, quizás temeroso de posibles represalias, dejó de lado su postura antimonaguista, acudió al congreso. Con suficientes parlamentarios reunidos para formar quórum, el escritor redactó el acta de sesión, en la que simplemente se refirió al tumulto de la víspera como “el incidente de ayer” y declaró restablecido el hilo constitucional.

En la práctica, el parlamento perdió su autonomía y se convirtió en un mero apéndice del ejecutivo. Y González fue tachado de “cobarde” por su actitud sumisa frente a Monagas. En todo caso, tras el “Asesinato de Congreso” (nombre con el que se conoce este hecho en la historia venezolana), el escritor se retiró de la vida pública durante los siguientes diez años, período en el que los hermanos Monagas (José Tadeo y José Gregorio) detentaron las riendas del país.

Juan Vicente González
Juan Vicente González

Aquellos años fueron, sin embargo, muy prolíficos para el González escritor y educador. En 1849 fundó el colegio “El Salvador del Mundo”, en el que se formaron escritores de la talla de Eduardo Blanco, autor del clásico “Venezuela heroica”.

Eduardo Blanco
Eduardo Blanco

Asimismo, escribió numerosos ensayos de literatura y gramática y planificó una obra monumental titulada “Páginas de la historia de Colombia y Venezuela o vida de sus hombres ilustres”, que estaría dividida en tres partes (colonia, independencia y período 1830-45) y se centraría en las vidas de ciudadanos ilustres representativos de cada período histórico.

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Por desgracia, González nunca concluyó el proyecto y solo alcanzó a escribir las biografías de Martín Tovar, los sacerdotes y educadores José Manuel Alegría y José Cecilio Ávila y el prócer independentista José Félix Ribas. Esta última ha sido considerada la mejor obra de su autor, pues su prosa apasionada, lírica y repleta de símiles clásicos trasciende la mera vida del personaje para analizar “la sensibilidad y pensamientos de toda una sociedad en los primeros días de la guerra: 1810-1814”, según explica Mariano Picón Salas. Los interesados en leerla pueden hacerlo en este enlace.

José Félix Ribas
José Félix Ribas

Regreso a la vida pública y muerte

La caída de José Tadeo Monagas en 1858 supuso el regreso de Juan Vicente González a la vida pública y el periodismo. Un año más tarde estalló la Guerra Federal, que enfrentó a conservadores y liberales-federalistas. González criticó fuertemente al líder de estos últimos, Juan Crisóstomo Falcón, desde las páginas de su periódico “El Heraldo”.

Pero cuando nuestro escritor también se atrevió a enfilar sus baterías contra el héroe independista José Antonio Páez (con quien compartía afinidades ideológicas) cuando éste se convirtió en dictador en 1861, el septuagenario caudillo llanero lo hizo encarcelar en las bóvedas de La Guaira y La Rotunda de Caracas. Durante su encierro, González redactó un manual de historia universal “sin un libro, sin rectificar con nadie el dato, confiando a la memoria poderosa la fecha, la narración del suceso”, refiere Picón Salas.

José Antonio Páez
José Antonio Páez

La Guerra Federal concluyó en 1863 con el federalista y la renuncia y exilio de Páez. El líder victorioso y nuevo presidente del país, Juan Crisóstomo Falcón, indultó a González e incluso le compró su biblioteca para aliviar su precaria situación económica. Conmovido por este gesto de su antiguo adversario, el escritor se dedicó desde entonces a defender su gestión.

Juan Crisóstomo Falcón

La última iniciativa cultural de Juan Vicente González fue “La Revista Literaria”, en la que publicó varias de sus “Mesenianas”, breves elegías líricas en prosa escritas a raíz de la muerte de algún personaje ilustre. La más famosa es la que dedicó al escritor, diplomático e intelectual Fermín Toro, fallecido en 1865 y al que considera “el último venezolano”.

Fermín Toro

Pobre y enfermo de arterioesclerosis agravada por una gangrena, Juan Vicente González murió en Caracas el 1 de octubre de 1866 a la edad de 56 años. Fue sepultado en el cementerio “Los Hijos de Dios”, ubicado en la parroquia La Pastora y demolido en la década de 1950 para dar lugar a la actual urbanización del mismo nombre.

Juan Vicente González fue una de las personalidades más fascinantes y polémicas del siglo XIX. Destacó como escritor, educador y periodista.
Antigua fotografía del cementerio «Hijos de Dios»
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